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Datos principales
Desarrollo
Capítulo catorce De cómo matavan los esclavos del banquete La cuarta vez que llamava a sus combidados el que, hazía el banquete o fiesta era cuando havían de matar a los esclavos. Entonces, un rato antes que se posiesse el sol, los llevavan al templo de Uitzilopuchtli adonde los davan a bever un brebaje que se llamava teuuctli. Y después que lo havían bevido, bolvíanlos. Ya ivan muy borrachos, como si huvieran bevido mucho pulcre. Y no los bolvían a la casa del señor del banquete, sino llevávanlos a una de las perrochas que se llamavan Puchtlan o Acxotlan. Allí les hazian velar toda la noche cantando y bailando. Y al tiempo de la medianoche, cuando tañían a maitines, la gente del templo, que se llamava mocauhqui y tlamacazqui, poníanlos delante del fuego, en un petate que estava allí tendido. Y luego el señor del banquete se ataviava con una xaqueta que llamavan teuxicolli, de la manera que los esclavos estavan ataviados. Y también se ataviava con unos papeles pintados y con unas cotaras que se llamavan poçolcactli. Haviéndose de está manera ataviado el que hazía la fiesta, luego apagavan el fuego, y ascuras davan a comer a los esclavos unas sopas de una masa que se llama tzoalli, mojadas en miel, a cada uno de ellos cuatro bocados. Cortavan aquellos bocados con un cordel de ichtli. Haviendo comido estos bocados, luego los sacavan los cabellos de la corona de la cabina. Haviendo hecho esto, tocavan un instrumento que se llamava chichth, que dezía "chich".
Este instrumento era señal para que los arrancassen los cabellos del medio de la cabeça en tocando el instrumento, y a cada uno de ellos tocavan para cuando le havían de arrancar los cabellos, fuessen muchos o pocos los esclavos. Este que tocava el instrumento andava alrededor de los esclavos, como bailando, y traía en la mano un vaso que se llamava cuauhcdxitl; allí le echavan los cabellos que arrancavan. Y después de haverlos arrancado los cabellos, luego davan grita, dando con la mano en la boca, como soelen. Luego se iba aquel que havía recebido los cabellos en la xícara, y luego tomavan el incensario, que se llamava tlémailt, con sus brasas. El que hazía el banquete incensava hazía las cuatro partes del mundo en el patio de la casa. En toda está noche los esclavos que havían de morir no dormían. Y en saliendo el alva, dávanlos a corner, y ellos, por bien que los esforçaban a que comiessen, no podían comer. Y estavan muy pensativos y tristes, pensando en la muerte que luego havían de recebir, y esperando por momentos cuándo entraría el mensajero de la muerte: se llamava Painalton. Este Painalton era un dios prenuncio de la muerte de los que havían de sacrificar delante los dioses. Primero llegava corriendo al lugar a donde estavan estos que havían de ser sacrificados. Iva de Tenochtidan al Tlatilulco, y de allí passa por el barrio que se Hama Nonoalco y Popotlan; de allí iva al lugar que se llamava Maçatzintamalco, y de allí a Chapultdpec, y de allí a Maçatlan, y de allí iva por el camino que va derecho a Xoloco, que es junto a México, y luego entrava en Tenuchtitlan.
