Compartir
Datos principales
Desarrollo
De los más valles que hay hasta llegar a la provincia de Tarapacá De la hermosa provincia de Chincha, caminando por los llanos y arenales, se va al fresco valle de Ica, que no fue menos grande y poblado que los demás. Pasa por él un río, el cual, en algunos meses del año, al tiempo que en la serranía es verano, lleva tan poca agua que sienten falta della los moradores deste valle. En el tiempo que estaban en su prosperidad, antes que fuesen subjetados por los españoles, cuando gozaban del gobierno de los ingas, demás de las acequias con que regaban el valle, tenían una muy mayor que todas, traída con grande orden de lo alto de las sierras, de tal manera que pasaban sin echar menos el río. Agora en este tiempo, cuando tienen falta y el acequia grande está deshecha, por el mismo río hacen grandes pozas a trechos, y el agua queda en ellas, de que beben y llevan acequias pequeñas para riego de sus sementeras. En este valle de Ica hubo antiguamente grandes señores, y fueron muy temidos y obedecidos. Los ingas mandaron hacer en él sus palacios y depósitos, y usaron de las costumbres que he puesto tener los de atrás. Y así, enterraban con sus difuntos mujeres vivas y grandes tesoros. Hay en este valle grandes espesuras de algarrobales y muchas arboledas de frutas de las ya escriptas, y venados, palomas, tórtolas y otras cazas; críanse muchos potros y vacas. Deste valle de Inca se camina hasta verse los lindos valles y ríos de la Nasca. Los cuales fueron asimismo en los tiempos pasados muy poblados, y los ríos regaban los campos de los valles con la orden y manera ya puesta.
Las guerras pasadas consumieron con su crueldad (según es público) todos estos pobres indios. Algunos españoles de crédito me dijeron que el mayor daño que a estos indios les vino para su destrucción fue por el debate que tuvieron los dos gobernadores Pizarro y Almagro sobre los límites y términos de sus gobernaciones, que tan caro costó, como verá el lector en su lugar. En el principal valle destos de la Nasca (que por otro nombre se llama Caxamalca) había grandes edificios con muchos depósitos, mandados hacer por los ingas. Y de los naturales no tengo más que tratar de que también cuentan que sus progenitores fueron valientes para entre ellos y estimados por los reyes del Cuzco. En las sepulturas y guacas suyas he oído que sacaron los españoles cantidad de tesoro. Y siendo estos valles tan fértiles como he dicho, se ha plantado en uno dellos gran cantidad de cañaverales dulces, de que hacen mucho azúcar, y otras frutas que llevan a vender a las ciudades deste reino. Por todos estos valles y por los que se han pasado va de luengo el hermoso y gran camino de los ingas, y por algunas partes de los arenales se ven señales para que atinen el camino que han de llevar. Destos valles de la Nasca van hasta llegar al de Hacari, y adelante están Ocoña y Cabaña y Quila, en los cuales hay grandes ríos. Y no embargante que en los tiempos presentes hay poca gente de los naturales, en los pasados hubo la que en todas partes destos llanos, y con las guerras y calamidades pasadas se fueron apocando, hasta quedar en lo que vemos.
Cuando a lo demás, son los valles frutíferos y abundantes, aparejados para criar ganados. Adelante deste valle de Quilca, que es el puerto de la ciudad de Arequipa, está el valle de Chuli y Tambopalla y el de Ilo. Más adelante están los ricos valles de Tarapacá. Cerca de la mar, en la comarca destos valles, hay algunas islas bien pobladas de lobos marinos. Los naturales van a ellas en balsas, y de las rocas que están en sus altos traen gran cantidad de estiércol de las aves para sembrar sus maizales y mantenimientos, hallándolo tan provechoso que la tierra se para con ello muy gruesa y frutífera, siendo en la parte que lo siembran estéril; porque si dejan de echar deste estiércol, cogen poco maíz, y no podrían sustentarse si las aves, posándose en aquellas rocas de las islas de suso dichas, no dejasen lo que después de cogido se tiene por estimado, y como tal contratan con ello, como cosa preciada, unos con otros. Decir más particularidades de las dichas en lo tocante a estos valles hasta llegar a Tarapacá paréceme que importa poco, pues lo principal y más substancial se ha puesto de lo que yo vi y pude alcanzar. Por tanto, concluyo en esto con que de los naturales han quedado pocos, y que antiguamente había en todos los valles aposentos y depósitos como en los pasados que hay en los llanos y arenales. Y los tributos que daban a los reyes ingas, unos dellos los llevaban al Cuzco, otros a Hatuncolla, otros a Bilcas y algunos a Caxamalca; porque las grandezas de los ingas y las cabezas de las provincias, lo más substancial era en la sierra. En los valles de Tarapacá es cierto que hay grandes minas y muy ricas, y de plata muy blanca y resplandeciente. Adelante dellos, dicen los que han andado por aquellas tierras que ha algunos desiertos hasta que se llega a los términos de la gobernación de Chile. Por toda esta costa se mata pescado, y alguno bueno, y los indios hacen balsas para sus pesquerías de grandes haces de avena o de cueros de lobos marinos, que hay tantos en algunas partes que es cosa de ver los bufidos que dan cuando están muchos juntos.
