Orígenes del arte cristiano en la Península
Compartir
Datos principales
Rango
Arte Español Medieval
Desarrollo
En las obras artísticas de la España cristiana, al igual que en algunas de carácter pagano, se observa un fenómeno reiterado que diferencia las piezas de las distintas manifestaciones: junto a las importaciones de buena calidad, traídas directamente de Roma, se registran objetos de factura local, que dependen en sus técnicas y motivos del mundo oriental o del africano. Resulta así que el arte de mejor calidad y más cercano no deja influencia en la producción propia, mientras que se mantiene un intercambio fluido de ideas y experiencias con el otro extremo del Mediterráneo. Algo similar se observa durante toda la época romana, y esto se intensifica tanto desde el siglo IV, que se hace frecuente la referencia al arte peninsular como bizantino, mucho más que latino. Puede servir de ejemplo a esta apreciación el análisis de las tres figuras del Buen Pastor que conocemos hasta el momento. La más completa y mejor conservada está en la Casa de Pilatos, el palacio sevillano de los duques de Medinaceli, y puede proceder de la región andaluza, aunque hay en la misma colección piezas venidas de Italia en la Edad Moderna; su material es mármol italiano y sus paralelos están en Roma, donde debió de ser fabricada. Otras dos esculturas del mismo tema se encontraron en Gádor (Almería) y están en el museo de su provincia; responden a modelos orientales, inusuales en Italia, y están ejecutadas en mármol local y por un taller de escaso nivel artístico. Estas mismas raíces orientales de la producción local se observan en los sarcófagos decorados, tanto paganos como cristianos, en los mosaicos o en la cerámica doméstica. Parece que las costas españolas, especialmente las de la Andalucía mediterránea, estuvieron siempre abiertas a los navegantes orientales; en ellas desembarcaron los doce varones apostólicos que originaron la iglesia de Guadix y la cristianización de la Bética, y por allí debieron confluir también textos apócrifos de los evangelios y de historias de santos, poco difundidos en Occidente, y que tienen en España, precisamente, sus mejores ilustraciones artísticas.