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Desarrollo


Capítulo CXXXI Que trata de la llegada de don García Hurtado de Mendoza por gobernador y capitán general de estas provincias de Chile A veinte y cuatro días del mes de abril, año de nuestra salud de mil y quinientos y cincuenta y siete, llegó don García Hurtado de Mendoza por gobernador y capitán general de estas provincias de Chile al puerto de la Serena con cinco navíos, donde desembarcó. Luego salió Francisco de Aguirre a recebirle, y lo llevó a su posada, donde hizo juntar el Cabildo de la ciudad, y le recibió por tal gobernador y capitán general de estas provincias, donde halló al capitán don Luis de Toledo que con la gente de por tierra había llegado. Habiendo resposado dos días, mandó al capitán Joan Remón que con él venía, vecino de la ciudad de Nuestra Señora de la Paz en los reinos del Pirú, que prendiesen a Francisco de Aguirre y lo metiesen en un navío. Y ansí lo prendió y lo llevó al puerto y lo embarcó. Y hecho esto, despachó al capitán Joan Remón para la ciudad de Santiago con veinte hombres, con un treslado de la provisión que traía de gobernador y capitán general, de estos nombres nombrado por el Audiencia Real que reside en la ciudad de los Reyes. Y diole su poder para que le recibiesen en su lugar, y diole un mandamiento para que prendiese a Francisco de Villagran. Salió de la Serena a veinte y seis del dicho mes. Llegó a la ciudad de Santiago a cinco días del mes de mayo, e hizo juntar el Cabildo de ella y presentó el treslado de la provisión y poder del gobernador para que le recibiesen.

Y ansí le obedecieron. Y recibido que fue, quitó la vara a Francisco de Villagran y a los alcaldes y alguacil mayor, y mandó a pregonar la provisión en la plaza de la ciudad con las ceremonias que se acostumbran, que fue el día que llegó. Y puso por teniente a Pedro de Mesa que con él había venido. Y luego, a seis del dicho mes, se partió al puerto de Valparaíso, llevando preso a Francisco de Villagran para embarcalle en un navío que para ello al puerto de Valparaíso había venido. Y con esto se volvió, después de habelle embarcado, a la ciudad. Embarcado Francisco de Villagran, se partió el navío para el puerto de la Serena, y llegado que fue, sacaron a Francisco de Aguirre de otro navío en que estaba y le pasaron al navío en que iba Francisco de Villagran. Y entrado dentro se hizo a la vela el navío, sin verlos el gobernador, para la ciudad de los Reyes del Pirú, para que pareciesen ante el visorrey. De aquí proveyó el gobernador a Joan Pérez Zorita por capitán y justicia mayor para los jurís y diaguitas, y le dio cuarenta hombres que fuesen con él. Y hecho esto, se embarcó y se hizo a la vela, jueves veinte y ocho de junio. Y haciéndoles buen tiempo pasó adelante, que no quiso entrar en el puerto de Valparaíso, y fue a tomar puerto a la Concepción, e no tuvo en nada el trabajo del invierno que no poco trabajoso es en esta tierra como tengo dicho, a la isleta que está a la boca del puerto que tengo dicho, donde desembarcó con toda la gente.

De aquí envió el gobernador al capitán Vasco Juares, vecino de la ciudad de Guamanga en los reinos del Pirú, al asiento de la Concepción en dos barcas con treinta y cinco hombres, y que hiciese por tomar algunas piezas de que se pudiese informar de la tierra. Salió a medianoche y fue al asiento de la Concepción ya que amanecía, y dio en una ranchería de indios y tomó veinte indios e indias, con los cuales se volvió adonde estaba el gobernador. Y el gobernador habló a esta gente y le dijeron lo que tenían ordenado los señores. Y el gobernador les dio algunas cosas de que ellos carecen y envió algunos por mensajeros. Y de allí a ocho días salió el gobernador con cuarenta hombres, y fue al asiento de la Concepción, donde salieron algunos prencipales a hablarle apartados. Y él les daba a entender a lo que venían, y que saliesen en paz, y que no tuviesen temor que les sería mejor partido. Luego vinieron algunos prencipales de paz, mas fue esta venida para usar de alguna cautela como ellos lo suelen hacer, y para ver cómo estaban los españoles, que no para aprovechar en alguna cosa. Y vuelto el gobernador a la isla, despachó al capitán Ladrillero en un navío a la ciudad de Santiago a sus capitanes, haciéndoles saber cómo él estaba en aquella isla. Y envió una provisión al capitán Joan Remón de maestre de campo y otra provisión a don Luis de Toledo de su coronel. Mandóles saliesen con la gente cuando fuese tiempo. Llegado este capitán a la ciudad de Santiago y dadas las provisiones a aquellos capitanes, despachó el maestre de campo a Joan Fernández Alderete, vecino de la ciudad de Santiago, para el río Maule para hacer balsas para que estuviesen apercebidos para cuando la gente llegase, y en los más ríos hubiese recaudo, y para que recogiese bastimento.

Luego se despacharon dos navíos con bastimento y la gente que de pie había para ir arriba a la conquista. Llegaron estos navíos donde estaba el gobernador, miércoles once de septiembre del año de cincuenta y siete. Luego el domingo siguiente, que fue día de Nuestra Señora, vio la gente que tenía y hallo doscientos y cincuenta hombres. Luego lunes siguiente despachó un navío a la ciudad de Santiago, mandando a sus capitanes partiesen con toda la gente, porque él iba a hacer un fuerte al asiento de la Concepción para salir a tierra. Visto por los capitanes lo que el gobernador mandaba, se partieron por tierra, sábado veinte y ocho del dicho mes. Y el capitán Rodrigo de Quiroga salió el lunes siguiente con la gente que quedaba, y fueron los más, vecinos de la ciudad de Santiago. Con él fueron por todos doscientos y treinta hombres muy bien aderezados. Llevaban ochocientos caballos. Despachado el gobernador el navío, otro día se acercó junto al asiento de la Concepción con los navíos, donde dio orden en cómo hizo un fuerte de palizada encima de una loma baja, teniendo por espalda la mar. Y hecho, salió con toda la gente de guerra a tierra, viernes veinte de agosto. El miércoles siguiente vinieron hasta siete mil indios acometelle una hora antes que amaneciese. Y sentidos por las centinelas, se puso el gobernador en arma dentro de su fuerte, mandando a sus capitanes no saliesen fuera, sino que dentro del fuerte peleasen con los enemigos, jugando el arcabucería y con las piezas de artillería, mas los arcabuces y artillería se la hicieron perder, que dejando muertos cien indios, huyeron los indios. Pelearon hasta dos horas. Los indios mataron dos españoles e hirieron veinte. Del río de Maule se adelantó el maestre de campo con sesenta de a caballo, y la demás gente llegó en fin de septiembre, con lo cual se holgó mucho en tener consigo la gente de a caballo. Y llegaron a muy buen tiempo porque estaban los indios una legua de allí para de ahí a dos días dar en la ciudad. Y sabido por los indios que a los españoles había venido más socorro, dejaron el propósito que tenían y se volvieron a sus tierras. Esto se supo por indios.

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