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obra
En 1516 Tiziano inicia su estrecha relación con Alfonso d´Este, el duque de Ferrara, uno de los principales clientes del maestro de Cadore. El primer trabajo que Tiziano realizó para el duque fue este lienzo que contemplamos, en el que se narra un asunto religioso. Su destino sería la puerta del armario en el que el duque guardaba sus caudales. Tiziano sigue el episodio evangélico citado por Mateo (22; 15-16, 21) donde Cristo responde en estos términos al fariseo: "Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios". La figura de Cristo y la del fariseo derivan de Leonardo da Vinci mientras que en el patetismo captado en el rostro de Cristo se manifiesta la influencia de Giorgione. Sin embargo, la organización lumínica y los colores empleados son característicos de la obra de Tiziano. La luminosidad de ambos rostros contrasta con el oscuro fondo, anticipándose a los trabajos de Tintoretto o incluso Caravaggio. Los colores adquieren una sensacional viveza, recordando a su maestro Giovanni Bellini, mientras que el fariseo es un auténtico retrato en el que capta la personalidad del modelo. Sin duda, se trata de una obra de excepcional calidad con la que Tiziano pretende impresionar gratamente a su cliente con el objetivo de continuar su relación, como así fue ya que el duque de Ferrara le encargaría en los próximos años una serie para la Cámara de Alabastro de su castillo de Ferrara.La presencia de una copia con el mismo tema conservada en la Academia de San Lucas de Roma, en la que la escena es más amplia hace pensar a algunos especialistas que la tabla de Dresde estaría cortada por los cuatro lados en detrimento de la composición, de esta manera más sucinta.
contexto
Tributo que todos hacen al rey de México No hay quien no tribute algo al señor de México en todos sus reinos y señoríos; porque los señores y nobles pechan con tributo personal, y los labradores, a los que llaman macebaltin, con persona y bienes; y esto de dos maneras: o son renteros o herederos. Los que tienen heredades propias pagan por año una parte de tres que cogen o crían. Perros, gallinas, aves de pluma, conejos, oro, plata, piedras, sal, cera y miel, mantas, plumajes, algodón, cacao, centli, ají, camatli, habas, judías y toda clase de frutas, hortalizas y semillas, de que principalmente se mantienen. Los renteros pagan por meses o por años lo que se obligan; y porque es mucho, los llaman esclavos; que hasta cuando comen huevos, les parece que el rey les hace merced. Oí decir que les tasaban lo que habían de comer, y lo demás se lo cogían. Visten por esta causa pobrísimamente. Y en fin, no alcanzan ni tienen más que una olla para cocer hierbas, y una piedra o un par para moler su trigo, y una estera para dormir. Y no solamente daban este pecho los renteros y los herederos, sino que también servía para las personas todas las veces que el gran señor quería, aunque no quería más que en tiempos de guerras y caza. Era tanto el señorío que los reyes de México tenían sobre ellos, que callaban aunque les tomasen las hijas para lo que quisiesen, y los hijos; y por esto dicen algunos que de tres hijos que cada labrador y no labrador tenía, daba uno para sacrificar, lo cual es falso; pues si así fuera, no hubiese parado hombre alguno en la tierra, y no estaría tan poblada como estaba, y porque los señores no comían hombres sino de los sacrificados, y los sacrificados rarísimamente eran personas libres, sino esclavos y presos en guerra. Eran crueles carniceros, y mataban durante el año muchos hombres y mujeres, y algunos niños; sin embargo, no tantos como dicen, y los que eran, después los contaremos por días y cabezas. Todas esas rentas las traían a México a cuestas los que no podían en barcas, al menos las que eran necesarias para mantener la casa de Moctezuma. Las demás las gastaban con los soldados o se cambiaban por oro, plata, piedras, joyas y otras cosas ricas, que los reyes estiman y guardan en sus recámaras y tesoros. En México