Compartir


Datos principales


Desarrollo


Capítulo 35 En este capítulo proporne de la manera fue ganada la prouinçia de Coayxtlahuacan, allegados y conjuntos de los naturales de Guaxaca, de la guerra tubieron los mexicanos con ellos, y quedaron por basallos del ymperio mexicano, y la causa y rrazón. de ello Yendo los mexicanos y azcapuçalcas y de Tacuba, Tezcuco, Suchimilco, Chalco, todos mercaderes y tratantes, a los tiangues de la prouinçia de Coayxtlabaca, que eran los mercados muy grandes y generales, de mucho balor y rriquezas, confederados con çien yndios basallos de los prençipales de Coaixtlahuacan con ellos, acabados los mercados y boluiéndose los mercaderes mexicanos y todos los demás, que casi benían todos juntos, los ataxaron un camino junto a unas grandes peñas y altas preguntándoles que de dónde eran, lleuauan, qué querían. Abiéndoles dho de dónde y de qué pueblos eran todos, les dixeron: "¿Por bentura nosotros bamos a buestras tierras a tratar o contratar con bosotros? ¿Somos por bentura basallos de Monteçuma? Aquí abéis de dexar buestras mercaderías y rriquezas, y las bidas tras ello". Luego los despeñaron de unas peñas muy altas. Los quales fueron por todos çiento y sesenta mercaderes de todas partes y pueblos los muertos y, acabados de matar, los rrobaron y fueron con este abiso a sus señores y prençipales y les dieron y presentaron todas las rriquezas rrobadas. Y algunos otros que se tardaron y no fueron con los muertos, se escaparon y salieron huyendo de noche y, llegados a Mexico Tenuchtitlan, se han derechos a los palaçios de Monteçuma y, presente Çihuacoatl Tlacaeleltzin, explicado el caso, rresçibió de esto gran pesadumbre Monteçuma.

Estubo un poco suspenso, luego le dixo a Çihuacoaltzin: "¿Qué sinrrazón es esta, qué menoscabo, qué desonrra usan con nros basallos? Y mirado bien en ello, no es a ello el agrabio, sino a my y a esta corte y corona". Rrespondió luego Çihuacoatl Tlacaelel: "Señor, aquí no es menester más aguardar. Bayan, señor, uros mensajeros a los pueblos de Tezcuco, Azcapuçalco, Tacuba, Culhuacan, Cuyuacan, Chalco, Tepeaca, Toluca, Tulançingo, que a ellos tanto como a nosotros, y a los de Huexoçingo y Cholula, Yçucar, Acaçingo y Cuauhtincha, luego, bisto y tendido buestro mandato, se aperçiban con toda la más gente y armas, bituallas, para este menester. Y sea con pena de muerte y destruiçión de sus pueblos luego bengan dentro de un término puesto para ello". Y luego fueron a ello los prençipales Huitznahuatl, Tlapalteccatl, Atenpanecatl, Mexicatl teuctli, fueron a Aculhuacan y luego por su orden a todos los demás pueblos ya dichos y en todas partes fueron de ellos muy bien rresçibidos de ellos y les dieron muchos presentes, como es uso y costumbre a los tales mensajeros darles todos los pueblos suxetos de la corona mexicana. Y luego, oydo su mensaje del rrey Monteçuma, luego se publicó la guerra y breuedad todos los lugares, pueblos y se rrecojieron luego las armas 40v conbinientes y nesçesarias para esta guerra, y a hazer espadartes de nabaxa y pedernal rrezios, agudos y a linpiar bozinas de caracol y conchas, adereçar los cueros de tigueres, leones, águilas, culebras grandes, muy bien adobados los cueros de ellos, para poner temor y espanto a los enemigos; el matalotaxe tanteado para el tiempo de la yda y estada y buelta, conforme suelen hazer quando se ofresçe la dha guerra; y en cada pueblo estar todo a punto adereçadas las tiendas de campo y mantas del camino delgadas de nequén para la defensión del sol, coas, baras para los palenques y fortalezas y carrizo para los xacales de tiendas y cozinas; y las despensas, almazenes de cada pueblo situados por el rrey, al doble el bizcocho menesteroso en tal menester, todo a punto aguardando la boz de los mexicanos a ello.

