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Datos principales
Desarrollo
Capítulo 34 Que entre los señores principales y mercaderes usavan, los unos a los otros, dar la enhorabuena del primogénito, embiando dones, y quien de su parte hablase a la criatura, saludándola, y a la madre y padre y abuelos. Embiavan a hazer esto a algún viejo honrado, sabio y bien hablado, el cual primeramente hablava al niño con lenguaje muy tierno y amoroso, lleno de mil dixes. Esto hazían por dar contentamiento a los padres y abuelos del niño Después que ya se sabe que la señora N parió, luego los amigos y parientes de los pueblos circunstantes van a visitar al niño y a la madre y a los parientes. Y primeramente en la visitación hablan al niño rezién nacido, y para saludarle descúbrele la madre para que esté patente al que le habla. Si es hijo de señor o persona muy principal de genealogía de grandes señores, o si es generoso, dízele de esta manera si es varón el que habla y viejo principal: "¡Oh, nieto mío y señor nuestro, persona de gran valor y de gran precio y de gran estima! ¡Oh, piedra preciosa! ¡Oh, esmeralda! ¡Oh, zafiro! ¡Oh, plumaxe rico, cabello y uña de alta generación! Seáis muy bien venido; seáis muy bien llegado. Havéis sido formado en el lugar más alto donde habitan los dos supremos dioses, que es sobre los nueve cielos. Hannos hecho de vaciadizo, como una cuenta de oro; hannos agujerado como una piedra preciosa muy rica y muy labrada vuestra madre y vuestro padre, el gran señor y la gran señora, y juntamente con ellos nuestro hijo Quetzalcóatl.
¡Ay, dolor que havéis sido embiado a este mundo, lugar de cansancios, lugar de fatigas, lugar de dolores, lugar de descontentos, lugar donde está el sumo trabajo, y de suma aflición, donde los dolores y afliciones se enseñorean y se glorifican! ¡Ay, dolor que has venido a este mundo no para gozarte, ni para tener contento, sino para ser atormentado y afligido en los huessos y en la carne! Havéis de trabajar y havéis de afanar y havéis de cansaros. Para esto havéis sido embiado a este mundo. Bien sabemos que fuistes adornado y compuesto de dones ante de la creación, para ser estimado y amado. Muchos días ha, señor mío, que havéis sido desseado, y no solamente días, pero años. Todo este tiempo pasado lloravan y suspiravan por vos vuestros basallos y siervos y los de vuestro reino. Por ventura el pueblo o señorío o reino merecerá gozaros algún tiempo; por ventura verá y reverenciará algunos días o años vuestra cara, y os posseerá como prestado; por ventura havéis sido embiado para llevar a cuestas a la república, y para guardar y para concertar el reino de aquel que está en todo lugar; por ventura vos, señor, tomaréis la carga que dexaron nuestros señores los príncipes y senadores y señores que pasaron y que regieron y governaron y pacificaron este reino a nuestro señor. Vos havéis, señor, de poner el hombro y las espaldas para llevar sobre vos al pueblo y a la república; vos havéis de sufrir el trabajo; vos havéis de sentir el cansancio de esta carga -havéis de ser el que la ha de llevar a cuestas-; vos havéis de hazer sombra y amparo, y debaxo de vuestro govierno y a vuestra sombra ha de estar toda la república o reino.
