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Desarrollo


CAPITULO III Viage desde el puerto del Callao á las islas de Juan Fernandez y noticia de los mares y vientos generales que se experimentan en esta navegacion 445 Entre las varias providencias que para la defensa del mar del sur havia premeditado la aplicacion y celo del virrey de Lima, marqués de Villa Garcia, fue una, como se ha apuntado, el aprestar dos fragatas con el designio de que hiciessen el corso en las costas de Chile; y haviendo llegado el tiempo adequado para su salida, entregó el comando de la una, nombrado Nuestra Señora de Belén, á Don Jorge Juan y puso á mi cuidado el de la otra, llamada la Rosa. Estos dos vasos se havian entresacado de los marchantes que navegan en aquel mar por hallarse todos los del rey empleados en la esquadra de Panamá. Su porte era de 14 á 16 mil quintales, que es como allí los regulan, y corresponden de 600 á 700 toneladas; abrióseles una batería corrida, y montaba cada una 30 cañones, haviendose tenido el cuidado de que fuessen de los mas veleros, y el equipage de cada una se componia de 350 hombres, gente escogida y buenos marineros, fuerzas bastantes para el intento á que se dirigian. 446 El dia 4 de diciembre del año de 1742 nos hicimos á la vela, y se empezó la derrota para las islas de Juan Fernandez governando desde sudoeste quarta al oeste hasta el sur quarta al sudoeste, segun lo permitian los vientos, que siempre se mantenían entre el este sueste y sur sueste, unas veces mas fuertes que otras y, en.

ocasiones, yá con calmas de poca duracion y yá con ráfagas cortas y sin malicia. Assi, continuamos hasta el 27 del mismo mes, que, estando por los 33 grados de latitud con corta diferencia y 15 grados poco mas al occidente del puerto del Callao, llamandose los vientos al noroeste, se cambió de derrota, y proseguimos governando entre el este sueste y este hasta descubrir la isla de afuera de Juan Fernandez en el dia 7 enero de 1743 á las 3 de la tarde, demorando la cabeza del sueste al nordeste quarta al este y la del noroeste al nordeste; desde aquí se prosiguió al este quarta al nordeste, y al dia siguiente 8 á las 11 de la mañana dimos vista á la otra isla, que llaman de Tierra, demorando al este nordeste, la que se montó en la noche de este dia por el cabo del Norte, y el dia 9 dimos fondo en el puerto de ella. 447 Desde la salida del Callao hasta llegar á la altura del tropico, se experimentaron los vientos endebles y con pequeñas calmas pero, desde el tropico en adelante, fueron mas constantes, frescos, y las ráfagas, con alguna mas fuerza aunque sin malicia ni mucha duracion; pero, como yá queda dicho en otra parte, siempre soplan del lado de sueste y no se experimentan por el de el sudoeste hasta estar de 15 á 20 grados ó mas al occidente del meridiano del Callao. Como, luego que nos consideramos por la latitud necessaria para tomar las islas, y que los vientos se llamaron al noroeste, hicimos derrota al este acercándonos á aquel meridiano, los vientos se fueron rodeando á proporcion por el oeste noroeste, oeste sudoeste y sur hasta que volvieron á su parage regular del sudeste, sur sudeste y sudeste quarta al este, de forma que el 27 de diciembre, que empezaron á ventar por el noroeste, se mantuvieron por allí todo el dia y los dos siguientes por el norte noroeste y noroeste, pero el 30 passaron al oeste noroeste, el 31 al sur sudoeste y el primero de enero fueron yá al sur, sur sueste y sueste, en cuya alternacion se nota lo que yá queda supuesto.