Y cuando este Painalton iva andando estás estaciones, llevavan a los esclavos que havían de morir al barrio de Coatlan, donde estava el lugar donde havían de pelear con cierta gente que estavan aparejados para pelear con ellos, que se llamava tlaamauiaya. Esto era en el patio del templo que se dize Uitzcalco. Como llegavan los esclavos aparejados de guerra, salían también aquellos tlaamauique de guerra contra ellos. Y començavan a pelear contra ellos muy de veras los que eran más valientes de aquellos tlaarnahuiques. Y si aquestos captivavan por fuerça de armas a alguno de los esclavos, en el mesmo lugar davan por sentencia el precio que valía el esclavo, y havíalo de pagar el mesmo dueño del esclavo, que es el que hazía la fiesta. Y dado el precio, volvíanle su esclavo; y si no tenían con qué pagarle, después de muerto, comianle aquellos que le havían captivado en el lugar de Uitzcalco. Está pelea passava entretanto que el Painalton andava las estaciones arriba dichas. En llegando Painalton a este lugar de Uitzcalco, luego ponían por su orden a los esclavos que havían de morir delante la imagen de Uitzilopuchtli, en un lugar que se llama apátlac. Luego hazian processión por alrededor del cu cuatro vezes; y acabadas las processiones, poníanlos otra vez en orden delante de Uitzilopuchtli. Y el Painalton subía al cu. Haviendo subido allá Painalton, luego descendían unos papeles y los ponían en el lugar que se llama apátlac, y también se llama itlacuayan Uiztilopuchtli, y levantávanlos hazía las cuatro partes del mundo, corno ofreciéndolos.
Y haviéndolos puesto en el apétlac, luego descendía un sátrapa que venía metido dentro de una culebra de papel, el cual la traía como si ella viniera por sí, y traía en la boca unas plumas coloradas que parecían llamas de fuego, que le sallan por la boca. En llegando al apétlac, que es donde se acabavan las gradas del cu, que está una mesa de un encalado grande, y de allí hasta el llano del patio hay cuatro o cinco gradas, a está mesa llaman apdtlati o itlacuayan Uitzilopuchtli. Estava hazía la parte del oriente del cu. Y está culebra, o el que venía en ella, hazía un acatamiento hazía el nacimiento del sol, y luego hazía las otras tres partes del mundo. Acabado de hazer esto, ponía la culebra sobre el papel que estava tendido en el apdtiac o mesa. Luego se ardía o quemava aquella culebra de papel que se llamava Xiuhcóatl, y el que la traía bolviase a lo alto del cu. Llegando arriba, luego començavan a tocar caracoles y trumpetas los sátrapas en lo alto del cu. A está hora el patio de este cu estava lleno de gente que venían a mirar la fiesta. Estavan sentados por todo el patio. Ninguno comía, ni havía comido, porque todos ayunavan todo el día. No comían hasta la puesta del sol. Entonces comían, después de acabadas todas las cerimonias dichas, ante de matar los esclavos. En todo esto el señor estava junto a una coluna, sentado en un sentadero de espaldas, y por estrado tenia un pellejo de tigre. El sentadero estava aforrado de un pellejo de cuitlachtli.
Estava mirando hazía lo alto del cu de Uitzilopuchtli. Estava delante del señor un árbol hecho a mano, de cañas y palillos, todo aforrado de plumas, y de lo alto de él salían muchos quetzales, que son plumas ricas. Parecía que brotavan de un pomo de oro que estava en lo alto del árbol; en lo baxo tenía una flocadura de plumas ricas este árbol. Luego descendía el Painalton y tomava a todos los esclavos que havían de morir del apátlac, y llevávalos por las gradas del cu arriba, yendo él delante de ellos para matarlos en lo alto del cu de Uitzilopuchili. Y los sátrapas que los havían de matar estavan aparejados, todos vestidos de unas xaquetas y con unas mitras de plumaje, con unos papeles plegados que colgavan de ellas. Tenían almagradas las bocas; esto se dezía teutlduitl. Y cortavan los pechos con unos pedernales hechos a manera de hierros de lançón, muy agudos, enjeridos en unos astiles cortos. Llegando el que havía de morir a sus manos, luego le echavan de espaldas sobre un taxón de piedra. Tomávanle cuatro por las manos y por los pies, tirando de él. Estando assí tendido el pobre esclavo, venía luego el que tenía el pedernal, o lançón de pedernal, y metíasele por los pechos, y sacávale por allí el coraçón, y poníale en una xícara. Haviéndole sacado el coraçón, arrojávale por las gradas abaxo. Iva el cuerpo rodando hasta abaxo, donde estava la mesa o apátlac del cu, y el dueño del esclavo o captivo tomava el cuerpo de su esclavo del apátlac, él por sí mismo.