¡Oh, sereníssimo señor nuestro, persona de gran valor! ¿Por ventura seremos dignos? ¿Por ventura mereceremos que os tengamos como prestado algún día? ¿Por ventura merecerá el pueblo, señorío o reino, gozar de vos? ¿O por ventura no? Por ventura no tiene merecimiento alguno, ni es digno de os gozar; por ventura tamañito como estáis os haréis pedaços como piedra preciosa o os quebraréis como plumaxe rico. ¡Oh, señor muy valeroso, piedra preciosa y pluma rica! Señor nuestro, por ventura tamañito como estáis vendrá por vos vuestro padre, el que os crio; por ventura será ésta su voluntad; por ventura quedará el reino en soledad; por ventura quedará en tinieblas; por ventura quedará yermo si esto ya dicho haze: nuestro señor. ¡Oh, señor nuestro muy precioso, persona de gran valor! Seáis en hurabuena venido; seáis muy bien llegado. Reposad, descansad, pues havéis venido tan desseado". Y luego el orador endereça su plática y oración a la señora rezién parida, y dize de esta manera: "¡Oh, señora nieta y hija mía, paloma y donzella muy tierna y muy amada! ¿Cómo estáis? ¿Qué sentís? Gran fatiga havéis padecido; gran trabajo havéis tenido; gran fatiga havéis pasado. Havéis ayudado, havéis os igualado, havéis imitado a vuestra madre la señora Cioacóatl Quilaztli. Muchas gracias hazemos a nuestro señor al presente, porque ha tenido por bien que veniesse y saliesse a luz esta preciosa piedra, este rico quetzal. Llegado ha la uña y el cabello de nuestros señores que ya fallescieron, que ya se fueron.
Brotado ha y florescido ha su planta y su generación de los señores cónsules y reyes. Salido ha, manifestádose ha la espina de maguey y la caña de humo, la cual dexaron plantada profundamente nuestros señores y reyes passados, que fueron famosos y valerosos. De vos, señora, ha coxido una piedra preciosa; de vos ha tomado un plumaxe rico nuestro hijo Quetzalcóatl. Sea nuestro señor alabado porque con prosperidad apartó de vos el peligro y la batalla con que peleastes contra la muerte en el parto. Por ventura os sobrepujará en días el niño nacido; por ventura será la voluntad de nuestro señor que viva, o por ventura morirá él primero; por ventura, tierno como está, hará pedaços el señor del mundo a esta piedra preciosa, a este sartal de piedras preciosas; por ventura nos le vendrá a tomar, por ventura nos le vendrá a llevar el que le crio; por ventura passará de repente delante los ojos de su reino o señorío y nos dexará como burlados por nuestros pecados, que no le merecemos gozar. ¡Oh, hágase la voluntad de nuestro señor! Haga él lo que fuere servido. Pongamos en él toda nuestra esperança. Pienso, señora, que os doy fatiga y os doy causa de pesadumbre. No querría seros causa de alguna mala disposición o algún accidente, o dolor o trabajo, como aún estáis enferma. Desseo, señora, vuestra vida y prosperidad por muchos tiempos, porque sois señora de gran valor. Esto poquito de barbarismo y de tartamodear he pronunciado con desorden y desconcierto para saludaros y para daros el parabién.
Seáis bienaventurada y próspera, señora nuestra muy amada". Dicho esto, el orador luego endereçava su oración a los que tenían cargo del niño, a los viejos y viejas, y dezía de esta manera: "Señores y señoras, los que aquí estáis y tenéis por bien de tener cargo de nuestro nieto, que es nuestra piedra preciosa y nuestra pluma rica, que agoramente ha llegado y se ha manifestado, que es una piedra preciosa y un sartal de cuentas de oro y es cabello y uña de sus antepasados. Por algunos días tiene necessidad el niño de vuestra ayuda y de vuestro servicio. Trabajad con todas vuestras fuerças para servirle. Mirad que es gran negocio el que tenéis entre manos. ¿Quién pensáis que os ha puesto en este trabajo? Por cierto, ninguno otro, sino nuestro señor, que está en todo lugar. A vosotros se os da licencia para que le veáis y tengáis y gozéis de él, como de una gran fiesta y de una gran maravilla, que con lloros y suspiros dessearon ver aquellos que passaron de este mundo, y los llevó nuestro señor para sí, que ni lo huvieron ni le gozaron, y es su cabello y es su uña de los dichos sus antecessores. Y agora nosotros vemos, y en nuestra presencia nuestro señor haze la fiesta y el milagro que ellos dessearon y no le vieron. Vosotros gozáis de la piedra preciosa y de la pluma rica que dessearon los antiguos. Tenéis gloria; es vuestra gloria; gozáis, y es vuestro regocijo el precioso sartal o collar de zafiros gruesos y redondos, y de chalchihuitles muy finos, largos como cañutos, y otros de otra manera muy verdes y muy finos.