Por esto, quando se quieren encontrar semejantes vientos, se procura apartarse de la costa hasta hallarlos, con la circunstancia de ser necessario alexarse mas en unas ocasiones que en otras, pero esto se ha de entender en tiempo de verano porque en el ibierno siguen otro régimen, como explicaré despues. 448 Regularmente, está la athmosphera de aquellos mares cubierta de celages ó vapores obscuros bastantemente elevados, los quales encubren todo el cielo y suelen passarse quatro y cinco dias sin poderse observar la latitud porque no se abren ó dissipan las nubes; á esto llaman allí sures pardos, siendo esta buena señal por no haver con ellas calmas y ser los vientos frescos y constantes. Muy comunmente suele verse entonces una gran brumazon en el horizonte, renegrida y con muchos aparatos; pero en esta sazon toda aquella apariencia no trae resultas perniciosas pues solo causa el efecto de refrescar el viento un poco mas de lo ordinario, caer algunas gotas de agua ó aguacero, y dentro de quatro ó cinco minutos vuelve á quedar tan sereno el tiempo como antes, lo qual advierte la misma turbonada porque, luego que acaba de formarse en el horizonte, empieza á abrir ojo, que assi llaman los prácticos, esto es, que se rompe la nube y hace claridad por el mismo horizonte donde se formaba. Los parages donde con mas regularidad se experimentan estas turbonadas son desde los 17 ó 18 grados de latitud en adelante. 449 Por los meses de diciembre, enero y febrero y aun hasta marzo es ordinario haver calmas en las inmediaciones del tropico, esto es, desde los 14 á 16 grados hasta los 26 ó 28, y en unos años se experimentan mas que en otros, pero cerca de la costa no son tan comunes porque los terrales recalan algo, y siempre son estos del sudeste hasta el este sudeste.

Antiguamente y hasta ahora no muchos años, se hacian los viages del Callao á Chile con tanta dilacion que gastaban en ir y volver un año por lo menos, lo qual provenia de que, no ossando apartarse de la costa y bordeando sobre ella, adelantaban muy poco en la derrota, y, assi, les era forzoso á aquellos navios hacer escala en todos los puertos intermedios para proveerse de agua y viveres; pero haviendo ido un piloto europeo y hecho su primer viage en la forma que los demás, reconoció que havia mares del oeste y sudoeste; esta señal le dió motivo á hacer juicio que mas afuera reynaban estos vientos, y, en el segundo viage, se dexó ir del bordo de afuera con animo de buscarlos; y haviendolos encontrado y llegado á Chile en poco mas de 50 dias, cosa no vista hasta entonces, empezó á divulgarse la voz de que era bruja, nombre que despues le quedó. Con este ruido y la confirmacion de las fechas de las cartas, empezaron á persuadirse todos que navegaba por arte diabolica, y dieron lugar las voces á que la Inquisicion hiciera pesquisa de su conducta; manifestó su diario, y quedaron satisfechos con él y convencidos de que el no hacer todos aquel viage con la misma brevedad era por no haverse determinado á apartarse de la costa, como él lo acababa de practicar, y desde entonces quedó entablado el methodo de esta navegacion. 450 Los mares son bonancibles en toda esta travesía, unas veces se sienten del sueste y sur ó del este, que son las partes por donde vienta, y otras del sudoeste y oeste, particularmente despues que se está apartado de la costa de 10 á 12 grados; solo en la inmediacion de las islas de Juan Fernandez se sienten yá mares gruessas y levantadas; el curso que se advierte en ellas es bastantemente sensible pues, desde que se dexa la costa del Callao hasta que se sale fuera de aquel meridiano, yendo á mayor latitud cosa de seis grados, van para el norte.

Desde los 16 grados hasta los 20 de latitud no son perceptibles pero desde los 20 en adelante corren al sur ó sudoeste con alguna fuerza, y mas en el ibierno que en el rigor del verano, siendo tanta la que se nota que, haviendo puesto todo cuidado en mi segundo viage á Chile el año de 1744 por fines de octubre y principios de noviembre y arreglado la distancia de las millas en la corredera para el cálculo de mi derrota á 47 pies y medio de París, hallé diariamente mayor la latitud concluida por la observacion que la de la derrota desde 10 hasta 15 minutos. Esto mismo anotó Don Jorge Juan en uno y otro viage, y repararon igualmente en el navio francés en que yo venia su capitan y oficiales; con que, no queda duda en la realidad de su curso, el qual mantienen hasta los 38 grados ó 40 de latitud con igualdad en todos ellos. 451 En los 34 grados 30 minutos de latitud y 4 segundos 40 minutos al occidente del Callao se encuentra una faxa de agua verdosa, como de placer, que corre norte sur, y se navega sobre ella poco mas de 30 leguas, la qual, segun toda apariencia, debe seguir larga distancia en aquel mar porque igualmente se halla en todas latitudes casi hasta muy cerca de la costa de Guatemala, pero no siempre siguiendo por un mismo meridiano sí apartandose acia el noroeste; del mismo modo, se repara en mayor latitud que la de Juan Fernandez, y assi lo advierten las embarcaciones que van en derechura á Chiloé ó Valdivia. 452 En esta travesía, aunque sea en largas distancias de la costa, se ven pardelas, que es una ave bien particular por lo mucho que se aparta de la tierra; su tamaño es algo mayor que el de un palomo; el cuerpo, largo; el cuello, no mucho; la cola, proporcionada; las alas, largas y delgadas; y en el color, se distinguen dos especies, la una, parda, de donde les viene el nombre, y la otra, negra, á la qual dan el de pardela gallinera, y en las demás partes ó tamaño no tienen diferencia unas de otras.

