San Martín y el mendigo

Datos principales


Autor

Domenikos Theotokopoulos

Fecha

1597-99

Estilo

Manierismo

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

193 x 103 cm.

Museo

National Gallery (Washington)

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Entre 1597 y 1599 El Greco está dedicado a realizar la trama arquitectónica y la decoración pictórica de los retablos de la Capilla de San José en Toledo, primer templo dedicado al Santo Patriarca en la Cristiandad. Tras el Concilio de Trento se resaltó la importancia del santo en la educación y protección del Niño Jesús por lo que José tendrá mucha más importancia en el arte que hasta entonces, siempre relegado a un segundo plano. En el altar mayor aún hoy se contempla el enorme lienzo de San José con el Niño mientras que los cuadros de los laterales - San Martín y el pobre y la Virgen con el Niño y dos Santas - han sido suprimidos, encontrándose en la National Gallery de Washington. San Martín aparece como patrono del fundador, Martín Ramírez, hombre que había destacado por sus buenas acciones. También se exalta la importancia de la caridad para la salvación del alma, según se había dispuesto en el dicho Concilio. La escena se desarrolla en primer plano, excesivamente cercana al espectador. San Martín, vestido con una armadura damasquinada típicamente toledana, va montado en un elegante caballo blanco. Comparte su capa con el pobre que ha encontrado desnudo en el camino, figura que contemplamos a la izquierda de la composición. Al fondo vuelve a aparecer el paisaje toledano, envuelto en tormentosas nubes. Recurre a situar los personajes sobre un pequeño espacio de terreno, dando sensación de cierto agobio. La figura del santo es armoniosa y proporcionada. No se puede decir lo mismo de su caballo, de enormes patas, ni del mendigo, de una altura sorprendente que le hace aun más delgado. Emplea, por lo tanto, dos tipos de canon estético: el tradicional y el personal, diferenciados por la proporción de las figuras. La escena tiene un aire especial por el color empleado y por el lirismo con el que se cuenta la historia. Los azules, grises, verdes y blancos se adueñan del conjunto, destacando sobre marrones y negros. La luz refuerza estas tonalidades y resbala por las figuras, resultando de ello un interesante estudio lumínico

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