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Datos principales


Desarrollo


Capítulo 69 Tratará en este capítulo del rresçibimiento se les hizo a los dos rreyes comarcanos la çiudad de Mexico Tenuchtitlan y a todos los señores prençipales que binieron, y como se selebró la fiesta y coronaçión del rrey Ahuitzotl Después de que llegaron el señor de Aculhuacan, rrey Neçahualpilli, y el señor de tepanecas, Totoquihuaztle, los dos rreyes le hazen gran rreueren, humillaçión al rrey Ahuitzotl. Comiençan el uno a hazer una muy larga, prolixa oraçión de las personas, estados de sobrino y tío y de la rrepública y grandeza del ymperio mexicano y alabança del tetzahuitl Huitzilopochtli y, acabado el rrey Neçahualpilli, comiença luego el rrey segundo de tepanecas, Totoquihuaztli. Hecha otra larga oraçión prolixa las mesmas alabanças de los señores tío y sobrino y del ymperio mexicano y del ydolo Huitzilopochtli, presentan luego sus cautiuos el uno y el otro rrey para el sacrifiçio del demonio y crueldad ynhumana, carniçería de rregalo y contento del mesmo demonio, para lleuar al ymfierno almas de miserables gentiles. Abiéndole rrendido las graçias Çihuacoatl al mançebo Necahualpilli, hijo de Neçahualcoyotzin, le dan su lugar y asiento y danles de comer como a rreyes conbenía y pertenesçía, y luego lleuaron presos la parte llaman tezcacoac y calmecac, por estar mejor guardados allí. Díxole Çihuacoatl al rrey Ahuitzotl: "Otra bes conbidamos a los de las trasmontañeses (tlateputzca). No quisieron benir.

Solos binieron los de Cholula y no binieron de la parte de Huexoçingo y tlaxcaltecas y tliliuhquitepecas, tecoacas. Solos binieron los de Meztitlan y Mechuacan y Yupitzinco, binieron luego a la obidiençia. Gora les conbidemos otra bes y, no queriendo, es la guerra 92r con ellos, pues lo causan y quieren ellos". Así, dixo Çihuacoatl: "Sea norabuena, que muy bien acordado está así". Y luego llamó Çihuacoatl a Cuauhnochtli, capitán, y a Tlacateccatl y Tlacochcalcatl y Ticocyahuacatl. Benidos ante Çihuacoatl, les propone la embaxada que an de lleuar a las trasmontañas a llamar y conbidar a los señores de Huexoçingo y Cholula y Tlaxcalla, Tecoac y Tliliuhquitepec y Çacatlan. Y estos prençipales nombraron su lugar otros balerosos soldados biexos, tequihuaques. Abiéndoles ymformado de la manera y rrazón que lleuan, bueluan con breuedad con rrespuesta. Salidos, ban rrazonando entre ellos: "Esta buelta y tornada es muy dudosa: o emos de boluer o quedar allá hechos manjar de las auras y milanos o de leones, conforme como nos ayudare nras benturas y hados; y en fin, somos biados y mensajeros por fuerça que de grado emos de yr nro camino". Llegados a las orillas y guardas de los caminos apartados, durmieron muy secretos y después de medianoche partieron y llegados al palaçio, hablan a los porteros del palaçio si estaua en el pueblo el rrey Jayacamalchan. Preguntándoles los porteros de dónde eran, qué quería, dixeron los mensajeros: "No es posible dezirlo quién somos ni lo que queremos si no es personalmente al rrey Jayacamalchan".

Y así, traron a dar abiso a Jayacamalchan. Rrespondió a esto el rrey: "Tornaldes a preguntar que de dónde son y qué quieren". Tornando a rreplicar los mexicanos hasta dezirlo en la propia prezençia del rrey que no podían dezirlo. Bueltos los porteros, dixo el rrey: "Llamaldos que entren acá". trados los mensajeros, le besan las manos y primero, según usança, antes de llegar a la baxada, besan la tierra delante del rrey los mexicanos y luego le proponen la enbaxada muy caresçidamente de parte del rrey Ahuitzotl y su tío Çihuacoatl, y la rretórica muy eloquente, larga, rrogatiua. Acabado los mexicanos la baxada, rrespondió el rrey Jayacamalchan que él era muy contento de ello con esas confianças y seguridades, dexadas aparte enemistades, guerras, muertes, que quando a ello fuere que no a de ser a hurtadillas, con engaños manifiestos, sino público, notorio, campo de bençimiento de una par u otra. Y con esto, hizo ospedar a los mensajeros y darles muy cumplidamente de todo género de biandas y después les dieron para ellos muchas rropas de bestir a los mensajeros; y despedidos, se ban derechos a Cholula al palaçio. Los porteros dixéronle al rrey della. Dixo: "Llamaldos que tren acá". Y trados, los mexicanos le hazen gran rreuerençia y besan la tierra según costumbre y señal de paz. Explican su baxada muy eloquete, arrogançiosa, larga, prolixa, según que tre ellos usan, muy caresçidamente. Rrespondió el rrey Tlehuexolotl, dixo: "Mexicanos y hermanos nros, quieroos declarar que las enemistades, guerras de bosotros y nosotros no es sino un ynteresçe de boluntad nasçido, por somos todos unos de una parte, casa y tierra benidos, bosotros y nosotros y los de Tlaxcala y todas estas partes.