Otra pequeña ave se observa tambien allí, á quien dan el nombre de almas de maestre; esta es pintada de blanco y negro y tiene la cola larga, pero no es tan comun como las pardelas; y lo regular es verse quando hay temporal, de lo qual han tomado ocasion para aplicarles tal nombre. Cerca de las islas de Juan Fernandez, en sus inmediaciones y no mas distantes que de 10 á 12 leguas, se dexan ver algunos ballenatos ó ballenas de aquel mar y, á este respeto, desde alguna mayor distancia, lobos marinos, bien que tampoco estos se alexan mucho de tierra. 453 Aunque se le dá á aquel mar el renombre de Pacifico, y lo es con efecto en aquellos espacios que están entre los tropicos, no se ha de entender assi generalmente pues desde los 20 ó 23 grados de latitud en adelante se experimentan temporales tan fuertes y frequentes como en los mares de Europa, y, sin diferencia alguna, en mayores alturas son mas comunes y recios. Yo contemplo que el nombre de mar Pacifico que le dieron los primeros españoles nació de que, haviendole navegado, no experimentaron mas que dulzura en los vientos y apacibilidad en la mar y, por esto, se persuadieron á que siempre y en cualquier parte de él sería assi, pero se equivocaron en ello porque en el ibierno se experimentan temporales bien furiosos y mares tan alborotados como en otros qualesquiera. 454 Empieza el ibierno en aquellas costas y sus mares al mismo tiempo que en Lima y Valles, esto es, por el mes de junio hasta octubre y noviembre, aunque su fuerza mayor es hasta agosto y septiembre; en todo el tiempo que dura no hay seguridad en que dexe de haver temporales porque se experimentan repentinamente, debiendose entender que en mayor altura que la de 35 á 36 grados como desde 40 en adelante se anticipa el ibierno, comenzando desde abril y aun á principios de este mes, y que igualmente fenece mas tarde, segun comunmente se experimenta.

455 Luego que vá á entrar el ibierno, empiezan á ventar los nortes desde los 20 grados en adelante; no reynan estos de continuo porque, aunque son vientos propios de la estacion, no generales como el sur; siempre que vientan es con temporal, unas veces mas fuerte que otras, de modo que en los principios no son tan furiosos como en el rigor del ibierno y, al fin de este, vuelven á ir perdiendo la fuerza; pero quando están en su mayor vigor, soplan con horror á ráfagas, y, levantando mares gruessos, la athmosphera se llena de vapores por todas partes, y de continuo se convierten estos en menuda lluvia, que dura tanto como el viento. Estando el norte en toda su fuerza sin la mas leve señal de quererse cambiar, salta de repente al oeste, que es la travesía, y no con menor fortaleza; conocese quando ha de hacer, esta variacion pronta, en que se aclara el horizonte alguna cosa por esta parte, pero desde que esta pequeña claridad se percibe hasta que el golpe del segundo temporal está encima apenas tardará de siete á ocho minutos, por lo que es indispensable, siempre que se está aguantando la furia de algun norte, poner grandissimo cuidado en la travesía y, á la señal mas leve que se descubra de ella, preparar la maniobra con la mayor prontitud porque á veces sorprehende tan repentinamente que ni aun dá el tiempo necessario para concluirla, y yá se dexa entender quan peligroso será que coja á el navio en facha, mayormente si capea, que suele ser regular, conforme lo pide la ocasion y el lado donde tiene la amura.

