El orden dórico en Grecia
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Datos principales
Rango
arte arcaico
Desarrollo
Hacia el año 625 los etolios renuevan el viejo santuario de Thermos y lo sustituyen por un templo consagrado a Apolo, cuyas características estructurales y formales denotan su vetustez. Cella profunda y alargada precedida por un breve pronaos, hilera de columnas en medio de la cella para sostener la techumbre y perístasis o anillo de columnas separadas por un pasillo de los muros de la cella. Los restos de la cimentación, que es todo lo que se conserva del templo de Apolo en Thermos, bastan para demostrar que aun en estado incipiente, la planta ha sido diseñada con criterio de claridad orgánica, una de las constantes de esta arquitectura. Los progresos realizados a lo largo del último cuarto del siglo VII se aprecian a comienzos de la centuria siguiente en el templo de Artemis en Corfú y en el de Hera en Olimpia. El templo de Artemis en Corfú era un octástilo cuya cella, muy larga y dividida en tres naves por dos hileras de columnas, quedaba aislada en medio de la perístasis por un pasillo excesivamente ancho. Pronaos y opistodomos muestran la solución canónica de las columnas entre las antas. Por su parte, en el Heraion de Olimpia la cella sigue siendo excesivamente alargada, pero la organización del espacio mejora con la colocación de dos hileras laterales de cuatro columnas cada una; pronaos y opistodomos completan el patrón típico por medio de una disposición simétrica y de una pareja de columnas in antis, es decir, colocadas entre los remates apilastrados, prolongación de los muros de la cella.
Ante los restos del templo de Hera en Olimpia se tiene la certeza de que allí adquirió carta de naturaleza el modelo de templo dórico, obra de hacia el año 600, seguramente, de un arquitecto peloponésico. Poco después de mediados del siglo VI, en el año 540, se fecha el templo de Apolo en Corinto, algunas de cuyas columnas y parte del arquitrabe todavía se pueden ver de pie. En un paraje despejado y sereno, presidido por la mole impresionante del Acrocorinto, donde la leyenda sitúa la captura de Pegaso por Belerofonte, se yerguen siete fustes potentes y monolíticos, viva la estría, bulboso el equino, macizo el ábaco; la estampa viva del dórico arcaico. La cella, dividida en tres naves por dos hileras de columnas, que pudieron sostener un segundo piso, presenta la particularidad de estar dividida en dos espacios desiguales e independientes, a los que se accede respectivamente desde el pronaos y desde el opistodomos. Más notable e importante es la peculiaridad observada en el estilobato, que permite reconocer por primera vez el efecto de la curvatura o convexidad de su piso. La actividad constructiva de este momento viene en buena parte determinada por la rivalidad de las grandes familias que ven en la construcción de grandes templos una forma de expresar su fuerza y su poder. Es el caso de los Alcmeónidas, exiliados de Atenas y asentados en Delfos, donde levantan un templo a Apolo por el año 525, en sustitución de otro anterior, que había quedado destruido.
El nuevo templo, hexástilo, responde a las directrices marcadas por el templo de Apolo en Corinto y de su decoración escultórica se encargó un maestro ático, probablemente Antenor. Al mismo modelo corintio remite el llamado viejo templo de Atenea levantado por los Pisistrátidas (561-510) en la Acrópolis de Atenas en honor de la diosa tutelar de la ciudad. El problema arqueológico inherente a este templo es tan apasionante como complejo. Y sin entrar ahora en la discusión arqueológica, merece la pena recordar que es la arquitectura de esta época la que introduce en el Atica una novedad tan relevante como la adición de rasgos jónicos a edificios dóricos, que mucho tiempo después retomarán los arquitectos del Partenón . Los responsables de tan feliz innovación fueron seguramente los hijos de Pisístrato, de cuyo círculo formaban parte poetas y artistas jonios. Para admirar la arquitectura arcaica, hoy día es más rentable e ilustrativo visitar la Magna Grecia (Sur de Italia y Sicilia) que la Grecia continental. El fenómeno colonial adquirió desde muy pronto extraordinaria vitalidad y las ciudades suritálicas llegaron a rivalizar en el terreno artístico con la metrópolis. Una de las ciudades mas prósperas del sur de Italia fue Posidonia, la Paestum romana, hoy Pesto, cuyas ruinas constituyen un paisaje arqueológico inolvidable. En él juega un papel decisivo la secuencia ininterrumpida de templos que el viajero va visitando sin salir de su asombro.
Ante los restos del templo de Hera en Olimpia se tiene la certeza de que allí adquirió carta de naturaleza el modelo de templo dórico, obra de hacia el año 600, seguramente, de un arquitecto peloponésico. Poco después de mediados del siglo VI, en el año 540, se fecha el templo de Apolo en Corinto, algunas de cuyas columnas y parte del arquitrabe todavía se pueden ver de pie. En un paraje despejado y sereno, presidido por la mole impresionante del Acrocorinto, donde la leyenda sitúa la captura de Pegaso por Belerofonte, se yerguen siete fustes potentes y monolíticos, viva la estría, bulboso el equino, macizo el ábaco; la estampa viva del dórico arcaico. La cella, dividida en tres naves por dos hileras de columnas, que pudieron sostener un segundo piso, presenta la particularidad de estar dividida en dos espacios desiguales e independientes, a los que se accede respectivamente desde el pronaos y desde el opistodomos. Más notable e importante es la peculiaridad observada en el estilobato, que permite reconocer por primera vez el efecto de la curvatura o convexidad de su piso. La actividad constructiva de este momento viene en buena parte determinada por la rivalidad de las grandes familias que ven en la construcción de grandes templos una forma de expresar su fuerza y su poder. Es el caso de los Alcmeónidas, exiliados de Atenas y asentados en Delfos, donde levantan un templo a Apolo por el año 525, en sustitución de otro anterior, que había quedado destruido.
El nuevo templo, hexástilo, responde a las directrices marcadas por el templo de Apolo en Corinto y de su decoración escultórica se encargó un maestro ático, probablemente Antenor. Al mismo modelo corintio remite el llamado viejo templo de Atenea levantado por los Pisistrátidas (561-510) en la Acrópolis de Atenas en honor de la diosa tutelar de la ciudad. El problema arqueológico inherente a este templo es tan apasionante como complejo. Y sin entrar ahora en la discusión arqueológica, merece la pena recordar que es la arquitectura de esta época la que introduce en el Atica una novedad tan relevante como la adición de rasgos jónicos a edificios dóricos, que mucho tiempo después retomarán los arquitectos del Partenón . Los responsables de tan feliz innovación fueron seguramente los hijos de Pisístrato, de cuyo círculo formaban parte poetas y artistas jonios. Para admirar la arquitectura arcaica, hoy día es más rentable e ilustrativo visitar la Magna Grecia (Sur de Italia y Sicilia) que la Grecia continental. El fenómeno colonial adquirió desde muy pronto extraordinaria vitalidad y las ciudades suritálicas llegaron a rivalizar en el terreno artístico con la metrópolis. Una de las ciudades mas prósperas del sur de Italia fue Posidonia, la Paestum romana, hoy Pesto, cuyas ruinas constituyen un paisaje arqueológico inolvidable. En él juega un papel decisivo la secuencia ininterrumpida de templos que el viajero va visitando sin salir de su asombro.