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Datos principales
Desarrollo
Capítulo I Que trata del principio que tuvo Pedro de Valdivia, y de cómo pasó a Italia, y vuelto a España pasó a Indias Pedro de Valdivia era natural de Castuera, hijodalgo, y como sus pasados habían servido a la Corona real de España en tiempo que se conquistaba de moros, y como habían sido personas tenidas y estimadas, y su ejercicio era emplearse en el arte militar, viendo Pedro de Valdivia que ya era de edad para aquel ejercicio que sus pasados habían usado, acordó negar su patria y natural parentela e irse, como se fue, a Italia a servir a Su Majestad y gastar en su cesáreo servicio los años más floridos de su vida, como sus predecesores lo habían acostumbrado. Y así comenzó en Flandes, hallándose en Valenciana con Su Majestad cuando el rey de Francia fue a la sitiar. De allí vino a Italia, donde sirvió en ella en tiempo del Próspero Colona y marqués de Pescara, y en el adquirir el estado de Milán en tiempo de musior de Borbón y de Antonio de Leiva. Hallóse con él cuando fue él sobre Roma, y en aquel tiempo hizo cosas señaladas, como hallándose en la de Pavía, donde fue preso el rey de Francia. Tuvieron cuenta con su persona por merecerlo sus servicios todos estos señores con él. Hallóse también en el sitio de Nápoles cuando murió musior de Lutreque y se desbarataron los franceses. Y pareciéndole que en las cosas de la guerra del Papa y el rey de Francia y potestades de Italia para la paz de la cristiandad ya habían cesado las guerras, volvió a España, y deseando más servir y llevar su propósito adelante en el servicio de Su Majestad, pasó a Indias y vino a la isla Española, y de allí fue a Santa Marta, y no hallando en que emplear su persona vino al Nombre de Dios, donde supo por ciertos mensajeros que el marqués don Francisco Pizarro enviaba por socorro, a causa de haberse los naturales del Perú rebelado por haber hecho una entrada don Diego de Almagro y sacado la más gente de la tierra.
Oído esto, Pedro de Valdivia ayuntó sus amigos y fue a Panamá, donde se embarcó y fue a la costa del Perú. Y en este tiempo había vuelto don Diego de Almagro de las provincias de Chile con toda la gente, y fue al Cuzco y prendió a Hernando Pizarro, que por teniente del marqués estaba. Y apoderóse en la ciudad, publicando enemistad don Francisco Pizarro. Sabido esta nueva por el marqués, la vuelta de don Diego de Almagro y el suceso, ayuntó sus amigos y salió de la ciudad de los Reyes para el valle de la Nasca. Y en el camino despachó Alonso Alvarado con cierta gente que fuese a la puente de Abancay, que son veinte leguas del Cuzco, y que de allí supiese la intención de don Diego de Almagro. Llegado el marqués al valle de la Nasca, asentó su real donde le llegó una carta de Alonso de Alvarado en que le hacía saber, que en vez de servir al rey se había apoderado en el Cuzco él y su gente, y que Hernando Pizarro le había querido defender la entrada y no fue parte, y que decía la gente que tenía, que aquella tierra era de don Diego de Almagro. Y sobre ésta fue la discordia, porque eran entrambos gobernadores e no se había señalado ni partido la gobernación entre ellos. Y como entre los españoles que el adelantado don Diego de Almagro tenía, había algunos de malas intenciones, fueron parte a hacerle volver de las provincias de Chile donde había ido, que de la ciudad de los Reyes a ellas hay quinientas leguas. Alonso de Alvarado envió a decir en su carta que no se quitaría ni movería de donde estaba hasta ver su mandato.
Oído esto, Pedro de Valdivia ayuntó sus amigos y fue a Panamá, donde se embarcó y fue a la costa del Perú. Y en este tiempo había vuelto don Diego de Almagro de las provincias de Chile con toda la gente, y fue al Cuzco y prendió a Hernando Pizarro, que por teniente del marqués estaba. Y apoderóse en la ciudad, publicando enemistad don Francisco Pizarro. Sabido esta nueva por el marqués, la vuelta de don Diego de Almagro y el suceso, ayuntó sus amigos y salió de la ciudad de los Reyes para el valle de la Nasca. Y en el camino despachó Alonso Alvarado con cierta gente que fuese a la puente de Abancay, que son veinte leguas del Cuzco, y que de allí supiese la intención de don Diego de Almagro. Llegado el marqués al valle de la Nasca, asentó su real donde le llegó una carta de Alonso de Alvarado en que le hacía saber, que en vez de servir al rey se había apoderado en el Cuzco él y su gente, y que Hernando Pizarro le había querido defender la entrada y no fue parte, y que decía la gente que tenía, que aquella tierra era de don Diego de Almagro. Y sobre ésta fue la discordia, porque eran entrambos gobernadores e no se había señalado ni partido la gobernación entre ellos. Y como entre los españoles que el adelantado don Diego de Almagro tenía, había algunos de malas intenciones, fueron parte a hacerle volver de las provincias de Chile donde había ido, que de la ciudad de los Reyes a ellas hay quinientas leguas. Alonso de Alvarado envió a decir en su carta que no se quitaría ni movería de donde estaba hasta ver su mandato.