Y buestra benida, para bosotros muy dudosa, causada por bosotros los mexicanos, que ay guardas grandes, ay espinas, ay hiel, dolor, temor tre unos y otros. Y en lo que tratáis del conbite que el rrey y mançebo Ahuitzotl y su tío nos hazen, y hazen llamamientos a todos los señores de las trasmontañas, 92v paresçe que es asimismo conbidar y llamar a nro dios Tlilpotonqui Teocamaxtli que ba con nosotros, porque es berdad que quando se coronó por rrey el propio Ahuitzotl, que agora al presente haze dos çelebraçiones, su coronaçión y boda y prinçipio de años, dedicado a uno de los dioses, nos biaron a llamar y no fuimos por entender era con fraude y engaño, lo qual no fue así, que nosotros fuimos en culpa de no yr por nra poca confiança; y que, dexada aparte esta enemistad y guerra florida que tre nosotros ay, que a su tiempo y lugar será el fenesçimiento de esta guerra, y así, con esto, concluyo yré allá con todos los prençipales de este rreyno, y si no fuere yo persona, ynbiaré otro herno mi lugar y prençipales yrán con él para el tiempo que dezís. Con esto, descansad". Y fueron serbidos las biandas y breuajes de atole, yzquiatolles, de dos o tres géneros y pinole. Despedidos, les dio diez o doze acompañados les lleuasen hasta en mitad del monte y allí llegados, se boluieron los de Tlaxcala y Cholula y los mexicanos se terraron unas hoyas. Y a medianoche dan con ellos las guardas de Huexoçingo.

Pregúntanles quién son, de dónde bienen. Dixeron los mexicanos: "Somos de Tlaxcala, que nos bíe nro rrey aquí a un mandado". Preguntan quién es, cómo se llama el rrey de Tlaxcala y Cholula. Dixeron llamarse Tlehuexolotl. Dixeron ellos: "Pues nosotros de Tlaxcala, benimos de allá, y el señor nro abía do al señor de Cholula, Tlehuexolotl, yría, ay ocasión a que al presente no puede yr a la çelebraçión de la fiesta y coronaçion del rrey Ahuitzotl y la fiesta de su tío Tlailotlac Çihuacoatl, y así, nos bía su lugar Maxixcatzinteuctli a hazer este cumplimiento nosotros su lugar". De que, rreconosçidos unos y otros, quedaron allí hasta que llegaron los de los de Cholula, y lo propio les aconteçió con los prençipales de Cholula, digo, de Huexoçingo, y allí todos aguardando donde llegan los de Cholula. Y, entendidos de los unos y los otros, se encorporaron y binieron todos juntos los de Tlaxcala, Huexoçingo, Cholula con los mexicanos baxadores. Dizen los mexicanos: "Hermanos, mirá que amaneçe ya. Començemos a cojer cortezones de árboles secos", que llaman cuauhtlaxipehualli y ocoçacatl, hojas secas de los pinos y rrama y tréuol montesino (ocoxochitl), y hongos. Y caminando todos, anocheçieron la parte llaman Apanoayan. Llegados, descansan, dizen los mexicanos: "Señores y hermanos, tanbién emos de trar de noche la çiudad de Mexico porque no os bean los mexicanos, son malos y peruersos, que ssi os sienten a bosotros, a todos nos matarán y no mirarán somos de ellos".

De que con esto fueron con grande abiso todos. llegando que llegaron a Acachinanco, les dixeron los mexicanos: "Ya estamos Tenuchtitlam. Hechá por ay lo que traíamos cargados". Quando llegaron, sería al cuarto del alua, fueron derechos a casa del mayordomo mayor (Petlacalcatl), dixéronles los baxadores: "Ya boluemos de nras baxadas. Hazed aposentar muy honrradamente a estos prençipales, son de Tlaxcala, Huexoçingo, Cholula, y todo el cumplimiento que a tales señores pertenesçe, bamos a dar rrazón al rrey Ahuitzotl y Çihuacoatl de lo que traemos de nro biaje". Dixo Petlacalcatl (mayordomo) que estaua Ahuitzotl y Çihuacoatl "con gran pena de bosotros, no os ubiera susçedido al 93r guna desgraçia o os hubiesen muerto, que, fin, fue el mensaje con enemigos capitales". Y así, luego fue Petlacalcatl a dar abiso al rrey Ahuitzotl de la benida de los mensajeros, de que holgó, y luego con el propio bió luego a llamar al biexo Çihuacoatl. Llegado y saludádole, mandan benir los mensajeros y, benidos ante ellos, después de les aber hecho gran rreuerençia a sobrino y tío, elatan la baxada de los tres rreyes arriba contenidos y como lugar de ellos personas bienen y son benidos a esta corte de los tres rreyes sus deudos y prençipales, los quales están aposentados la comunidad del mayordomo mayor, que presente está. Dixo Çihuacoatl a los mensajeros: "Hazé cuenta hezistes el mensaje al fuego y brasa del ynfierno y que de allá salistes". Mandóles dar de bestir y otras rropas a los mensajeros, diziéndoles: "Tomad, que las partes que fuistes es el ynfierno adonde allí no ay águila ni tiguere ni león que allí no es despedaçado". Y encargaron con mucha ynistaçia al mayordomo que el rregalo de diuersos manjares y rrosas flores perfumaderos les diesen hasta que llegasen los mensajeros de otros seis pueblos, que tonçes les berían a todos. Y enbióles a dar a los tlaxcaltecas y Huexoçingo, Chulula de bestir muy cumplidamente y que nenguna pena tubiesen, que hasta ser llegados otros seis pueblos, los señores dellos o los mensajeros, luego se haría la solenne çelebraçión de la onrra y fiesta.

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