Compartir
Datos principales
Desarrollo
Capítulo 31 Trata de la manera en este capítulo como se començó la batalla tre los mexicanos y los naturales de la Guaxteca, gente de la costa de la Mar del Sur Abiéndose conçertado y puesto en orden para començar, y trar batalla con los enemigos, començaron con una grita y alarido, golpeando sus propias rrodelas, diziendo: "¡A ellos, a ellos! Ea, mexicanos, que no balen nada", y diziéndoles: "Ea, cuextecas, que nros basallos seréis antes de muchas oras". Y los cuextecas rrespondían mofando y desdeñando a los mexicanos, diziéndoles: "Miserables mexicanos, que a nras manos abéis de morir, que ninguno a de boluer a Mexico". Y benían los guaxtecas con orejeras y beçoleras de oro, cubiertas las cabeças de colores de pluma amarilla de papagayos (toznenez), y en la trasera de la çinta traían unos espexos rredondos y sus rrodelas colgadas del braço, que ellos llaman tooptli, y en las puntas de las narizes unos pedaços de pedernales blancos agudos, con otras muchas cosas más traían. Y benían garganteando como quando cantan en areito y mitote, y traían en la çinta como sonaxeras llaman cuechtli, que rresuena como caxcabel bronco, para poner espanto y temor. Y biniendo con tanto rruido, que llegaron a las partes adonde estauan soterrados y escondidos los balientes mexicanos cuachicme y otomitl, y luego començaron a salir a las espaldas de los guastecos y a los pri 35r primeros y más balientes guastecos, a golpes con los espadartes, cayeron a sus manos casi los más de los capitanes guastecos, galanos, cargados de oro y plumería y otras diuisas; començando atar, los dexauan a los noueles moços mexicanos, pasando alente yban matando, hiriendo en ellos.
Y los segundos benían detrás de estos capitanes, biendo a sus mayores muertos y presos con ser los guastecos al doble gente, se rretubieron, y los demás pueblos benían con los mexicanos, que trauan por los lados, prendieron ynfinita gente. Y los que más se señalauan, después de los mexicanos, fueron chalcas y aculhuaques, tras ellos suchimilcas, Mizquic, Cuitlabaca, Cuyuacan, Tacuba, Azcapuçalco, Toluca, Xocotitlan, Xiquipilca, maçahuaques, Tulatepexic. Todos estos lleuaron presa de esclauos, esclauas, que hasta la quinta fortaleza y albarrada les fueron siguiendo y alcançando, matando y prendiendo, hasta dar con su gran templo, y luego le pusieron fuexo y se quemó en breue espaçio. Y biéndose los guastecos ya sin rremisión de ser todos perdidos y muertos, como lleuauan presos tantas mugeres, donzellas, niños, niñas, desde un gran çerro alto llamaron los guastecos a los mexicanos por sus lenguas nahuatatos. Dixeron: "Señores mexicanos, çeçe ya buestra furia y braueza, descansen las armas, sosieguen buestras balerosas personas, començemos nosotros a serbir y a dar nro tributo a buestro ymperio mexicano". Y luego, señal de este su tributo y basallaxe, biaron mantas llaman tuchpanecayotl, rricas, y unas camisas como capisayos de las criaturas pequeñas, labradas, que llaman quechquemitl, y unas mantas labradas de colores llaman tlatlapalcuachtli, y papagayos mansos amarillos, de colores, llaman toznenez, y huacamayas coloradas grandes que crían unos penachos colorados, y unos pájaros o aues de pluma muy rrica llaman xochitenacatl tototl, y otros que llaman tlalancueçalin tototl, y un betún amarillo que llaman tecueçalim y tecocahuitl, con que untan y tiñen xícaras y ablandan manos y pies, y margaxita dorada y negra llaman apetztli, y espeçia muy menuda (chiltecpin, totocuitlatl), y pepita ancha (cuauhaychuachtli), y pocchile ahumado.
E luego dixeron: "Señores mexicanos, con esto nos ofresçemos de dar nro, tributo en cada un año". Replicaron los mexicanos, dixeron: "Sea norabuena, guastecos. Todo lo que abéis prometido nos abéis de lleuar de nro tributo y mirá que en algún tienpo no os llaméis a engaño en contra de esta promesa y todas las bezes que fuéredes llamados abéis de yr con toda breuedad y umildad". Y prometidos así lo guardar y cumplir, binieron los guastecas y lleuaron a su palaçio a los balerosos mexicanos y les dieron diuersas comidas de abes y todo género de pescado, camaróm, bagre, lisas, moxarra, rróbalo, turtugas y asimismo todo género de frutas, que la ay en abundante, más que toda la Nueua España agora ay. Queriéndose partir los mexicanos, los guastecas les dieron algunas rropas para ellos y papel mexicano, pluma blanca para colchas o fraçadas. Començando a caminar, traían maniatados a los presos la guerra y los catiuos començaron a llorar y luego a grandes bozes a cantar cantares tristes, que era gran dolor y lástima de la manera los traían. Y llegando en los pueblos de los caminos les dauan todo quanto abían de comer el campo 35v mexicano y todas las demás nasçiones, cubrían dos leguas de gente benían. Y en algunas partes o pueblos que llegauan y no los resçibían con comida y demás bastimentos, dexauan asolado y rrobado el pueblo, diziendo heran sus basallos y estauan obligados por basallaxe a la corona mexicana.