456 En el mes de abril del mismo año de 1743, hallandome en 40 grados de altura, experimenté un norte tan furioso que duró desde el 29 de marzo hasta el 4 de abril; dos veces passó el viento á la travesía y, haciendo su vuelta por el sur, en muy pocas horas volvió al norte. La primera vez, que passó al oeste, fue tan subitamente que la unica señal ó aviso consistió en meter tanta agua en todo el navio de popa á proa con los remolinos que se formaron en la mar en oposicion del norte que pareció á algunos de mis oficiales y gente de guardia haverse el navio sumergido; la felicidad estuvo en que, teniendo la amura á estrivor, se hallaba en la arribada; con que, á poco movimiento y pronto que se le dió al timón, cedió el viento, y volvió á quedar capeando sin recibir algun daño; lo contrario huviera experimentado sin esta casualidad y la de no ser el viento por el norte precisamente sino por el noroeste con corta diferencia porque, aunque allí se les dá el nombre de nortes, regularmente son entre el norte y noroeste; y mientras reynan, unas ráfagas lo llevan acia el norte y otras para el noroeste. Tambien suele suceder que de repente calma pero, no haviendo passado antes á la travesía, es para volver con mas fuerza y no tarda en ello mas de media hora ó una, todo lo qual lo dá á entender bastantemente la athmosphera, en que se mantiene sin disminuirse lo cerrado de los horizontes y con mucha brumazon. 457 La duracion de estos temporales no tiene regla fixa porque, aunque los prácticos de aquel mar son de dictamen que el norte vienta 24 horas y de allí passa á la travesía, que por esta continúa con fuerza dos ó quatro acompañado de aguaceros y que con ellos aplaca la furia que tuvo en los principios y se rodea hasta el sudoeste para abonanzar, yo, entre los varios que he passado en aquel mar, lo he experimentado assi en algunos pero en otros, como el que dexo citado, muy diversamente.

Este tuvo principio el 29 de marzo á la 1 de la tarde y duró hasta el 31 á las 10 de la noche, que son 57 horas; entonces, se cambió a la travesía y permaneció hasta el 1 de abril sin descaecimiento alguno, que fueron 22 horas; del oeste se rodeó al oes sudoeste y sudoeste pero sin descaecer nada de su fuerza; de aquí, calmando casi totalmente, volvió otra vez á passar para el norte, por donde ventó otras 15 á 20 horas, que fueron seguidas de una segunda travesía, con la qual se mitigó su furor, llamandose el dia 2 á las 10 de la noche del sudoeste al sueste; assi, vino a durar el temporal quatro dias naturales y nueve horas. Despues de este, experimenté otros de la misma duracion y fuerza, que apuntaré en su lugar. Lo que sí ha concluido, tanto por la propia experiencia como por el dictamen de los prácticos de aquel mar, es que, segun la altura de polo, assi es más ó menos la duración y fuerza de estos temporales porque desde 20 á 30 grados no son tan fuertes y durables como de 30 á 36 y, mas que en este, desde los 36 á los 45 grados, á cuyo respeto siguen en adelante. 458 No hay tampoco regularidad ó periodo en estos vientos; á veces suelen no passarse 8 dias de intervalo de uno á otro y, en otras ocasiones, mas tiempo ni todos son tampoco de igual fuerza; pero interin dura el ibierno, no hay seguridad en el tiempo porque suelen experimentarse quando se esperan menos como ni tampoco en el vigor con que sobrevienen. 459 Si del norte passa el viento al nordeste en aquel mar, es señal que ha de ventar mucho porque nunca se entabla por el nordeste ni de allí vá al este; su vuelta regular es al oeste y sudoeste, contrario de lo que se experimenta en el emispherio boreal, y en uno y otro es la vuelta ordinaria del viento como el camino del sol, que es la razon porque assi como en el un emispherio dá su vuelta del este al sur y oeste siguiendo á aquel astro, del mismo modo, en el otra vá del este al norte y oeste.

