Bolsa (Amsterdam)
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En el corazón de la ciudad histórica, pretendiendo erigir un monumento moderno en sentido propio, Berlage proyecta La Bolsa de Amsterdam. El edificio se resuelve en una rigurosa articulación volumétrica: es una estructura exhibida de ladrillos, neorrománica, que expresa la exigencia de seguridad. La obra de ladrillo -"la pared, debe ser mostrada desnuda, con toda su prístina belleza y todo lo que se fije en ella debe ser eliminado como estorbo" como también hizo en la Casa Henny - contrasta con el resto de materiales -ladrillos esmaltados y normales, piedra cortada, hierro para la estructura de las bóvedas-. Reyner Banham resume sus principios: la primacía del espacio, la importancia de las paredes como creadoras de forma y la necesidad de una proporción sistemática. Las nuevas técnicas, al superar la relación estática tradicional, permiten que lo vacío domine sobre lo lleno. La lógica de Viollet-le-Duc está presente como en ninguna otra estructura del siglo XIX.