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Datos principales
Desarrollo
Capítulo 91 Trata en este capítulo como después de aber rresçibido el rreal tributo de sus basallos de Teguantepec y miahuatecas e yzhuatecas, se boluió el rrey Monteçuma a la gran çibdad de Mexico bitorioso, y del rresçibimiento se le hizo Entrado Monteçuma en el pueblo de Xaltepec asolado, los de la costa de Teguantepec y miacatecas, yzhuatecas le sirbieron y pusieron mesas para el rrey y para los señores prençipales mexicanos, lo abían bien menester del gran cansançio del trabaxo abido aquel día. Acabados de comer, le presentan al rrey Monteçuma de su rreal tributo preçiadas piedras de chalchihuitl y esmeraldas, con ellas mucha y muy rrica plumería de la ancha, abes muertas, desolladas la plumería, muy rricas llaman xiuhtototl, y otros de tlauhquechol y tzinitzcam, el supremo rregalo de los mexicanos, y frentaleras o coronas doradas, bandas doradas, conchas y collarexos anchos de las gargantas de los pies, sembrados en ellos granos de oro y pedrería rrica, amoxqueadores de preçiada plumería, cargas de todo género de muy rricas mantas, diziéndole: "Señor nro, grande bien emos rresçibido de beer tu rreal prezençia nosotros tus basaltos de la costa naturales". Dixo Monteçuma: "Agradézcoos el cuidado y rregalo de buestro tributo y lugar de bosotros, lleuen esto cargado, boluerán con lo que os biaré de mi merçed para bosotros, porque estáis lexos y apartados de poder llegar bosotros a Mexico Tenuchtitlan". Y con esto, fueron despedidos los prençipales de la costa.
Otro día començó a marchar el campo mexicano y a la buelta estauan todos los caminos y pueblos preuenidos todos a los rresçibimientos del rrey y señores mexicanos muy cumplidamente de géneros de comidas y rropas, presentes de oro y pedrería y plumería, conforme eran los pueblos, hasta llegar a Chalco y alligado, fue muy biem rresçibido de todos los pueblos comarcanos yntitulados chalcas. Y acabados todos de comer y beuer cacao, les dan rrosas y perfumadores, mucho género de toda suerte de mantas, pañetes labrados, cotaras y muchas cargas de mantas teras. Agradesçióles el rresçibimi y presentes a los chalcas mucho y con esto fue despedido de ellos y el rrey Monteçuma prosiguió su camino para la gran çiudad de Mexico. Y fueron mensajeros la delantera a dar abiso que quería descansar en el çerro de Tepeapualco dentro de la gran laguna mexicana para beer sus rrosales y güerta que está allí, de cacaloxuchitl, y de allí se yrá a la çiudad de Mexico a canoa por el la laguna para beer de camino al Pantitlam y ojos de agua grandes y beer la piedra que allí 127r fue dedicada para el dios de las aguas, que oy día está allí esta gran piedra labrada y en este lugar fueron echados biuos muchos enanos y corcouados y blancos de naçión, llamados tlacaztaltin, quando heruía la gran laguna, para amansar al dios de las aguas. Hizo este biaxe por la laguna Monteçuma por no traer cautiuos de tan lexos lugares y partes en orillas de la mar, y bió mensajeros a la çiudad para hiziesen rreçibimiento al senado mexicano y hiziesen gran sonido de atabales ençima del templo de Huitzilopochtli, con muchas cornetas de los caracoles y hiziesen de noche muchas luminarias.