Gozáis asimismo de un manoxito de plumas ricas, muy perfectamente compuesto y de perfecto color. Aquí estáis estimados como padres de este niño. Gozad, pues, y sea vuestra riqueza esta piedra preciosa, este manoxito de plumas ricas, que es como un pedaço de piedra preciosa cortado de sus antepasados nobilíssimos; es su uña y su cabello. Teneos vosotros por padres de tal hijo; tened cuidado de noche de llorar y orar para que se críe; importunad a nuestro señor con vuestras lágrimas; llamad devotamente a nuestro señor dios, que está en todo lugar, el cual haze todo lo que quiere y se burla con nosotros. ¿Qué será si nuestro señor envía sobre nosotros eclipsi o truenos? ¿Qué será si nos le viene a tomar nuestro señor? ¿Qué será si nuestro señor, por quien vivimos, nos embía lloro y tristeza? Aunque somos indignos, esperemos lo que agora soñamos, que el nuestro nieto vivirá. Esperemos, pues, lo que sucederá mañana o ese otro día, y qué es lo que querrá hazer el que le crio, cuyo él es. Con brevedad, ante que pase mucho tiempo, sabremos qué es lo que nuestro señor querrá hazer de él. También aquí está presente nuestra hija y señora de mucho valor y muy amada, la cual pasó gran trabajo y gran batalla con la muerte, y ella salió con victoria de la muerte; aún está muy flaca. Mirad que tengáis mucho cuidado de ella. Yo os lo suplico para que arrezie con vuestro buen cuidado; mirad que no resciba algún detrimento su salud, pues que para esto estáis aquí puestos en su servicio.
¡Oh, señores nuestros y hijos míos, desseo que seáis dichosos y viváis mucho tiempo!". Después de esto el orador endereça su oración al padre del niño, diziendo de esta manera: "Señor nuestro y nieto mío, persona valerosa y preciosa. Por ventura os ofenderé, os daré molestia, y por ventura os seré embaraço para vuestras ocupaciones y exercicios, en unas pocas palabras con que os quiero saludar. Entendido tengo, señor, que sois el trono o espaldar de la silla, y sois la flauta de nuestro señor, que está en todo lugar, el cual se llama noche y viento. Vuestros trabajos, señor, de gran importancia y de gran peso, son los estrados de la judicatura y regimiento de la república, en los cuales trabajaron, en un trabajo intolerable, vuestros antecessores, cuya carga después que la dexaron vos la lleváis a cuestas, en vuestras manos la dexaron. Vos sois agora el que tenéis cargo de regir este pueblo, señorío o reino, en persona de nuestro señor. Al presente vos sois, señor, el que regís y governáis y residís en los estrados donde se honra a dios. Con unas palabras mal concertadas y mal pronunciadas os vengo a saludar, y por mejor dezir, vengo a resbalar y tropeçar y cayer en vuestra presencia, con desseo de dar contento y esforçar vuestro coraçón y vuestra cara y vuestros pies y vuestras manos, porque ha tenido por bien, porque ha hecho misericordia nuestro piadoso dios, que está en todo lugar, y por quien vivimos, en embiar a este mundo una piedra preciosa y una pluma rica, que es vuestra imagen y vuestra sangre y vuestros cabellos y vuestras uñas y pedaço cortado de vos mismo.