460 Los pilotos de aquel mar tienen observado con el largo tiempo de su practica que, siempre que ha de ventar el norte con uno ó dos dias de anticipacion á él, se dexan ver tanto en las costas como al rededor de los navios unos pajaros marinos que llaman quebrantahuesos, y, fuera de estas ocasiones, es raro el que se descubran; yo, sin inclinarme á promover ninguna vulgaridad, no escusaré el decir que con esta advertencia puse todo cuidado en apurar esta noticia y, en los temporales que experimenté, siempre los ví, y aun, en alguna ocasion desde el dia antes, quando todavia no havia apariencias de norte; y desde que empezaba á ventar, se rodeaban á él navio una infinidad de ellos, á veces reboloteando al rededor y á veces sosteniendose sobre las encrespadas olas, y nunca se apartaban de su inmediacion hasta que el viento cessaba y abonanzaba el tiempo. Lo que se hace mas particular en este assunto es que sin temporal ni se ven en el mar ni en la tierra, siendo inaveriguable donde se mantienen mientras hay bonanza para acudir con tanta puntualidad y poblar el mar desde que por su natural instinto conocen que ha de ventar el norte. 461 Este pajaro es algo mayor que un anade de los grandes; tiene el cuello gruesso, corto y algo encorbado; la cabeza, grande; el pico, gruesso y no muy largo; la cola, pequeña, el lomo, levantado; las alas, grandes y encorbadas por el encuentro; las zancas, pequeñas; y por el color de la pluma, se distinguen dos diferentes especies ó castas porque el de la una es toda blanquizca con manchas cenicientas obscuras, de cuyo color son las alas por la parte superior; la otra tiene blanco todo el pecho y parte interior de las alas y, assimismo, la parte inferior del cuello y toda la cabeza, pero el lomo, parte superior del ala y del pescuezo es entre negro y pardo, por cuya razon los llaman de lomo prieto.

Los pilotos tienen por señal mas cierta del norte los de esta ultima casta porque dicen se suelen ver algunos de la otra sin sobrevenir el temporal tan inmediatamente. Entre ellos, conocimos uno natural del Callao sumamente curioso y aplicado á notar en los diarios hasta las circunstancias mas pequeñas que le ocurrian en sus viages; llamabase Bernardo de Mendoza y havia concebido tanta seguridad en la señal de estos pajaros que, quando se hallaba en alguno de los puertos de aquella costa y pronto para salir, examinaba primero si podia descubrir desde la marina alguno de ellos y, si llegaba á verlo, difería el viage hasta que huviesse passado el norte, assegurando que casi siempre le havia sido esta observacion de grande utilidad; y lo confirmó en una ocasion que, hallandose en Valdivia, se hizo á la vela de aquel puerto contra su voluntad á instancias del governador de allí, que, menos atento á ella que á los fines de que saliesse á navegar la embarcacion, miraba con repugnancia tales prevenciones pero se desengañó en breve porque, apenas huvo salido el puerto, quando, sobreviniendole un fuerte temporal de norte, estuvo para perderse en aquella ensenada, y, al fin, passado el viento, volvió con felicidad á tomar el mismo puerto para repararse de los daños que recibió. 462 Estos vientos nortes dan lugar á algunas otras advertencias sobre ellos, como son que siempre se experimentan quando los sures están en su fuerza tanto en aquellas grandes alturas como desde los 20 grados de latitud sur hasta la costa de Panamá porque es en el ibierno, y que solo hay estos nortes desde los 20 grados á mayor altura y no acia la equinocial; otra, que, interin duran las brisas en la costa desde Panamá hasta la equinocial, en todo lo restante de la mar del sur no se experimentan estos vientos, y solo son los sures los que reynan; y, ultimamente, que en la distancia de 30 ó 40 leguas en las costas de Chile, interin que en un parage vienta el norte con temporal deshecho, en otro está reynando el sur fresco, particularidad que se experimentó en los tres navios, la Esperanza, Belén y la Rosa, en ocasion que, estando todos en la boca de la bahía de la Concepcion, se separó el ultimo; y mientras fue con viento sur fresco para Valparayso, los otros, que se havian dirigido á las islas de Juan Fernandez, passaron un norte antes de llegar á ellas. 463 Assi como en el tiempo de verano es regular que los sures corren entre el sur sueste y es sueste, tambien en el de ibierno lo es el que se mantengan algun tiempo entre el sudoeste y sur; por lo qual, en esta sazon no es necessario apartarse de la costa tanto para encontrarlos como en el verano.

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