Monteçuma en Mexico y Çihuacoatzin Tlacaelel dixeron: "Parésçeme ya todo está a punto. Pártanse luego mañana al quarto del alua. Caminen con la fría". Llamados para esto los generales Cuauhnochtli, Ticocnahuacatl, Mexicatl teuctli, Otomitl y los balerosos cuachicme. Despedidos de Monteçuma, caminan para Coayxtlahuacan y en el camino se fueron juntando y hizieron alarde general en los llanos de Ytzocan, que es agora Yçucar, y hallaron de gente de guerra "çempoalxiquipilli on macuilli xiquipilli", que beinte y çinco xiquipilli de a ocho mil cada xiquipil son dozientos mill conbatientes, y cien mill tamemes cargadores de comida y armas y aparato de guerra. Y llegados a la frontera de sus pueblos de los enemigos, que estauan a la mira y guarda de sus pueblos y tenían hechas torres, albarradas, subidas de las sierras, montes y cuebas, dixeron los mexicanos: "Ea, hermanos, ya estamos acá. Muéstrense agora uro esfuerço, balor, ardimiento, coraje, fuerças, son estos otomitillos ynútiles, de poco balor y menos conosçimiento. Si no, mirá el balor grande tenían los de Chalco, que treze años duró la guerra con ellos y al cabo fueron bençidos, muertos, desbaratados y suxetos a la corona mexicana de nro ymperio, tan baleroso y temido en el mundo. Sin esto otras muy grandes prouinçias que buestras balerosas fuerças, ánimo an ganado y suxetado. Y para estos miserables bastará un solo día mostrando buestro alto balor y balentía de buestros coraçones y braços".

Oydo esto, todos los capitanes después de media noche se armaron muy a la sorda y estando en las puertas y albarradas de sus fortalezas, algan una grita tan grande, golpeando sus rrodelas con los espadartes, tran en ellos tan furiosamente, que no les dauan bagar de leuantarse. Y como no eran cursados en guerras, luego començaron desde el prinçipio afloxar, aunque muchos en demasía. Comiençan luego a prender muchísima cantidad dellos y a atarlos y dexarlos tendidos en el suelo, siguiendo con grandísima furia el alcançe de ellos y muchísimos que no se querían dar por bien, mataron. Y llegados al gran cu de su ydolo, quemaron la casa del templo. Y, bisto los naturales de Coayxtlahuacan la gran destruiçión, començaron a bozear desde los altos montes y con bozinas del tecçiztli, a çesar el conbate y matança, 41r diziendo: "Señores mexicanos, çeçen ya buestras armas, descansen buestros balerosos braços. Aguardanos que hablemos lo que prometemos de nra promesa y tributo, basallaxe". Y con esto, tocando los mexicanos sus bozinas, çesó la guerra luego y escucharon lo que dirían los pobres bençidos tenimes (estranjeros de lengua): "Daremos de tributo muy largas mantas, llaman cuachtli, de a diez braças cada una de largas, y otras llaman cozhuahuanqui, y fardos de chile, fardos de algodón, xícaras y tecomates, pilones de sal blanca. Y esto es lo que prometemos y tenemos". Y les dixeron los mexicanos: "Dezid, coaixtlahuacas, ¿abéislo bosotros de lleuar a la çiudad de Mexico?" Rrespondieron lo lleuarían cargado hasta allá en Mexico.

Con esto los mexicanos, no contentos, tornan luego a segundar con bozería grande y de matar a los miserables bençidos. Pidiendo misericordia e tornando a clamar, los prençipales bençidos dixeron: "Çesen, señores, ura furia y armas. Tornadnos a escuchar lo que más dezimos". Y con esto los mexicanos hizieron çesar el conbate de la guerra. Dixeron: "Tanbién tributaremos piedras preçiosas, menudas, en poluo, berdes, azules, pardas como la margagita, para coronas y medallas de rreyes, y cristal. Y con esto çesamos. Condoleos de las mugeres, niños, biexos, biexas y de cuna rreçién nasçidos. Con más nros seruiçios personales, por nros tiempos". Y con esto binieron a los palos de los prençipales bençidos y despues de auer comido y descansado dos o tres días, les dieron a los mexicanos capitanes muchas dádiuas, merçedes, rropas, plumería, medallas, oro, piedras de balor. Y con esto, se partieron los mexicanos con el terçio del tributo adelantado, conforme a la promesa arriba dha, y así, llegaron a la gran çiudad de Mexico muy rricos y contentos. Y al entrar de la çiudad alçaron una bozería en canto triste los presos, de mucho dolor y lástima, y bailando según lo tienen por uso y costumbre. Y llegados, fueron a hazer rreuerençia y sacrifiçio al dios de ellos Huitzilopochtli por les auer dado bitoria contra sus enemigos y luego binieron a hazer rreuerençia a Monteçuma y a Çihuacoatl y les dieron cuenta de todo lo susçedido en la guerra.