Y tanta destruiçión benían haziendo los dexauan rrobados y desnudos. Era muy grande la temerariedad, que se hazían temer, que era más crueldad umanidad y nadie les osaua rresponder de temor. Y llegados llegaron a Coatitlam y allí tubo nueua Monteçuma que benía el exérçito mexicano muy bitorioso, dixo a Çihuacoatl: "Así es berdad bienen uros capitanes Tlacatecatl y Tlacochcalcatl y Ticocyahuacatl, Cuauhnochtli, Tlilancalqui. Bayan a rresçibirlos". Y así, mandaron a los quaquacuiltin, biexos onrrados, y otros mayorales fuesen a rresçibirlos y, abisádoles bien, dieron mantas rricas les diesen a Tlacateccatl y a Cuauhnochtli, Tlacochcalcatl, Tlilancalqui, que les daua su rrey Monteçuma, y asimismo rrosas, perfumaderos, y luego les dieron rrodelas, dardos, baras tostadas arrojadizas y garças biuas. Y llegados al çerro de Tecpayuca, que agoras de Nra Señora de Guadalupe, llegados los mensajeros biexos, se comiençan a enbixar todos los cuerpos y, enbixados, luego se pusieron los rrostros tinte negro, y lleuando consigo los calauasillos de piçiete (beleño molido), y en las manos unos brazerillos con lumbre, y llegados a los mexicanos, los sahuman con copal y mirra a los ya dichos prençipales, y hecho su parlamento y exortaçión de oraçión salido del tetzahuitl (abusión) Huitzilopochtli. Llegados a Mexico Tenuchtitlan, se suben derecho al gran cu y casa del tenplo de Huitzilopochtli y luego los tales benidos y llegados se sacrificauan y sacauan sangre de las orexas, que quieren dezir "criamos y rrederençiamos a la abusión Huitzilopochtli".
Hecho esto, bienen por su orden al palaçio de Monteçuma y, hecha rreuerençia por los generales Tlacateccatl, Cuauhnochtli y los otros, les haze una oraçión al Monteçuma y a Çihuacoatl, muy larga, expléndida. Conclusa, hazen los presos cuextecas oraçión a Monteçuma ensalçando la corona mexicana y como tales basallos son y serán quieren morir su seruidumbre y trauaxo. Monteçuma los consoló y les dixo: "Como a talles nros basallos os rresçibimos. Descansad y sosegad". Y comido y beuido, hiziéronles bailasen y cantasen al son de atambor grande y su consonançia del teponaztli y diéronles lo nesçesario al canto. Començaron a cantar y bailar al son de teponaztli y cantauan y siluauan fuertemente y rremedauan al gallipauo (huelotl). Y luego Tlacaeleltzin llamó a todos los calpixques de todos los pueblos suxetos a la corona de Mexico llamados mayordomos tlatlati, así llamados, les encargaron con grande ynstançia la guardia de los presos, hijos y basallos del sol, uezinos de la mar; que les guardasen con gran cuidado y comiesen, no adoleçiesen, que con ellos abían de çelebrar la fiesta de Huitzilopochtli o aspados o abiertos por los pechos o quemados fuego, con areito y mitote del baile en el gran cu del Huitzilopochtli. Y con esto los abían de traer cada quatro días una bes al palaçio de la tecpan de Monteçuma para la rrecordaçión dellos y memoria. Y el Monteçuma otro día hazía llamar a todos los capitanes y adelantados, cuachicme y otomies y otros tequihuaques 36r conquistadores y a cada uno conforme a la calidad de su persona les dauan de las rropas que truxeron de la Guasteca, ganadas y adqueridas en la guerra.
Asimismo, a los otros soldados que no abían sido conquistadores tequihuaques y hizieron presa en esta guerra les dieron por premio y onrra unas mantas de nequén blancas, delgadas, pintadas y labradas. Y con esto les hablaron a los soldados nueuos los generales Tlaacateccatl, Otomitl, diziéndoles: "Mexicanos, hijos y hermas, ya abéis bisto el balor de cada uno, ya sabéis que esto no se acaba jamás, stamos cada día aparejados a yr y sojuzgar, ganar, adquerir onrra, fama, tomar bengança de los que ofenden a los mexicanos. Y como fuéremos yremos meresçiendo en adelante, pues primeramente es hecho esto por el tetzahuitl (abusión) Huitzilopochtli y luego la onrra de nro ynperio mexicano, tan temido es en el mundo". Llegados a sus casas, todo el barrio de donde es natural yaxoch y tlaxilacal, los naturales y sus bezinos le rresçiben con palabras consolatorias, rregaladas y les ofresçen comidas, y haze el tal banquete a sus allegados y bezinos señal de buena amistad.
Y los segundos
E luego dixeron: "Señores mexicanos, con esto nos ofresçemos de dar n
Y tanta destruiçión benían haziendo
Hecho esto, bienen por su orden al palaçio de Monteçuma y, hecha rreuerençia por los generales Tlacateccatl, Cuauhnochtli y los otros, les haze una oraçión al Monteçuma y a Çihuacoatl, muy larga, expléndida. Conclusa, hazen los presos cuextecas oraçión a Monteçuma ensalçando la corona mexicana y como tales basallos
Asimismo, a los otros soldados que no abían sido conquistadores tequihuaques y hizieron presa en esta guerra les dieron por premio y onrra unas mantas de nequén blancas, delgadas, pintadas y labradas. Y con esto les hablaron a los soldados nueuos los generales Tlaacateccatl, Otomitl, diziéndoles: "Mexicanos, hijos y herma