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Datos principales
Desarrollo
Capítulo 77 Tratará en este capítulo como por aber muerto los yndios de la costa nonbrados Juchtlan, Amaxtlan, Yzhuatlan, Miahuatla, Tecuautepec, Xolotla a los mercaderes mexicanos mataron, fueron contra ellos y los bençieron y mataron, quedaron por basallos de la corona mexicana Juntáronse como tre ellos es uso y costumbre los tratantes, mercaderes, harrieros, nombrados oztomeca, de Mexico Tenuchtitlan y de Aculhuacan, Cuauhtitlam y Tultitlam, tepanecas, Tenayuca, Cuitlachtepec, Xuchimilco, Cuitlahuac, Mizquiz, Chalco, todos mercaderes, para aber de hazer biaxe y camino largo, como era los pueblos arriba dhos de la costa, a traer cacao, plumería, oro, piedras preçiosas, cueros adouados de tigueres, pajaros pequeños de preçiadas plumas. Llegados a los pueblos de ellos, pregúntanles: "¿Qué queréis bosotros aquí? ¿De dónde sois?" Rrespondieron los mexicanos: "No queremos más de hazer noche en uro pueblo, somos unos miserables tratantes buscamos nras bidas, y somos de lexos tierras". Con esto quedaron yndignados 104v y júntanse mucha gente para matallos aquella noche. tendido por los mexicanos, júntanse todos uno, que estauan distintos, apartados. Y aunque estauan sobre bela, después de medianoche dan con ellos, estando durmiendo, los mataron a todos y aunque quisieron huirse de entre sus manos no pudieron, y ansí, murieron todos, saluo uno se hizo como uno dellos y escapó aquella noche, bino amanesçer diez leguas del pueblo y pueblos.
Todos los demás murieron, y rrobaron y lleuaron los cuerpos de ellos arrojar un rrío grande y por no yr tan lexos los hecharon unas barrancas adonde auras y animales comieron los cuerpos. Hecho esto, entendiendo que nenguno escapó, rreparten el despoxo tre los quatro pueblos. Llegado a Mexico el que escapó, llegado al palaçio, haze la rrelaçión del suseso hizieron, estando presente a esta rrelaçión Çihuacoatl. Dixo Ahuitzotl: "Seáis muy bien benido. Fuistes a dexar a mis padres, abuelos, amigos, lleuando sus coraçones gran dolor, pasando tantos trauajos, soles, aguas, montes, rríos, pasando con harto dolor y temor por junto y a bista de animales, y salistes y escapástes bos de tre las manos de los traidores, salteadores. No an de ser ansí perdidos ni olbidados, que los coraçones, ojos, uñas aclama. Dexaldos agora con este contento por agora, que contra ellos se a de hazer muy cruel bengança y por cada un mexicano an de morir dos mill traidores. Descansad, amigo". Hizo dar de comer y beuer su prezençia y diole rrosas, flores, perfumaderos y diole mucha rropa para bestir. Hizo llamar a Tlacateeccatl y Atlixcatl, Tlacochcalcatl, Ezhuahuacatl, Acolnahuatl, Tlilancalqui, Tezcacoacatl, Tocuiltecatl, Huitznahuatlailotlac. Juntos todos en el palaçio, dixo Çihuacoatl a Cuauhnochtli: "Yd y benga a oyr una baxada que a benido al rrey de Aculhuacan, Neçahualpilli, y al rrey de tepanecas, Totoquihuaztli, para se haga la total destruiçión de los de la costa".
Fueron luego mensajeros a llamarlos, los quales, oydo ser llamados por los rreyes de Mexico, binieron luego a Tenuchtitlam. Llegados todos quatro rreyes uno, començó de rrelatar Ahuitzotl la mala nueba truxo uno de los puchtecas mexicanos, diziendo cómo los malos traidores de la costa mataron a todos los mercaderes de Mexico y Aculhuacan, tepanecas, chalcas, suchimilcas, finalmente de todos los pueblos, y, muertos, les rrobaron y arronjaron los cuerpos unos rríos y peñas adonde auras y animales comieron sus cuerpos, son los de Xochtlam y Amaxtlan, Yzhuatlan, Xolotlan, y todos ellos están en arma para los fuesen contra ellos alliende, se hizo con ellos el pueblo de Soconuchco y Coatzacualco, chinantecatl, ayoteccatl. Oydo por los rreyes sus hermanos y basallos murieron, rresçibieron muy grande pesar y creçióles el coraje, rresponden al rrey Ahuitzotl con clemençia y blandamente, animándole, proponen, determinan no a menester mucho aguardar, "sino luego a la ora se haga gente de todos los pueblos suxetos de esta rreal corona y de las nras, que no a de quedar nengún mançebo, por bisoño sea. Nosotros bamos con ura liçençia luego a la ora a poner por obra nro campo cada uno y bos, gran señor, bayan luego buestros mensajeros a todos los pueblos sujetos". 105r Despedidos del rrey Ahuitzotl y de Çihuacoatl Tlacaeleltzin, llegados a sus tierras, el rrey Neçahualpilli haze llamar a todos sus prençipales de todos los pueblos a él suxetos y sus capitanes y balientes hombres, házeles una larga oraçión sobre las muertes de sus hermanos, padres, deudos, hijos suyos, que con tanta crueldad y traiçión mataron los yndios de la costa de los quatro pueblos arriba dhos, y para balerse se an cofederado otros quatro pueblos con ellos.