había trojes, graneros, y, como ya dije, casas en donde guardan el pan, y un mayordomo mayor con otros menores, que lo recibían y gastaban por acuerdo y cuenta en libros de pintura; y en cada pueblo había su recaudador, que eran una especie de alguaciles, y llevaban varas y abanicos en las manos; los cuales acudían, y daban cuenta con paga de la recogida y gente por padrón que tenían del lugar y provincia de su partido, a los de México. Si se equivocaban o engañaban, morían por ello, y hasta castigaban a los de su linaje, como parientes de traidor al rey. A los labradores, cuando no pagaban, los prendían; y si están pobres por enfermedad, los esperan; si por holgazanes, los apremian. En fin, si no cumplen y pagan en ciertos plazos que les dan, pueden tomar por esclavos a los unos y a los otros y venderlos para la deuda y tributo, o sacrificarlos. También tenía muchas provincias que le tributaban cierta cantidad y reconocían en algunas cosas de mayoría; pero esto era más honra que provecho. De suerte, pues, que por esta vía tenía Moctezuma, y aún le sobraba, para mantener su casa y gente de guerra, y para tener tanta riqueza y aparato, tanta corte y servicio; y más, que de todo esto no gastaba nada en labrar cuantas casas quería, porque ya desde hace mucho tiempo están destinados muchos pueblos cercanos, que no pechan ni contribuyen en otra cosa más que en hacerle casas, repararlas y tenerlas siempre en pie a su propia costa; que ponían su trabajo, pagaban a los oficiales y traían a cuestas o arrastrando el canto, la cal, la madera, el agua, y todos los demás materiales necesarios a las obras. Y ni más ni menos proveían, y muy abundantemente, de cuanta leña se quemaba en las cocinas, cámaras y braseros de palacio, que eran muchos, y necesitaban, según cuentan, quinientas cargas de tamemes, que son mil arrobas; y muchos días de invierno, aunque no es crudo, muchas más. Y para los braseros y chimeneas del rey traían cortezas de encina y otros árboles, porque hacían mejor fuego, o por diferenciar la lumbre, pues son grandes aduladores, o para que pasasen más fatiga. Tenía Moctezuma cien ciudades grandes con sus provincias, de las cuales llevaba las rentas, tributos, parias y vasallajes que dije, y donde tenía fuerzas, guarnición y tesoreros del servicio y pechos, a que estaban obligadas. Extendíase su señorío y mando desde el mar del Norte al del Sur, y doscientas leguas de tierra adentro; si bien es verdad que había en medio algunas provincias y grandes pueblos, como Tlaxcallan, Michuacan, Pánuco y Tecoantepec, que eran enemigos suyos, y no le pagaban pecho ni servicio alguno; pero le valía mucho el rescate y cambio que había con ellos cuando quería. Había asimismo otros muchos señores y reyes, como los de Tezcuco y Tlacopan, que no le debían nada, más que la obediencia y homenaje, los cuales eran de su mismo linaje, y con quienes casaban los reyes de México a sus hijas.
termino
acepcion
Comedor que albergaba tres lechos en forma de U, donde comían los romanos.
obra
Uno de los útiles característicos de las industrias achelenses son los triedros, llamados así porque presentan una sección triangular, como el procedente de Pinedo (Toledo), un yacimiento en posición secundaria o revuelto. Está realizado en cuarcita.
obra
En época de Recesvinto se utilizaron en las monedas los motivos del perfil del rey sobre trono o altar para el anverso y la cruz sobre gradas para el reverso. Estos dos motivos fueron típicos del reinado de Leovigildo y con ellos, probablemente, se quería subrayar la idea de continuidad de la dinastía un siglo después de la fundación del reino. La mayoría de las monedas fue emitida en la capital y puede llevar la palabra Toleto en el reverso.
Personaje
termino
fuente
Figura creada en Atenas que se puede definir como un guerrero o capitán de tripulación. Era elegido entre los ciudadanos que podía costear los gastos de cada operación. Este tenía funciones financieras. Debía escoger a la tripulación, asumir gastos y muchas veces hasta arriesgar su vida.