E luego Monteçuma mandó poner mayordomo de las rrentas de los de coayxtlahuacas en Tenuchtitlan, otro sus mesmos pueblos y, sobre todo, mandó rrepartir a los esclauos a todos los mayordomos con gran cuenta y cuidado para su tiempo. Otro día dixo Monteçuma a Çihuacoatl Tlacaeleltzin: "Será bien que se ponga el baso de madera o de piedra para el sacrifiçio de nro dios Huitzilopochtli, es teocuauhxicalli". Rrespondió Çihuacoatzin hera muy bien dho y muy bien acordado y que allí era nesçesario hazer sacrifiçio con los esclauos de Huaxaca. E puesto el baso en el gran cu alto del Huitzilopochtli, hizo luego llamami a todos los prençipales basallos de la corona de Mexico, uno ni nenguno quedó, todos fueron benidos al tiempo y plazo, y les lleuaron para que biesen el baso del sol, ansí yntitulado dios, llamado Xiuhpilli Cuauhtlelhuatl, "el qual le emos de estrenar con los uençidos esclauos de Guaxaca, coayxtlahuacas". Y el día del sacrifiçio Monteçuma se ynbixó con un betúm negro como de margagita negra y la cara se le puso denegrida con umo de tea. Y al dios le pusieron lo propio, con un cobertor la cabeça como bonete o sombrero con señal de pluma negra (xiuhhuatzolli), y la nariz del ydolo le pusieron como çarçillo de color berde, llaman yacaxihuitl, y un colgadero de braço, 41v ancho como manípula, de colorado cuero y dorado, que llaman matemecatl, que biene del ombro para el braço derecho, y unas cotaras de cuero de tiguere y cúbrenle una manda muy galana de labor, apegado de piedra menuda de esmeralda (xiuhtlalpilli), y de lo propio el pañete (maxtlatl), y un baso de piedra muy rrica, pequeño, adonde lleuaba beleño molido (y yetecomatl).

Y de la manera fue bestido y adornado Monteçuma lo fue también Çihuacoatzin Tlacaelel y ambos a dos cada uno lleuaua la mano yzquierda un nabaxón muy agudo de perdernal para abrir por los pechos a los sacrificados en el cu, yndios de Guaxaca. Y ansí, subieron ambos juntos al cu y trujeron luego a los miserables yndios esclauos al cu y benidos los matadores llamados cuacuacuiltin, adereçados y bixados de colorado, armadas las cabeças por pelear primero uno a uno con los bençidos, de la manera que todo susçedió conforme y ni más ni menos al otro gran sacrifiçio que atrás emos contado, por no enfadar al letor con esto tantas bezes. Saluo que, puesto el cuerpo boquiarriba mirando al çielo el muerto, el propio Monteçuma, como primero, abría al miserable yndio con el pedernal los pechos, teniéndole tres o quatro de los matadores, y tomando la sangre calliente lo arrojaua hazia el oriente al sol, y luego los otros le sacauan el coraçón calliente y lo presentauan al ydolo Huitzilopochtli que estaua delante, arrimado a una pared, de bulto mayor que de estado y medio, como agora se bee por él. Y éstos, cabía el Monteçuma de matar a dos y otros dos Çihuacoatl y todos los otros por manos de los matadores, que cada çinco o seis personas tenían bien asido al muerto que abía de ser. Y así, se acabaron todos de matar y sacrificar los miserables yndios esclauos, cosa que el demonio adbertía con ellos de usar de tanta crueldad con sus próximos.

Y hecho esta cerimonia, subía uno ençima de la casa grande que es del Huitzilopochtli, tlenamacac, y lleuaua fuego en un brazero y baxaua de allá una figura manera de una culebra berde, llaman xiuhcoatl, y traiéndola los braços la pone en la batea de piedra aguxerada, llaman cuauhxicalli, y allí le ponen fuego y se quema la figura de culebra hasta dexarlo hecho ceniza. Acabado toda esta çerimonia, se baxan de lo alto todos, Monteçuma y los prençipales forasteros, y se ban al palaçio. A cabo de dos o tres días, se haze solene baile, mitote, areito la gran plaça de Huitzilopochtli y frontero del palaçio, les hazen merçedes a todos los prençipales forasteros y se despiden y ban a sus tierras.

Obras relacionadas


No hay contenido actualmente en Obras relacionadas con el contexto

Contenidos relacionados