"Y manda el rrey Ahuitzotl, y nosotros su rreal nombre, que dentro de ocho días naturales se junten en campo todos los sujetos a la corona de Acolhuacan". Los quales dhos prençipales, oydo, tendido, se alborotaron de pesar, luego propusieron de morir la demanda. Y lo propio el rrey de tepanecas. Mandaron luego aperçibir y adereçar al armas, rrodelas, espadartes, matalotaxe, bizcocho (tlaxcaltotopochtli), maíz toztado y molido con chian, que es pinole, chile molido seco, frisol molido, cacao molido seco (cacahuapinole). Andaban cada día los mexicanos sus barrios, cada un día dos oras de ocupaçión en el exerçiçio de las armas, que adestrauan a los mançebos y a los que otras bezes abían ydo a la guerra, y aperçibiendo armas y matalotaxe abundante. Y asimismo fueron a ello mensajeros a todos los pueblos de Cuyuacan, Suchimilco, Mizquic, Cuitlahuac, Culhuacan y Nachteuctli, son los de Yztapalapan, Mexicaçingo, Huitzilopochco, Chalco, Tlalhuic, de los de Tierra Calliente, que es todo el Marquesado, y fuera del Matlatzinco y los montes, Tenançingo, Malinalco, Ocuillan, Xilotepec, Chiapa, Xocotitlan, Maçahuacan Xiquipilco, Cuahuacan, en efeto, hasta los pueblos de Tulançingo y Otomíes y Meztitlam fueron de todo abisados con la breuedad, y sobra de matalotaxe, por ser largo el camino. Comiençan luego de tomar el camino los mexicanos, como siempre tomar la delantera e yr guiando a al campo, abriendo caminos, rreconosçiendo tierras, de manera que quedó la çiudad de Mexico que paresçía despoblada, uno ny nenguno paresçía sino mugeres.
Acabado de salir todos, dende a quatro días començaron luego las mugeres casadas y moças de hedad y las monjas y saçerdotes y los perfumadores todos de ayunar y los saçerdotes y bendedores de fuego y perfumaderos de hazer sacrifiçios cada quatro días delante del Huitzilopochtli, sacándose sangre de las puntas de las lenguas y de las orexas y molledos de los braços y muslos, y las mugeres todas desde aquel día no se lauauan las caras ni las manos ni la cabeça ni se bañauan, tenían las caras y manos, piernas, bien suzias, mugrientas. Y unos aposentillos como dezir oratorios, llaman calpolco, tenían colgadas las mantas rricas de sus maridos y hermanos, llaman omatl, y sus ydolos de Quetzalcoatl y diosas Huixtoçihuatl y Atlantonan y el que llaman Yxtliltoyahua y Chalchiuhcuec y huesos de los sacrificados abidos de las guerras ("malli yomio"), y los dioses de las guerras (Malteteo), y antes que salga el Luzero de la mañana hazen lumbre y lleuan sus brazerillos o ynçensarios y, echado dentro copal, sahuman a los dioses y a las diosas y a los huesos y rropas de sus maridos. 105v Era hazer aquella rrogatiua a los dioses de las guerras o demonios naturales a que diesen bitoria a sus maridos. Acabado esto, házenles de almorzar a los dioses o demonios, hazen unas tortillas blancas grandes llaman papalotlaxcalli, y gusanos de magués salmuera, tostados comales, llaman xonecuilin y mecocuilli, y tueztan un poco de maíz y le muelen, llaman yzquiotl, y lo baten una xícara azul nueua y lo ponen a los dioses para que lo beuan.