Y llegado a las orillas de la gran laguna, le estauan esperando de muchos lugares y partes de pescadores, que paresçían no aber laguna de tantas canoas que benían de gentes al rresçibimiento del rrey. Benían con ynfinito pescado blanco de Mizquic y Cuitlahuac, Culhuacan y Yztapalapan, Mexicaçingo y lagunas dentro, Aztahuacan, Acaquilpan, Chimalhuacan y otros pueblos que están a las orillas de la laguna, con todo género de patos, rranas, pescado, xuhuilli, yzcahuitle, tecuitlatl, axayaca, michpilli, michpiltetein, cocolin, axolotes, anenez, acoçillin, y la diuersidad y géneros de abes de bolantería era cosa de beer tantos, y biuo todo, garças y urracas. Y presentádolo, hazen su oraçión muy eloquente y biendo Monteçuma con la boluntad que le ofresçía aquellas cosas, les agradeçió mucho el presente, en espeçial la buena boluntad, e llamó a los mayordomos, díxoles les hiziesen dar de comer a todos aquellos pobres y biexas. Acabados de comer muy cumplidamente, mandó les diesen a todos, a cada quatro mantas y pañetes y cotaras, y a las mugeres, a cada quatro pares de naguas y hueipiles. Con esto fuéronse muy contentos los pescadores. Partióse luego Monteçuma de noche y llegó a la calçada de Acachinango. Le salieron a rresçibir toda la gente de prençipales con ynifinitas lumbreras y fue el rresçibimiento como suelen rresçibir a los rreyes biniendo con bitoria de la guerra. Abiendo hecho rreberençia al Huitzilopochtli y hecho sacrifiçio de su propia persona, se baxó del templo y bino a las casas rreales y fue allí rresçibido de Çihuacoatl, su tío, y hizo despedir a todos los prençipales mexicanos que abían ydo con él.
Acabados de oyr, otro día de mañana binieron los biexos y biexas de los quatro barrios y le saludaron como a rrey y tan amado y querido de ellos, y hizo les dar de bestir a todos hombres y mugeres. E dende en adelante, comiençan de benir de muchos pueblos sus basallos a darle el parabién de su buena benida, fueron serranos de Xocotitlan, Xilotepec, Tenançingo, Malinalco, Ocuilan, totoltecas, Coatlalpan, finalmente, de todos los pueblos suxetos, y cada un pueblo su preste tanto como su tributo cotidiano, que paresçía que el que ésta no hazía no ganaba perdones y aun les castigauan a los que no benían a ello y les desterraban de sus propios pueblos. Después de hecho el solene parlamento al rrey, agradesçióles su benida y buena boluntad y sus dádiuas, mandó todos comiesen muy cunplidamente, y beuían cacao, y rrosas y perfumadores. Les dieron a todos de otros géneros de mantas y con esto fueron 127v despedidos del rrey para sus tierras, yban dando muchos loores del rrey Tlacateuctli Monteçuma, la gran magnifiçençia suya. E dende algunos días, hizo llamar a los mercaderes tratantes (puchtecas) o harrieros (teucnenenque), díxoles se xuntasen como tales harrieros, díxoles: "Bení acá, hijos y hermanos. Yréis a Tututepec y a Quetzaltepec y dezildes de mi parte que me hagan merçed de darme algunas piedras rricas de esmeraldas y de otros géneros de piedra y algunas que ellos llama huitziltetl, son las quee agora llamamos ojo de gato, que en ello me harán mucha merçed, pues están la rraya y término de nros pueblos y basallos.
Partidos, caminauan de día y de noche. Llegaron a Tutupec y, hablados a los porteros del palaçio, dixeros: "¿Está el señor su palaçio? trad y dezilde que estám aquí unos mensajeros, le queremos hablar". Dixéronle: "Señores, unos mensajeros mexicanos". Dixo el prençipal si eran poco o muchos. Díxole heran muchos. Dixo: "Llamaldos. ¿Qué es lo que quieren?" Bisto los mexicanos al prençipal y a los grandes, saludáronle con mucha cortesía y umillaçión. Después de le aber saludado y a sus prençipales, les explican la baxada del rrey Monteçuma. Abíanle dado las mantas rricas y pañetes truxeron de Mexico. Abiéndolos rresçibido y rrepartido tre ellos, dixéronle que allí su tierra se cría y naçe piedras muy menudas de esmeraldas, otras muchas maneras de ellas y unos ojos de gato (huitziltetl). Dixo el prençipal: "Descansad, hermanos, y abremos nro acuerdo sobre ello con los de Quetzaltepec". Y enbiado allá sus mensajeros, el un prençipal con el otro, dixo el prençipal de Quetzaltepec: "¿Qué enbaxada es esa? ¿Qué es lo que dize mi pariente y amigo de ser nosotros tributarios a Monteçuma? Eso no quiero yo hazer. Dezilde que no quiero conçeder tal, sino haga una cosa, que me bíe la mitad de los mexicanos con su mesma baxada, que acá los mataré yo a todos, que neguno dellos buelua, que es gente bellicosa, mala, de mala disistión, se harán señores de nosotros, los que acá yo matare luego los hecharé por el rrío abaxo, haga él otro tanto con los que allá quedaren".
