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Datos principales
Desarrollo
En que se trata de cómo los ingas mandaban que estuviesen los aposentos bien proveídos, y cómo así lo estaban para la gente de guerra Desta provincia de Guamachuco, por el real camino de los ingas se va hasta llegar a la provincia de los Conchucos, que está de Guamachuco dos jornadas pequeñas, y en el comedio dellas había aposentos y depósitos, para cuando los reyes caminaban poderse alojar. Porque fue costumbre suya, cuando andaban por alguna parte deste gran reino, ir con gran majestad y servirse con gran aparato, a su usanza y costumbre; porque afirman que, si no era cuando convenía a su servicio, no andaban más de cuatro leguas cada día. Y para que hubiese recaudo bastante para su gente, había en el término de cuatro a cuatro leguas aposentos y depósitos con grande abundancia de todas las cosas que en estas partes se podía haber; y aunque fuese despoblado y desierto, había de haber estos aposentos y depósitos; y los delegados o mayordomos que residían en las cabeceras de las provincias tenían especial cuidado de mandar a los naturales que tuviesen muy buen recaudo en estos tambos o aposentos; y para que los unos no diesen más que los otros y todos contribuyesen con su tributo, tenían cuenta por una manera de ñudos, que llaman quipo, por lo cual, pasado el campo se entendían y no había ningún fraude. Y cierto, aunque a nosotros nos parece ciega y obscura, es una gentil manera de cuenta, la cual yo diré en la segunda parte. De manera que aunque de Guamachuco a los Conchucos hubiera dos jornadas, en dos partes estaban hechos destos aposentos y depósitos dichos.
Y el camino por todas estas partes lo tenían siempre muy limpio; y si algunas sierras eran fragosas, se desechaban por las laderas, haciendo grandes descensos y escaleras enlosadas, y tan fuertes, que viven y vivirán en su ser muchas edades. En los Conchucos no dejaba de haber aposentos y otras cosas, como en los pueblos que se han pasado, y los naturales son de mediano cuerpo. Andan vestidos ellos y sus mujeres, y traen sus cordones o señales por las cabezas. Afirman que los indios desta provicia fueron belicosos y los ingas se vieron en trabajo para sojuzgarlos, puesto que algunos de los ingas siempre procuraron atraer a sí las gentes por buenas obras que les hacían y palabras de amistad. Españoles han muerto algunos destos indios en diversas veces; tanto, que el marqués don Francisco Pizarro envió al capitán Francisco de Chaves con algunos cristianos, y hicieron la guerra muy temerosa y espantable, porque algunos españoles dicen que se quemaron y empalaron número grande de indios. Y a la verdad, en aquellos tiempos, o poco antes, sucedió el alzamiento general de las más provincias, y mataron también los indios en el término que hay del Cuzco a Quito más de setecientos cristianos españoles, a los cuales daban muertes muy crueles a los que podían tomar vivos y llevarlos entre ellos. Dios nos libre del furor de los indios, que cierto es de temer cuando pueden efectuar su deseo; aunque ellos decían que peleaban por su libertad y por eximirse del tratamiento tan áspero que se les hacía, y los españoles, por quedar por señores de su tierra y dellos.
En esta provincia de los Conchucos ha habido siempre mineros ricos de metales de oro y plata. Adelante della cantidad de diez y seis leguas está la provincia de Piscobamba, en la cual había un tambo o aposento para señores, de piedra, algo ancho y muy largo. Andan vestidos como los demás estos indios naturales de Piscobamba, y traen por las cabezas puestas unas pequeñas maderas de lana colorada. En costumbres parecen a los comarcanos, y tiénense por entendidos y muy domésticos y bien inclinados y amigos de cristianos; y la tierra donde tienen los pueblos es muy fértil y abundante, y hay muchas frutas y mantenimientos, de los que todos tienen y siembran. Más adelante está la provincia de Guaraz, que está de Piscobamba ocho leguas en sierras bien ásperas, y es de ver el real camino cuán bien hecho y desechado va por ellos, y cuán ancho y llano por las laderas y por las sierras socavadas algunas partes la peña viva para hacer sus descansos y escaleras. También tienen estos indios medianos cuerpos, y son grandes trabajadores y eran dados a sacar plata, y en tiempo pasado tributaban con ella a los reyes ingas. Entre los aposentos antiguos se ve una fortaleza grande o antigualla, que es una a manera de cuadra, que tenía de largo ciento y cuarenta pasos y de ancho mayor, y por muchas partes della están figurados rostros y talles humanos, todo primísimamente obrado; y dicen algunos indios que los ingas, en señal de triunfo por haber vencido cierta batalla, mandaron hacer aquella memoria, y por tenerla para fuerza de sus aliados.
