Hominización
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Datos principales
Desarrollo
La búsqueda del registro fósil de nuestros antepasados ha sido uno de los temas prioritarios de la investigación y además ha tenido siempre una gran repercusión en la sociedad. Las teorías sobre la evolución humana han constituido, por tanto, un foco de debate continuo que ha atraído la atención de numerosos especialistas. Hasta mediados del siglo XX la investigación la han realizado individuos aislados, como Dubois, en su búsqueda del Pitecántropo (hoy en día Homo erectus ) con un cierto matiz de aventureros. En los últimos decenios, sin embargo, la han realizado equipos interdisciplinares que cubren distintos campos, construyendo marcos cronológicos precisos y reconsiderando su comportamiento cultural y social. Nuestra línea de ascendencia se remonta al Terciario, en donde los primates se diversificaron hasta llegar, una de estas ramas, a los seres humanos actuales. Los grandes primates (gorilas, chimpancés y orangutanes) son, por tanto, nuestros primos en la escala evolutiva, determinándose por los rasgos del esqueleto que compartimos con ellos, ya que todos descendemos de un antepasado común cuyas raíces se encuentran en el Mioceno. El avance de los estudios de paleoantropología se encuentra en los desarrollos de la bioquímica y la genética, muy en boga en la actualidad y por los que la confirmación de nuestra ascendencia común con los grandes primates se hace cada vez más nítida. De esta forma, los chimpancés Pan sólo se separan de nosotros por un cromosomma de la cadena de ADN que compartimos con ellos.
Las discusiones sobre el comportamiento de los primeros ancestros han llevado a una serie de investigadores a reflexionar y estudiar la etología de diferentes especies de póngidos, muy próximos a nosotros en la escala evolutiva, fundamentalmente gorilas y chimpancés. Los problemas que afectan a la investigación sobre la evolución humana en parte radican en que numerosos hallazgos son casos aislados o sin procedencia clara, lo que afecta fundamentalmente a los descubrimientos antiguos. Taxonómicamente los homínidos y grandes primates actuales se separan en el taxón genérico de la clasificación de Linneo, encuadrándose de la siguiente forma la clasificación de los seres humanos actuales: REINO: Animal FILUM: Cordados CLASE: Mamíferos ORDEN: Primates SUBORDEN: Anthropoidea INFRAORDER: Catarrinos SUPERFAMILIA: Hominoidea FAMILIA: Hominidae GÉNERO: Homo ESPECIE: sapiens SUBESPECIE: sapiens A grandes rasgos los procesos de la evolución se especifican en la actualidad en Australopitecus , Homo habilis y los Homo sapiens . Esta cadena tiene sus raíces en el Terciario, en el cual, como decíamos antes, se encuentran los restos fósiles de póngidos y primates que muestran tendencias anatómicas hacia la cadena humana y los grandes primates. La búsqueda de fósiles se realiza especialmente en una parte del Viejo Mundo (Asia y África), ya que a finales del Mioceno aparecen varias formas de primates gráciles cuyas capacidades craneales eran de unos 400 centímetros cúbicos.
La transformación que sufren los continentes a finales del Mioceno y primera mitad del Plioceno hacen aparecer una serie de barreras orográficas e hidrológicas, entre las que destaca la falla del Rift en Africa oriental. Estas barreras han afectado a la búsqueda de fósiles primates, ya que en Europa aparecen pocos restos, por lo que la investigación de estos períodos y el Pleistoceno Inferior se ha centrado en el subcontinente asiático y Africa. Hasta hace bien poco la teoría clásica definía nuestra rama evolutiva separándose hace 30 millones de años. Sin embargo, los análisis de la bioquímica y la genética señalan que nuestra separación se encuentra en un período más reciente, en 10 millones de años. El reloj bioquímico que parte de un valor cero (el momento de nuestra separación) ha dado -y por diferentes cálculos- la cifra aproximada de 10 a 12 millones de años. Ésta parece ser la distancia bioquímica que nos separa de nuestros parientes biológicos más próximos. Recientemente se tiende a considerar que el momento de nuestra separación pudiera encontrarse entre los 5-8 millones de años en el Plioceno.
Las discusiones sobre el comportamiento de los primeros ancestros han llevado a una serie de investigadores a reflexionar y estudiar la etología de diferentes especies de póngidos, muy próximos a nosotros en la escala evolutiva, fundamentalmente gorilas y chimpancés. Los problemas que afectan a la investigación sobre la evolución humana en parte radican en que numerosos hallazgos son casos aislados o sin procedencia clara, lo que afecta fundamentalmente a los descubrimientos antiguos. Taxonómicamente los homínidos y grandes primates actuales se separan en el taxón genérico de la clasificación de Linneo, encuadrándose de la siguiente forma la clasificación de los seres humanos actuales: REINO: Animal FILUM: Cordados CLASE: Mamíferos ORDEN: Primates SUBORDEN: Anthropoidea INFRAORDER: Catarrinos SUPERFAMILIA: Hominoidea FAMILIA: Hominidae GÉNERO: Homo ESPECIE: sapiens SUBESPECIE: sapiens A grandes rasgos los procesos de la evolución se especifican en la actualidad en Australopitecus , Homo habilis y los Homo sapiens . Esta cadena tiene sus raíces en el Terciario, en el cual, como decíamos antes, se encuentran los restos fósiles de póngidos y primates que muestran tendencias anatómicas hacia la cadena humana y los grandes primates. La búsqueda de fósiles se realiza especialmente en una parte del Viejo Mundo (Asia y África), ya que a finales del Mioceno aparecen varias formas de primates gráciles cuyas capacidades craneales eran de unos 400 centímetros cúbicos.
La transformación que sufren los continentes a finales del Mioceno y primera mitad del Plioceno hacen aparecer una serie de barreras orográficas e hidrológicas, entre las que destaca la falla del Rift en Africa oriental. Estas barreras han afectado a la búsqueda de fósiles primates, ya que en Europa aparecen pocos restos, por lo que la investigación de estos períodos y el Pleistoceno Inferior se ha centrado en el subcontinente asiático y Africa. Hasta hace bien poco la teoría clásica definía nuestra rama evolutiva separándose hace 30 millones de años. Sin embargo, los análisis de la bioquímica y la genética señalan que nuestra separación se encuentra en un período más reciente, en 10 millones de años. El reloj bioquímico que parte de un valor cero (el momento de nuestra separación) ha dado -y por diferentes cálculos- la cifra aproximada de 10 a 12 millones de años. Ésta parece ser la distancia bioquímica que nos separa de nuestros parientes biológicos más próximos. Recientemente se tiende a considerar que el momento de nuestra separación pudiera encontrarse entre los 5-8 millones de años en el Plioceno.