Abiéndolo bientendido, dixo el un señor con el otro le plazía. Luego hizo llamar a los mexicanos, díxoles: "Hermanos, llámaos el otro señor de Quetzaltepec le digasis la baxada que me distes. Y quédense acá la mitad de bosotros, que soys muchos, que a la buelta os iréis con ellos por aquí". Oydo los mexicanos la baxada, se partieron para el otro pueblos la mitad para la baxada, los más pláticos. Y estando este falso acuerdo tre ellos ansí conçertado, llegados la mitad de los mexicanos a Quetzaltepec, abien hecho su acatamiento, le explican la baxada del rrey Monteçuma. Díxoles: "¿Qué dezís bosotros? ¿Soi por dha o por bentura yo basallo de Monteçuma? ¿Ganóme o quistóme en justa guerra? ¿Si está borracho?" Dixo a sus basallos: "¿Qué gente es esta, quetzaltepecas?" Y con esto, como estauan preuenidos a ello, traron ynfinitos con porras y garrotes y danles las cabeças como estauan descuidados; luego mu 128r murieron allí todos, uno ni nenguno quedó. Començaron a lleuar arrastrando cuerpos muertos al rrío grande que muy çerca de allí y arroxados allí adonde los cuerpos fueron aportar, los comieron las auras. Y lo propio hizieron los de Tutupec, de la mesma manera. Hecho esto, mandan çesar los caminos muy fuertemente çegados con estacas y púas y luego mandan hazer una çerca muy fuerte como un rrezio palenque o baluarte de fortaleza, con mucha presteza, que andauan a ello más de beinte mill yndios sujetos de estos dos pueblos.
Y abían echo estos dos pueblos confederaçión que la parte llaman quetzalatl ypan benían a guardar dos a dos días para nengún mexicano trase ni saliese sus pueblos. A cabo de algunos días fueron acaso por allí unos mexicanos tratantes mercaderes. Dixéronles las guardas quién eran, a dónde yban. Rrespondieron heran mercaderes tratantes. Dixéronles: "No podéis trar en nros pueblos. Bolueos paz y si porfiáis, abéis todos de morir todos a nras manos. Estando suspensos, dixeron que ellos se boluerían para otras partes tanto beuían agua del rrío. Y llegados al rrío abaxo hallarom muchas aguas hediondas de las que se juntan. Yendo rrío arriba bieron muchos cuerpos muertos que comían las auras, demostradoras de la traiçión. Abido tre ellos acuerdo, dixeron sería muy bien tomar de las mantas podridas que allí estauan y pañetes y trançaderas de las cabelleras para lleuárselas a mostrar al rrey Monteçuma y a toda su corte, y así, las tomaron y se boluieron muy espantados.
Otro día començó a marchar el campo mexicano y a la buelta estauan
Y llegado a las orillas de la gran laguna, le estauan esperando de muchos lugares y partes de pescadores, que paresçían no aber laguna de tantas canoas que benían de gentes al rresçibimiento del rrey. Benían con ynfinito pescado blanco de Mizquic y Cuitlahuac, Culhuacan y Yztapalapan, Mexicaçingo y lagunas dentro, Aztahuacan, Acaquilpan, Chimalhuacan y otros pueblos que están a las orillas de la laguna, con todo género de patos, rranas, pescado, xuhuilli, yzcahuitle, tecuitlatl, axayaca, michpilli, michpiltetein, cocolin, axolotes, anenez, acoçillin, y la diuersidad y géneros de abes de bolantería era cosa de beer tantos, y biuo todo, garças y urracas. Y presentádolo, hazen su oraçión muy eloquente y biendo Monteçuma con la boluntad que le ofresçía
Acabados de oyr, otro día de mañana binieron los biexos y biexas de los quatro barrios y le saludaron como a rrey y tan amado y querido de ellos, y hizo les dar de bestir a todos hombres y mugeres. E dende en adelante, comiençan de benir de muchos pueblos sus basallos a darle el parabién de su buena benida,
Partidos, caminauan de día y de noche. Llegaron a Tutupec y, hablados a los porteros del palaçio, dixeros: "¿Está el señor
Abiéndolo bien
Y abían echo estos dos pueblos confederaçión que