Nadie osava tomar el cuerpo del esclavo ageno. Y llevávale para su casa. La orden que tenían en matar a estos tristes esclavos y captivos era que primero subían a los captivos, y primero los matavan. Dezian que era la cama de los otros que ivan tras ellos. Luego ivan los esclavos, y luego los criados y regalados, que eran tlaaltilti, ivan a la postre de todos. El señor de ellos iva guiándolos. Y a todos éstos subían al cu con báculos compuestos con plumas ricas. Y si el señor del banquete o de la fiesta tenía muger, subía también junto con su marido, delante de los esclavos, al cu; y llebavan sendos báculos compuestos con plumas quetzales. Y si este que hazía la fiesta no tenía muger, si tenía algún tío, el tío subía con él, y llebavan los báculos como estd dicho. Y si no tenía tío ni padre, si tenía hijo, él subía con él con sus báculos. Y si tenia tía o abuelo, o abuela, o hermano mayor o menor, uno de ellos iva con él a lo alto del cu. Y subiendo, resollavan las manos, y ponían el resoello en las cabeças con las manos. Esto ivan haziendo subiendo al cu de Uitzilopuchtli. En llegando a lo alto, hazían processión alrededor del altar o imagen una vez, y miávanlos todos los que estavan abaxo cómo hazían su processión. Y luego se descendían estos que eran los señores de la fiesta. Y llegando abaxo, aquellos que estavan ajornalados de los señores de la fiesta para que los ayudassen tomavan los esclavos ya muertos y llevávanlos a su casa, yéndose con los dichos señores de la fiesta.
Y en llegando los mismos, adereçavan el cuerpo que llamavan tlaaltilli, y cozíanle. Primero cozían el mak que havían de dar juntamente con la carne. Y de la carne davan poca, sobre el maíz puesta. Ningún chilli se mezclava con la cozina ni con la carne, solamente sal. Comían está carne los que hazían el banquete y sus parientes. De está manera dicha hazían banquete los mercaderes en la fiesta de panquetzaliztli. Y estos que hazían este banquete todos los días que bivían guardavan los atavíos de aquellos esclavos que havían muerto, teniéndolos en una petaca guardados para memoria de aquella hazana. Los atavíos eran las mantas y los mastles y las cotaras de los hombres, y las naoas y huipiles y los demás aderecos de las mugeres. También los cabellos que havían arrancado de la coronilla de la cabeça estavan guardados con lo demás en está divina petaca. Y cuando moría este que hizo el banquete quemavan estás petacas con los atavíos que en ellos estavan a sus exequias.
Este instrumento era señal para que los arrancassen los cabellos del medio de la cabeça en tocando el instrumento, y a cada uno de ellos tocavan para cuando le havían de arrancar los cabellos, fuessen muchos o pocos los esclavos. Este que tocava el instrumento andava alrededor de los esclavos, como bailando, y traía en la mano un vaso que se llamava cuauhcdxitl; allí le echavan los cabellos que arrancavan. Y después de haverlos arrancado los cabellos, luego davan grita, dando con la mano en la boca, como soelen. Luego se iba aquel que havía recebido los cabellos en la xícara, y luego tomavan el incensario, que se llamava tlémailt, con sus brasas. El que hazía el banquete incensava hazía las cuatro partes del mundo en el patio de la casa. En toda está noche los esclavos que havían de morir no dormían. Y en saliendo el alva, dávanlos a corner, y ellos, por bien que los esforçaban a que comiessen, no podían comer. Y estavan muy pensativos y tristes, pensando en la muerte que luego havían de recebir, y esperando por momentos cuándo entraría el mensajero de la muerte: se llamava Painalton. Este Painalton era un dios prenuncio de la muerte de los que havían de sacrificar delante los dioses. Primero llegava corriendo al lugar a donde estavan estos que havían de ser sacrificados. Iva de Tenochtidan al Tlatilulco, y de allí passa por el barrio que se Hama Nonoalco y Popotlan; de allí iva al lugar que se llamava Maçatzintamalco, y de allí a Chapultdpec, y de allí a Maçatlan, y de allí iva por el camino que va derecho a Xoloco, que es junto a México, y luego entrava en Tenuchtitlan.
