Compartir
Datos principales
Desarrollo
Capítulo segundo Del segundo signo, llamado ce océlutl, y de la mala fortuna que tenían los que en él nacían, ansí hombres como mugeres, si con su buena diligencia no se remediavan. Los que en este signo nacían por la mayor parte eran esclavos El segundo carácter se llama océlutl, que quiere dezir "tigre", el cual reinava por otros treze días. Dezían que era signo mal afortunado en todos los treze días que governava. Este océlutl tenía la primera casa o día; la segunda tenía cuauhtli, que quiere dezir "águila"; la tercera tenía cozcácuauh, que quiere dezir otro pajarote que así se llama; la cuarta tenía olin, que quiere dezir "movimiento"; la quinta tenía técpatl, que quiere dezir "pedernal"; la sexta tenía quiáuitl, que quiere dezir "lluvia"; la séptima tenía xúchitl, que quiere dezir "flor"; la octava tenía cipactli, que quiere dezir "espadarte"; la novena tenía ehécatl, que quiere dezir "viento"; la décima tenía calli, que quiere dezir "casa"; la undécima tenía cuetzpali, que quiere dezir "lagartija"; la duodécima tenla cóatl, que quiere dezir "culebra"; la tredécima tenía miquiztli, que quiere dezir "muerte". Cualquiera que nacía, ahora fuesse noble, ahora fuesse plebeyo, en alguna de las dichas casas, dezían que havía de ser cativo en la guerra y en todas sus cosas havía de ser desdichado y vicioso, y muy dado a las mugeres; y aunque fuesse ya hombre valiente, al fin, vendíase él mismo por esclavo; y esto hazía porque era nacido en tal signo.
Más dezían, que aunque fuesse nacido en tal signo mal afortunado, remediávase por la destreza y diligencia que hazía por no dormir mucho y hazer penitencia de ayunar y punçarse, sacando la sangre de su cuerpo y barriendo la casa donde se criava y poniendo lumbre; y si en despertando luego iva a buscar la vida, acordándose de lo que adelante havía de gastar si enfermasse, o con que sustentasse a sus hijos; y si fuesse cauto en las mercaderías que tratasse. Y también remediávase, si era obediente y entendido, y si sufría los castigos o injurias que le hazían sin tomar vengança de ellas. Lo mismo dezían de la muger que nacía en este signo, que sería mal afortunada. Si era hija de principal, sería adúltera y moriría estruxada la cabeça entre dos piedras, y biviría muy necesitada y trabajosa en estremada pobreza, y no sería bien casada, porque dezían que nació en signo mal afortunado que se llama océlutl. La cuarta casa de este signo se llama olin. Dezían que era signo del sol, y le tenían en mucho los señores, porque le tenían por su signo. Y le matavan codornizes y poníanle lumbre y encienso delante de la estatua del sol, y le vestían un plumaje que se llama cueçaltonaméyutl, y al mediodía matavan captivos. Y el que nacía en este día era indiferente su ventura, o buena o mala. Si era varón, sería hombre valiente y captivaría los enemigos o moriría en la guerra, porque dezían que en tal signo nació. Y todos hazían penitencia, chicos, hombres y mugeres, y cortavan las orejas y sacavan la sangre a honra del sol; dezían que con esto se creava el sol.
La séptima casa de este signo se llama xúchitl. Dezían que era indiferente, bien afortunado y mal afortunado; especialmente que los pintores honravan este signo que se llama xúchitl y le hazían una estatua y le davan ofrendas. Y también las mugeres labranderas honravan este signo, y ayunavan antes ochenta o cuarenta o veinte días que llegassen a la fiesta de este signo xúchitl, por razón que le pedían que les diesse y favoreciesse en sus labores de bien pintar, y a las mugeres de bien labrar y bien texer; y ponían lumbre y encienso, y matavan codornizes delante de la estatua. Y en passando el ayuno, todos se bañavan para celebrar la fiesta del dicho signo chicome xúchitl; y dezían que este signo era también mal afortunado, que cualquiera muger labrandera que quebrantava el ayuno le acaecía y merecía que fuesse mala muger pública. Y más, dezían que las mugeres labranderas eran casi todas malas de su cuerpo, por razón que hovieron en el origen del labrar de la diosa Xuchiquétzal, la cual les engañava; y esta diosa también les dava sarnas y bubas incurables y otras enfermedades contagiosas. Y la que hazía penitencia a que era obligada merecía ser muger de buena fama y honra, y sería bien casada. Y más, dezían que cualquiera que nacía en el dicho signo xúchitl sería hábil para todas las artes mecánicas, si fuesse diligente y bien criado; y si no fuesse bien criado y entendido tampoco no merecía buena fortuna, sino malas venturas y deshonras. La novena casa de este signo hécatl es mal afortunada, que cualquiera que nacía en aquel día era mal afortunado, porque su vida sería como viento que lleva consigo todo cuanto puede; quiere ser algo y siempre es menos, y quiere medrar y siempre desmedra, y tienta de tomar oficio y nunca sale con nada. Aunque sea hombre valiente o soldado no hay quien se acuerde de él; todos le menosprecian, y ninguna cosa que intenta tiene buen suceso; con ninguna cosa sale.
