Virgen del baldaquino
Datos principales
Autor
Fecha
1507-08 h.
Estilo
Material
Dimensiones
276 x 224 cm.
Museo
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Hacia 1507 la familia Dei encargó a Rafael un gran cuadro de altar para su capilla en la iglesia del Santo Spirito de Florencia. Posiblemente quedaría inconcluso tras la partida del pintor a Roma lo que ha motivado diversas hipótesis entre los críticos: Rafael sólo ideó la arquitectura y la estructura compositiva; la Virgen y el Niño, los santos de la izquierda y los dos angelotes son de mano de Sanzio y el resto de sus ayudantes; el maestro ejecutó todo el conjunto a excepción de los ángeles en vuelo. Lo que sí es cierto es la adquisición de la tabla por parte de Baldassare Turrini para su capilla familiar del Duomo de Pescia tras el fallecimiento del pintor siendo más tarde comprada por Ferdinando de Medici en 1697, momento en que el cuadro fue añadido con una tira de 32 cm. en la arquitectura de la parte superior por parte de Niccolò Cassana, añadido que se aprecia claramente.La Virgen y el Niño aparecen en el centro de la composición, bajo un baldaquino adornado con una rica tela azulada, rodeados de santos y ángeles. La escena corresponde a una "Sacra Conversazione" tan habitual en el Renacimiento Italiano desde Fra Angélico , Fra Filippo Lippi , Domenico Veneziano o Andrea Mantegna . En la derecha contemplamos a Santiago y Agustín y en la izquierda a Pedro y Bruno - o Bernardo -. La organización responde a una admirable y rigurosa simetría alejándose de la rigidez habitual en otras composiciones debido a los diversos movimientos de los santos y su diálogo gestual.
La luz sirve de vehículo unificador de las dos zonas, proyectándose desde la izquierda y realzando las figuras de la Virgen y el Niño, recortadas sobre la cóncava cavidad que forman los paños, remarcada por la arquitectura clásica que contemplamos detrás. El estatismo que se muestra en la zona baja contrasta con el movimiento de los ángeles que revoletean sobre las figuras y de los dos angelotes que, como si fueran niños, juegan en primer plano.La sensación atmosférica creada gracias a los contrastes de claroscuro es una sutil influencia de Leonardo que Sanzio ya ha convertido en propia, apreciándose algunos elementos de Fra Bartolomeo e incluso Miguel Ángel en el aspecto escultórico de las figuras cuya disposición en profundidad es tremendamente acertada. Una obra de gran calidad que manifiesta el lenguaje personal que Sanzio está adquiriendo en su etapa florentina al calor de los grandes maestros de esta escuela.
La luz sirve de vehículo unificador de las dos zonas, proyectándose desde la izquierda y realzando las figuras de la Virgen y el Niño, recortadas sobre la cóncava cavidad que forman los paños, remarcada por la arquitectura clásica que contemplamos detrás. El estatismo que se muestra en la zona baja contrasta con el movimiento de los ángeles que revoletean sobre las figuras y de los dos angelotes que, como si fueran niños, juegan en primer plano.La sensación atmosférica creada gracias a los contrastes de claroscuro es una sutil influencia de Leonardo que Sanzio ya ha convertido en propia, apreciándose algunos elementos de Fra Bartolomeo e incluso Miguel Ángel en el aspecto escultórico de las figuras cuya disposición en profundidad es tremendamente acertada. Una obra de gran calidad que manifiesta el lenguaje personal que Sanzio está adquiriendo en su etapa florentina al calor de los grandes maestros de esta escuela.