¡Oh, señor nuestro, verdaderamente ha nacido vuestra imagen y vuestro retrato! Havéis brotado, havéis florescido. ¡Sea bendicto nuestro señor por ello! Nació y vino a vivir a este mundo. Descendió y fue embiado del lugar de los supremos dioses que residen sobre los nueve cielos para que lleve a cuestas el pueblo de nuestro señor, y sin falta que trae merecimientos para ello. Por ventura vivirá y se criará; por ventura tendrá larga vida y servirá a nuestro señor mucho tiempo, y será conocido de todo el pueblo, reino o señorío; por ventura merecerá la república gozarle, y se amparará debaxo de su sombra y debaxo de su abrigo. ¡Oh, señor nuestro humaníssimo y hijo mío muy amado, persona de gran valor! Por ventura si fuere más prolixo en mis palabras daré fastidio a vuestra cabeça y a vuestro estómago, y os seré impedimento y embaraço para vuestras ocupaciones de la república. Desseo que viváis muchos años en el oficio real que tenéis. Con estas pocas palabras he saludado y dado el parabién a vuestra real persona y a vuestro real oficio. ¡Oh, nieto mío y persona de gran valor!".
¡Ay, dolor que havéis sido embiado a este mundo, lugar de cansancios, lugar de fatigas, lugar de dolores, lugar de descontentos, lugar donde está el sumo trabajo, y de suma aflición, donde los dolores y afliciones se enseñorean y se glorifican! ¡Ay, dolor que has venido a este mundo no para gozarte, ni para tener contento, sino para ser atormentado y afligido en los huessos y en la carne! Havéis de trabajar y havéis de afanar y havéis de cansaros. Para esto havéis sido embiado a este mundo. Bien sabemos que fuistes adornado y compuesto de dones ante de la creación, para ser estimado y amado. Muchos días ha, señor mío, que havéis sido desseado, y no solamente días, pero años. Todo este tiempo pasado lloravan y suspiravan por vos vuestros basallos y siervos y los de vuestro reino. Por ventura el pueblo o señorío o reino merecerá gozaros algún tiempo; por ventura verá y reverenciará algunos días o años vuestra cara, y os posseerá como prestado; por ventura havéis sido embiado para llevar a cuestas a la república, y para guardar y para concertar el reino de aquel que está en todo lugar; por ventura vos, señor, tomaréis la carga que dexaron nuestros señores los príncipes y senadores y señores que pasaron y que regieron y governaron y pacificaron este reino a nuestro señor. Vos havéis, señor, de poner el hombro y las espaldas para llevar sobre vos al pueblo y a la república; vos havéis de sufrir el trabajo; vos havéis de sentir el cansancio de esta carga -havéis de ser el que la ha de llevar a cuestas-; vos havéis de hazer sombra y amparo, y debaxo de vuestro govierno y a vuestra sombra ha de estar toda la república o reino.
¡Oh, sereníssimo señor nuestro, persona de gran valor! ¿Por ventura seremos dignos? ¿Por ventura mereceremos que os tengamos como prestado algún día? ¿Por ventura merecerá el pueblo, señorío o reino, gozar de vos? ¿O por ventura no? Por ventura no tiene merecimiento alguno, ni es digno de os gozar; por ventura tamañito como estáis os haréis pedaços como piedra preciosa o os quebraréis como plumaxe rico. ¡Oh, señor muy valeroso, piedra preciosa y pluma rica! Señor nuestro, por ventura tamañito como estáis vendrá por vos vuestro padre, el que os crio; por ventura será ésta su voluntad; por ventura quedará el reino en soledad; por ventura quedará en tinieblas; por ventura quedará yermo si esto ya dicho haze: nuestro señor. ¡Oh, señor nuestro muy precioso, persona de gran valor! Seáis en hurabuena venido; seáis muy bien llegado. Reposad, descansad, pues havéis venido tan desseado". Y luego el orador endereça su plática y oración a la señora rezién parida, y dize de esta manera: "¡Oh, señora nieta y hija mía, paloma y donzella muy tierna y muy amada! ¿Cómo estáis? ¿Qué sentís? Gran fatiga havéis padecido; gran trabajo havéis tenido; gran fatiga havéis pasado. Havéis ayudado, havéis os igualado, havéis imitado a vuestra madre la señora Cioacóatl Quilaztli. Muchas gracias hazemos a nuestro señor al presente, porque ha tenido por bien que veniesse y saliesse a luz esta preciosa piedra, este rico quetzal. Llegado ha la uña y el cabello de nuestros señores que ya fallescieron, que ya se fueron.