Más dezían, que aunque fuesse nacido en tal signo mal afortunado, remediávase por la destreza y diligencia que hazía por no dormir mucho y hazer penitencia de ayunar y punçarse, sacando la sangre de su cuerpo y barriendo la casa donde se criava y poniendo lumbre; y si en despertando luego iva a buscar la vida, acordándose de lo que adelante havía de gastar si enfermasse, o con que sustentasse a sus hijos; y si fuesse cauto en las mercaderías que tratasse. Y también remediávase, si era obediente y entendido, y si sufría los castigos o injurias que le hazían sin tomar vengança de ellas. Lo mismo dezían de la muger que nacía en este signo, que sería mal afortunada. Si era hija de principal, sería adúltera y moriría estruxada la cabeça entre dos piedras, y biviría muy necesitada y trabajosa en estremada pobreza, y no sería bien casada, porque dezían que nació en signo mal afortunado que se llama océlutl. La cuarta casa de este signo se llama olin. Dezían que era signo del sol, y le tenían en mucho los señores, porque le tenían por su signo. Y le matavan codornizes y poníanle lumbre y encienso delante de la estatua del sol, y le vestían un plumaje que se llama cueçaltonaméyutl, y al mediodía matavan captivos. Y el que nacía en este día era indiferente su ventura, o buena o mala. Si era varón, sería hombre valiente y captivaría los enemigos o moriría en la guerra, porque dezían que en tal signo nació. Y todos hazían penitencia, chicos, hombres y mugeres, y cortavan las orejas y sacavan la sangre a honra del sol; dezían que con esto se creava el sol.
La séptima casa de este signo se llama xúchitl. Dezían que era indiferente, bien afortunado y mal afortunado; especialmente que los pintores honravan este signo que se llama xúchitl y le hazían una estatua y le davan ofrendas. Y también las mugeres labranderas honravan este signo, y ayunavan antes ochenta o cuarenta o veinte días que llegassen a la fiesta de este signo xúchitl, por razón que le pedían que les diesse y favoreciesse en sus labores de bien pintar, y a las mugeres de bien labrar y bien texer; y ponían lumbre y encienso, y matavan codornizes delante de la estatua. Y en passando el ayuno, todos se bañavan para celebrar la fiesta del dicho signo chicome xúchitl; y dezían que este signo era también mal afortunado, que cualquiera muger labrandera que quebrantava el ayuno le acaecía y merecía que fuesse mala muger pública. Y más, dezían que las mugeres labranderas eran casi todas malas de su cuerpo, por razón que hovieron en el origen del labrar de la diosa Xuchiquétzal, la cual les engañava; y esta diosa también les dava sarnas y bubas incurables y otras enfermedades contagiosas. Y la que hazía penitencia a que era obligada merecía ser muger de buena fama y honra, y sería bien casada. Y más, dezían que cualquiera que nacía en el dicho signo xúchitl sería hábil para todas las artes mecánicas, si fuesse diligente y bien criado; y si no fuesse bien criado y entendido tampoco no merecía buena fortuna, sino malas venturas y deshonras. La novena casa de este signo hécatl es mal afortunada, que cualquiera que nacía en aquel día era mal afortunado, porque su vida sería como viento que lleva consigo todo cuanto puede; quiere ser algo y siempre es menos, y quiere medrar y siempre desmedra, y tienta de tomar oficio y nunca sale con nada. Aunque sea hombre valiente o soldado no hay quien se acuerde de él; todos le menosprecian, y ninguna cosa que intenta tiene buen suceso; con ninguna cosa sale.