Las guerras pasadas consumieron con su crueldad (según es público) todos estos pobres indios. Algunos españoles de crédito me dijeron que el mayor daño que a estos indios les vino para su destrucción fue por el debate que tuvieron los dos gobernadores Pizarro y Almagro sobre los límites y términos de sus gobernaciones, que tan caro costó, como verá el lector en su lugar. En el principal valle destos de la Nasca (que por otro nombre se llama Caxamalca) había grandes edificios con muchos depósitos, mandados hacer por los ingas. Y de los naturales no tengo más que tratar de que también cuentan que sus progenitores fueron valientes para entre ellos y estimados por los reyes del Cuzco. En las sepulturas y guacas suyas he oído que sacaron los españoles cantidad de tesoro. Y siendo estos valles tan fértiles como he dicho, se ha plantado en uno dellos gran cantidad de cañaverales dulces, de que hacen mucho azúcar, y otras frutas que llevan a vender a las ciudades deste reino. Por todos estos valles y por los que se han pasado va de luengo el hermoso y gran camino de los ingas, y por algunas partes de los arenales se ven señales para que atinen el camino que han de llevar. Destos valles de la Nasca van hasta llegar al de Hacari, y adelante están Ocoña y Cabaña y Quila, en los cuales hay grandes ríos. Y no embargante que en los tiempos presentes hay poca gente de los naturales, en los pasados hubo la que en todas partes destos llanos, y con las guerras y calamidades pasadas se fueron apocando, hasta quedar en lo que vemos.
Cuando a lo demás, son los valles frutíferos y abundantes, aparejados para criar ganados. Adelante deste valle de Quilca, que es el puerto de la ciudad de Arequipa, está el valle de Chuli y Tambopalla y el de Ilo. Más adelante están los ricos valles de Tarapacá. Cerca de la mar, en la comarca destos valles, hay algunas islas bien pobladas de lobos marinos. Los naturales van a ellas en balsas, y de las rocas que están en sus altos traen gran cantidad de estiércol de las aves para sembrar sus maizales y mantenimientos, hallándolo tan provechoso que la tierra se para con ello muy gruesa y frutífera, siendo en la parte que lo siembran estéril; porque si dejan de echar deste estiércol, cogen poco maíz, y no podrían sustentarse si las aves, posándose en aquellas rocas de las islas de suso dichas, no dejasen lo que después de cogido se tiene por estimado, y como tal contratan con ello, como cosa preciada, unos con otros. Decir más particularidades de las dichas en lo tocante a estos valles hasta llegar a Tarapacá paréceme que importa poco, pues lo principal y más substancial se ha puesto de lo que yo vi y pude alcanzar. Por tanto, concluyo en esto con que de los naturales han quedado pocos, y que antiguamente había en todos los valles aposentos y depósitos como en los pasados que hay en los llanos y arenales. Y los tributos que daban a los reyes ingas, unos dellos los llevaban al Cuzco, otros a Hatuncolla, otros a Bilcas y algunos a Caxamalca; porque las grandezas de los ingas y las cabezas de las provincias, lo más substancial era en la sierra. En los valles de Tarapacá es cierto que hay grandes minas y muy ricas, y de plata muy blanca y resplandeciente. Adelante dellos, dicen los que han andado por aquellas tierras que ha algunos desiertos hasta que se llega a los términos de la gobernación de Chile. Por toda esta costa se mata pescado, y alguno bueno, y los indios hacen balsas para sus pesquerías de grandes haces de avena o de cueros de lobos marinos, que hay tantos en algunas partes que es cosa de ver los bufidos que dan cuando están muchos juntos.