Brotado ha y florescido ha su planta y su generación de los señores cónsules y reyes. Salido ha, manifestádose ha la espina de maguey y la caña de humo, la cual dexaron plantada profundamente nuestros señores y reyes passados, que fueron famosos y valerosos. De vos, señora, ha coxido una piedra preciosa; de vos ha tomado un plumaxe rico nuestro hijo Quetzalcóatl. Sea nuestro señor alabado porque con prosperidad apartó de vos el peligro y la batalla con que peleastes contra la muerte en el parto. Por ventura os sobrepujará en días el niño nacido; por ventura será la voluntad de nuestro señor que viva, o por ventura morirá él primero; por ventura, tierno como está, hará pedaços el señor del mundo a esta piedra preciosa, a este sartal de piedras preciosas; por ventura nos le vendrá a tomar, por ventura nos le vendrá a llevar el que le crio; por ventura passará de repente delante los ojos de su reino o señorío y nos dexará como burlados por nuestros pecados, que no le merecemos gozar. ¡Oh, hágase la voluntad de nuestro señor! Haga él lo que fuere servido. Pongamos en él toda nuestra esperança. Pienso, señora, que os doy fatiga y os doy causa de pesadumbre. No querría seros causa de alguna mala disposición o algún accidente, o dolor o trabajo, como aún estáis enferma. Desseo, señora, vuestra vida y prosperidad por muchos tiempos, porque sois señora de gran valor. Esto poquito de barbarismo y de tartamodear he pronunciado con desorden y desconcierto para saludaros y para daros el parabién.
Seáis bienaventurada y próspera, señora nuestra muy amada". Dicho esto, el orador luego endereçava su oración a los que tenían cargo del niño, a los viejos y viejas, y dezía de esta manera: "Señores y señoras, los que aquí estáis y tenéis por bien de tener cargo de nuestro nieto, que es nuestra piedra preciosa y nuestra pluma rica, que agoramente ha llegado y se ha manifestado, que es una piedra preciosa y un sartal de cuentas de oro y es cabello y uña de sus antepasados. Por algunos días tiene necessidad el niño de vuestra ayuda y de vuestro servicio. Trabajad con todas vuestras fuerças para servirle. Mirad que es gran negocio el que tenéis entre manos. ¿Quién pensáis que os ha puesto en este trabajo? Por cierto, ninguno otro, sino nuestro señor, que está en todo lugar. A vosotros se os da licencia para que le veáis y tengáis y gozéis de él, como de una gran fiesta y de una gran maravilla, que con lloros y suspiros dessearon ver aquellos que passaron de este mundo, y los llevó nuestro señor para sí, que ni lo huvieron ni le gozaron, y es su cabello y es su uña de los dichos sus antecessores. Y agora nosotros vemos, y en nuestra presencia nuestro señor haze la fiesta y el milagro que ellos dessearon y no le vieron. Vosotros gozáis de la piedra preciosa y de la pluma rica que dessearon los antiguos. Tenéis gloria; es vuestra gloria; gozáis, y es vuestro regocijo el precioso sartal o collar de zafiros gruesos y redondos, y de chalchihuitles muy finos, largos como cañutos, y otros de otra manera muy verdes y muy finos.