Acabado esto, comiença de llorar delante de los dioses, solloçando, sospirando, diziendo: "Señores, nros señores de las aguas, bientos, tierras, pobre de aquellos uros çierbos y basallos, las águilas, tigueres, soldados que os ban a traer de las yeruas pequeñas, chicas, de los bençidos para ura pequeña ofrenda y sacrifiçio, que ban por mí a traerme naguas, güeipiles. Tanpoco ba a traer el sustento de nros hijos, tanpoco ban cargados con mercaderías a tratos para ellos, sino por bos, mi buen señor, como tal que sois, que sois el ayre, noche, uro propio albedrío, querer, somos tus esclauos (Titlacahuan). Condoleos de buestro sirbo, mi marido, ba con soledad, tristeza de nosotros". Y esto hazen todas las mugeres casadas cada quatro días. Tornando a nuestro propósito, llegado el campo mexicano a Guaxaca, llamaron a los prençipales de todos los pueblos que luego, "oydo nra baxada, luego se aperçiban de armas y matalotaxe abentaxado, que bamos a las costas del mar, luego estén todos los nonohualcas dentro de terçero día un campo, señalen capitanes". E asimesmo dixeron a los otlatecas y a los yzhuatecas se aperçibiesen luego a esta guerra e que nenguno traiga esclauo preso, sino todos an de morir a fuego y sangre, todos, chicos y grandes. Y al partir de términos de Guaxaca hizo llamamientos y juntas los mexicanos en prezençia de Ahuitzotl, rrey, todos los que prendiesen y cautibasen no abían de yr a Mexico nenguno, que estauan muy lexos, sino que todos abían de morir, uno ni nenguno.
E llegados a miahuatecas, otomíes y parte de los yzhuatecas, biendo bieron el campo mexicano, comiençan un alarido y bozes que paresçía se hundían los çerros y collados y dan tan rrezio con ellos que comiençan de morir ynfinitos. Dende a dos oras, dan bozes, diziendo: "Señores mexicanos, basta ya la crueldad ura, çesen buestras fuerças baroniles y descansen uras armas, que nosotros de estos pueblos que daremos nro tributo, s lo que ay en estas costas, que es el chalchihuitl, piedras de esmeraldas de diferentes maneras y preçiada plumería, otros géneros menudas de piedra rrica, caracoles, tecomates rricos, pluma blanca muy rrica". Entonçes hizieron çesar el conbate a todas las gentes. tonçes, acabado de çesar el conbate, los cautiuos que abían prendido todos los mataron y los mançebos habían hecho presa de cautiuos, señal de bitoria, los trasquilan el cauello dexándole detrás de la cabeça un manoxo para trançar el cauello y ponerle pluma rrica, y el que abía prendido dos o tres le tresquilauan como a cuachic, con una cresta de cauello y detrás su tran 106r çado para atalle plumería rrica. De allí ban a Xolotlam y a Maxtlan y a Teguantepec. Dixeron a los de Ahuatla y yzhuatecas que por mandado del rrey Ahuitzotl que llegasen ellos primero o fuesen guías por los caminos de los tres pueblos y, llegados a Ayotecco, dan abiso los yzhuatecas a Ahuitzotl, rrey. Llegados a sus términos, da abiso Ahuitzotl luego otro día, ates del alua, an de acometer a los enemigos tan balerosamente que quando benga el día claro no aya memoria dellos.
Y los capitanes, abiendo animado cada capitán sus soldados comotre ellos es uso y costumbre, poniéndoles delante estauan ya en "tlachinol atempan", abiendo animado cada cuadrilla su gente, como tales capitanes suelen hazer a su gente, posponiéndoles delante el poco ser del mundo y el gran balor y nonbradía de morir campo florido (xuchiyooyoc). Abadas estas oraçiones de los capitanes a sus soldados, abiendo disflemado la lágrima con sollosos, gemidos, se lebantan y se abraçan unos a otros como despidiéndose de xamás boluer a berse los unos a los otros, pospuesto de morir o bençer. Començáronse a armar de sus armas y tiñirse las piernas y las caras de negro por se conosçer los unos de los, y capitanes y sus soldados lo mesmo, se conosçiesen.
Todos los demás murieron, y rrobaron y lleuaron los cuerpos de ellos arrojar
Fueron luego mensajeros a llamarlos, los quales, oydo ser llamados por los rreyes de Mexico, binieron luego a Tenuchtitlam. Llegados todos quatro rreyes
"Y manda el rrey Ahuitzotl, y nosotros
Acabado de salir todos, dende a quatro días començaron luego las mugeres casadas y moças de hedad y las monjas y saçerdotes y los perfumadores todos de ayunar y los saçerdotes y bendedores de fuego y perfumaderos de hazer sacrifiçios cada quatro días delante del Huitzilopochtli, sacándose sangre de las puntas de las lenguas y de las orexas y molledos de los braços y muslos, y las mugeres todas desde aquel día no se lauauan las caras ni las manos ni la cabeça ni se bañauan,
Acabado esto, comiença de llorar delante de los dioses, solloçando, sospirando, diziendo: "Señores, n
E llegados a miahuatecas, otomíes y parte de los yzhuatecas, biendo
Y los capitanes, abiendo animado cada capitán sus soldados como