Evangeliario irlandés de Saint-Gall. Cristo crucificado
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El desarrollo de los monasterios y de las comunidades cristianas supone la copia de Biblias y códices religiosos. Se hacen lujosos manuscritos en cuyos miniaturas se recurre a colores vivos y variados. En este caso, se trata de una ilustración del Códice del evangelario irlandés de Saint Gall que nos permite observar la perfección técnica alcanzada por los talleres de miniaturistas anglosajones . En estos talleres, un maestro principal debía condicionar todas las creaciones artísticas relacionadas con el acabado del libro. Se encargaba de las composiciones de mayor empeño, organizaba la distribución del trabajo entre sus ayudantes, que seguían los prototipos según las directrices plásticas genéricas del obrador. Los orfebres que se encargaban de la encuadernación en metal o eboraria reflejaban en su arte la impronta estética del taller de miniaturistas. De esta manera, se conseguía una homogeneización en la producción que creaba un sello distintivo y característico del obrador, lo que contribuyó decisivamente en el progreso, difusión e implantación de modas y de criterios estéticos y estilísticos.