Gozáis asimismo de un manoxito de plumas ricas, muy perfectamente compuesto y de perfecto color. Aquí estáis estimados como padres de este niño. Gozad, pues, y sea vuestra riqueza esta piedra preciosa, este manoxito de plumas ricas, que es como un pedaço de piedra preciosa cortado de sus antepasados nobilíssimos; es su uña y su cabello. Teneos vosotros por padres de tal hijo; tened cuidado de noche de llorar y orar para que se críe; importunad a nuestro señor con vuestras lágrimas; llamad devotamente a nuestro señor dios, que está en todo lugar, el cual haze todo lo que quiere y se burla con nosotros. ¿Qué será si nuestro señor envía sobre nosotros eclipsi o truenos? ¿Qué será si nos le viene a tomar nuestro señor? ¿Qué será si nuestro señor, por quien vivimos, nos embía lloro y tristeza? Aunque somos indignos, esperemos lo que agora soñamos, que el nuestro nieto vivirá. Esperemos, pues, lo que sucederá mañana o ese otro día, y qué es lo que querrá hazer el que le crio, cuyo él es. Con brevedad, ante que pase mucho tiempo, sabremos qué es lo que nuestro señor querrá hazer de él. También aquí está presente nuestra hija y señora de mucho valor y muy amada, la cual pasó gran trabajo y gran batalla con la muerte, y ella salió con victoria de la muerte; aún está muy flaca. Mirad que tengáis mucho cuidado de ella. Yo os lo suplico para que arrezie con vuestro buen cuidado; mirad que no resciba algún detrimento su salud, pues que para esto estáis aquí puestos en su servicio.
¡Oh, señores nuestros y hijos míos, desseo que seáis dichosos y viváis mucho tiempo!". Después de esto el orador endereça su oración al padre del niño, diziendo de esta manera: "Señor nuestro y nieto mío, persona valerosa y preciosa. Por ventura os ofenderé, os daré molestia, y por ventura os seré embaraço para vuestras ocupaciones y exercicios, en unas pocas palabras con que os quiero saludar. Entendido tengo, señor, que sois el trono o espaldar de la silla, y sois la flauta de nuestro señor, que está en todo lugar, el cual se llama noche y viento. Vuestros trabajos, señor, de gran importancia y de gran peso, son los estrados de la judicatura y regimiento de la república, en los cuales trabajaron, en un trabajo intolerable, vuestros antecessores, cuya carga después que la dexaron vos la lleváis a cuestas, en vuestras manos la dexaron. Vos sois agora el que tenéis cargo de regir este pueblo, señorío o reino, en persona de nuestro señor. Al presente vos sois, señor, el que regís y governáis y residís en los estrados donde se honra a dios. Con unas palabras mal concertadas y mal pronunciadas os vengo a saludar, y por mejor dezir, vengo a resbalar y tropeçar y cayer en vuestra presencia, con desseo de dar contento y esforçar vuestro coraçón y vuestra cara y vuestros pies y vuestras manos, porque ha tenido por bien, porque ha hecho misericordia nuestro piadoso dios, que está en todo lugar, y por quien vivimos, en embiar a este mundo una piedra preciosa y una pluma rica, que es vuestra imagen y vuestra sangre y vuestros cabellos y vuestras uñas y pedaço cortado de vos mismo.
¡Oh, señor nuestro, verdaderamente ha nacido vuestra imagen y vuestro retrato! Havéis brotado, havéis florescido. ¡Sea bendicto nuestro señor por ello! Nació y vino a vivir a este mundo. Descendió y fue embiado del lugar de los supremos dioses que residen sobre los nueve cielos para que lleve a cuestas el pueblo de nuestro señor, y sin falta que trae merecimientos para ello. Por ventura vivirá y se criará; por ventura tendrá larga vida y servirá a nuestro señor mucho tiempo, y será conocido de todo el pueblo, reino o señorío; por ventura merecerá la república gozarle, y se amparará debaxo de su sombra y debaxo de su abrigo. ¡Oh, señor nuestro humaníssimo y hijo mío muy amado, persona de gran valor! Por ventura si fuere más prolixo en mis palabras daré fastidio a vuestra cabeça y a vuestro estómago, y os seré impedimento y embaraço para vuestras ocupaciones de la república. Desseo que viváis muchos años en el oficio real que tenéis. Con estas pocas palabras he saludado y dado el parabién a vuestra real persona y a vuestro real oficio. ¡Oh, nieto mío y persona de gran valor!".