Y cuando este Painalton iva andando estás estaciones, llevavan a los esclavos que havían de morir al barrio de Coatlan, donde estava el lugar donde havían de pelear con cierta gente que estavan aparejados para pelear con ellos, que se llamava tlaamauiaya. Esto era en el patio del templo que se dize Uitzcalco. Como llegavan los esclavos aparejados de guerra, salían también aquellos tlaamauique de guerra contra ellos. Y començavan a pelear contra ellos muy de veras los que eran más valientes de aquellos tlaarnahuiques. Y si aquestos captivavan por fuerça de armas a alguno de los esclavos, en el mesmo lugar davan por sentencia el precio que valía el esclavo, y havíalo de pagar el mesmo dueño del esclavo, que es el que hazía la fiesta. Y dado el precio, volvíanle su esclavo; y si no tenían con qué pagarle, después de muerto, comianle aquellos que le havían captivado en el lugar de Uitzcalco. Está pelea passava entretanto que el Painalton andava las estaciones arriba dichas. En llegando Painalton a este lugar de Uitzcalco, luego ponían por su orden a los esclavos que havían de morir delante la imagen de Uitzilopuchtli, en un lugar que se llama apátlac. Luego hazian processión por alrededor del cu cuatro vezes; y acabadas las processiones, poníanlos otra vez en orden delante de Uitzilopuchtli. Y el Painalton subía al cu. Haviendo subido allá Painalton, luego descendían unos papeles y los ponían en el lugar que se llama apátlac, y también se llama itlacuayan Uiztilopuchtli, y levantávanlos hazía las cuatro partes del mundo, corno ofreciéndolos.
Y haviéndolos puesto en el apétlac, luego descendía un sátrapa que venía metido dentro de una culebra de papel, el cual la traía como si ella viniera por sí, y traía en la boca unas plumas coloradas que parecían llamas de fuego, que le sallan por la boca. En llegando al apétlac, que es donde se acabavan las gradas del cu, que está una mesa de un encalado grande, y de allí hasta el llano del patio hay cuatro o cinco gradas, a está mesa llaman apdtlati o itlacuayan Uitzilopuchtli. Estava hazía la parte del oriente del cu. Y está culebra, o el que venía en ella, hazía un acatamiento hazía el nacimiento del sol, y luego hazía las otras tres partes del mundo. Acabado de hazer esto, ponía la culebra sobre el papel que estava tendido en el apdtiac o mesa. Luego se ardía o quemava aquella culebra de papel que se llamava Xiuhcóatl, y el que la traía bolviase a lo alto del cu. Llegando arriba, luego començavan a tocar caracoles y trumpetas los sátrapas en lo alto del cu. A está hora el patio de este cu estava lleno de gente que venían a mirar la fiesta. Estavan sentados por todo el patio. Ninguno comía, ni havía comido, porque todos ayunavan todo el día. No comían hasta la puesta del sol. Entonces comían, después de acabadas todas las cerimonias dichas, ante de matar los esclavos. En todo esto el señor estava junto a una coluna, sentado en un sentadero de espaldas, y por estrado tenia un pellejo de tigre. El sentadero estava aforrado de un pellejo de cuitlachtli.