Otros cuentan, y lo tienen por más cierto, que no es esto, sino que antiguamente, muchos tiempos antes que los ingas reinasen, hubo en aquellas partes hombres a manera de gigantes, tan crecidos como lo mostraban las figuras que estaban esculpidas en las piedras, y que con el tiempo y con la guerra grande que tuvieron con los que agora son señores de aquellos campos se disminuyeron y perdieron, sin haber quedado dellos otra memoria que las piedras y cimiento que he contado. Adelante desta provincia está la de Pincos, cerca de donde pasa un río, en el cual están padrones para poner la puente que hacen para pasar de una parte a otra. Son los naturales de aquí buenos cuerpos, y que para ser indios tienen gentil presencia. Adelante está el grande y suntuoso aposento de Guanuco cabecera principal de todos los que se han pasado a Caxamalca a él, y de otros muchos, como se contó en los capítulos de atrás, al tiempo que escrebí la fundación de la ciudad de León de Guanuco.
Y el camino por todas estas partes lo tenían siempre muy limpio; y si algunas sierras eran fragosas, se desechaban por las laderas, haciendo grandes descensos y escaleras enlosadas, y tan fuertes, que viven y vivirán en su ser muchas edades. En los Conchucos no dejaba de haber aposentos y otras cosas, como en los pueblos que se han pasado, y los naturales son de mediano cuerpo. Andan vestidos ellos y sus mujeres, y traen sus cordones o señales por las cabezas. Afirman que los indios desta provicia fueron belicosos y los ingas se vieron en trabajo para sojuzgarlos, puesto que algunos de los ingas siempre procuraron atraer a sí las gentes por buenas obras que les hacían y palabras de amistad. Españoles han muerto algunos destos indios en diversas veces; tanto, que el marqués don Francisco Pizarro envió al capitán Francisco de Chaves con algunos cristianos, y hicieron la guerra muy temerosa y espantable, porque algunos españoles dicen que se quemaron y empalaron número grande de indios. Y a la verdad, en aquellos tiempos, o poco antes, sucedió el alzamiento general de las más provincias, y mataron también los indios en el término que hay del Cuzco a Quito más de setecientos cristianos españoles, a los cuales daban muertes muy crueles a los que podían tomar vivos y llevarlos entre ellos. Dios nos libre del furor de los indios, que cierto es de temer cuando pueden efectuar su deseo; aunque ellos decían que peleaban por su libertad y por eximirse del tratamiento tan áspero que se les hacía, y los españoles, por quedar por señores de su tierra y dellos.
En esta provincia de los Conchucos ha habido siempre mineros ricos de metales de oro y plata. Adelante della cantidad de diez y seis leguas está la provincia de Piscobamba, en la cual había un tambo o aposento para señores, de piedra, algo ancho y muy largo. Andan vestidos como los demás estos indios naturales de Piscobamba, y traen por las cabezas puestas unas pequeñas maderas de lana colorada. En costumbres parecen a los comarcanos, y tiénense por entendidos y muy domésticos y bien inclinados y amigos de cristianos; y la tierra donde tienen los pueblos es muy fértil y abundante, y hay muchas frutas y mantenimientos, de los que todos tienen y siembran. Más adelante está la provincia de Guaraz, que está de Piscobamba ocho leguas en sierras bien ásperas, y es de ver el real camino cuán bien hecho y desechado va por ellos, y cuán ancho y llano por las laderas y por las sierras socavadas algunas partes la peña viva para hacer sus descansos y escaleras. También tienen estos indios medianos cuerpos, y son grandes trabajadores y eran dados a sacar plata, y en tiempo pasado tributaban con ella a los reyes ingas. Entre los aposentos antiguos se ve una fortaleza grande o antigualla, que es una a manera de cuadra, que tenía de largo ciento y cuarenta pasos y de ancho mayor, y por muchas partes della están figurados rostros y talles humanos, todo primísimamente obrado; y dicen algunos indios que los ingas, en señal de triunfo por haber vencido cierta batalla, mandaron hacer aquella memoria, y por tenerla para fuerza de sus aliados.
Otros cuentan, y lo tienen por más cierto, que no es esto, sino que antiguamente, muchos tiempos antes que los ingas reinasen, hubo en aquellas partes hombres a manera de gigantes, tan crecidos como lo mostraban las figuras que estaban esculpidas en las piedras, y que con el tiempo y con la guerra grande que tuvieron con los que agora son señores de aquellos campos se disminuyeron y perdieron, sin haber quedado dellos otra memoria que las piedras y cimiento que he contado. Adelante desta provincia está la de Pincos, cerca de donde pasa un río, en el cual están padrones para poner la puente que hacen para pasar de una parte a otra. Son los naturales de aquí buenos cuerpos, y que para ser indios tienen gentil presencia. Adelante está el grande y suntuoso aposento de Guanuco cabecera principal de todos los que se han pasado a Caxamalca a él, y de otros muchos, como se contó en los capítulos de atrás, al tiempo que escrebí la fundación de la ciudad de León de Guanuco.