Estava mirando hazía lo alto del cu de Uitzilopuchtli. Estava delante del señor un árbol hecho a mano, de cañas y palillos, todo aforrado de plumas, y de lo alto de él salían muchos quetzales, que son plumas ricas. Parecía que brotavan de un pomo de oro que estava en lo alto del árbol; en lo baxo tenía una flocadura de plumas ricas este árbol. Luego descendía el Painalton y tomava a todos los esclavos que havían de morir del apátlac, y llevávalos por las gradas del cu arriba, yendo él delante de ellos para matarlos en lo alto del cu de Uitzilopuchili. Y los sátrapas que los havían de matar estavan aparejados, todos vestidos de unas xaquetas y con unas mitras de plumaje, con unos papeles plegados que colgavan de ellas. Tenían almagradas las bocas; esto se dezía teutlduitl. Y cortavan los pechos con unos pedernales hechos a manera de hierros de lançón, muy agudos, enjeridos en unos astiles cortos. Llegando el que havía de morir a sus manos, luego le echavan de espaldas sobre un taxón de piedra. Tomávanle cuatro por las manos y por los pies, tirando de él. Estando assí tendido el pobre esclavo, venía luego el que tenía el pedernal, o lançón de pedernal, y metíasele por los pechos, y sacávale por allí el coraçón, y poníale en una xícara. Haviéndole sacado el coraçón, arrojávale por las gradas abaxo. Iva el cuerpo rodando hasta abaxo, donde estava la mesa o apátlac del cu, y el dueño del esclavo o captivo tomava el cuerpo de su esclavo del apátlac, él por sí mismo.
Nadie osava tomar el cuerpo del esclavo ageno. Y llevávale para su casa. La orden que tenían en matar a estos tristes esclavos y captivos era que primero subían a los captivos, y primero los matavan. Dezian que era la cama de los otros que ivan tras ellos. Luego ivan los esclavos, y luego los criados y regalados, que eran tlaaltilti, ivan a la postre de todos. El señor de ellos iva guiándolos. Y a todos éstos subían al cu con báculos compuestos con plumas ricas. Y si el señor del banquete o de la fiesta tenía muger, subía también junto con su marido, delante de los esclavos, al cu; y llebavan sendos báculos compuestos con plumas quetzales. Y si este que hazía la fiesta no tenía muger, si tenía algún tío, el tío subía con él, y llebavan los báculos como estd dicho. Y si no tenía tío ni padre, si tenía hijo, él subía con él con sus báculos. Y si tenia tía o abuelo, o abuela, o hermano mayor o menor, uno de ellos iva con él a lo alto del cu. Y subiendo, resollavan las manos, y ponían el resoello en las cabeças con las manos. Esto ivan haziendo subiendo al cu de Uitzilopuchtli. En llegando a lo alto, hazían processión alrededor del altar o imagen una vez, y miávanlos todos los que estavan abaxo cómo hazían su processión. Y luego se descendían estos que eran los señores de la fiesta. Y llegando abaxo, aquellos que estavan ajornalados de los señores de la fiesta para que los ayudassen tomavan los esclavos ya muertos y llevávanlos a su casa, yéndose con los dichos señores de la fiesta.
Y en llegando los mismos, adereçavan el cuerpo que llamavan tlaaltilli, y cozíanle. Primero cozían el mak que havían de dar juntamente con la carne. Y de la carne davan poca, sobre el maíz puesta. Ningún chilli se mezclava con la cozina ni con la carne, solamente sal. Comían está carne los que hazían el banquete y sus parientes. De está manera dicha hazían banquete los mercaderes en la fiesta de panquetzaliztli. Y estos que hazían este banquete todos los días que bivían guardavan los atavíos de aquellos esclavos que havían muerto, teniéndolos en una petaca guardados para memoria de aquella hazana. Los atavíos eran las mantas y los mastles y las cotaras de los hombres, y las naoas y huipiles y los demás aderecos de las mugeres. También los cabellos que havían arrancado de la coronilla de la cabeça estavan guardados con lo demás en está divina petaca. Y cuando moría este que hizo el banquete quemavan estás petacas con los atavíos que en ellos estavan a sus exequias.