Románico
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Datos principales
Desde
S. XI
Hasta
S. XII
Desarrollo
Durante el período del Arte de las Invasiones y del Prerrománico, múltiples influencias y poderes particulares se habían entrecruzado, violentamente en ocasiones. Cada nuevo pueblo que luchaba por su identidad enarbolaba con frecuencia la bandera de la religión, interpretada a su conveniencia, para dar consistencia a su unidad. Esto provocó la sucesión de herejías que durante la Edad Media amenazaron con descomponer el poder cristiano en Occidente, puesto que su salud en Oriente, tras el cisma ortodoxo bajo Bizancio, era excelente.El Románico llegó como consecuencia de un fortalecimiento de la fe, así como de una homologación de las creencias y de la enseñanza. Durante el Imperio Carolingio se había implantado la escolarización de gran parte de los menores, labor que requirió el apoyo de la Iglesia y sus escuelas catedralicias. La expansión de los monasterios, potenciada por la renovación de las reglas monacales, en especial, el Císter, fue el detonante de la unificación. Los monjes que emigraban e iban fundando filiales de su casa madre, extendían el conocimiento y el arte. El poderío religioso se vio favorecido por el poderío monárquico, puesto que las naciones comienzan a delimitarse como tales, lo cual permite un control por parte de éstas de las vías de comunicación, las fronteras, las aduanas... El comercio y el intercambio intelectual fueron los principales beneficiarios.El Románico, pues, llega en un momento propicio de reorganización europea.
Como se ha dicho, fueron la orden cisterciense y su fundador, San Bernardo de Clairvaux, los impulsores del cambio, originado desde el corazón de Francia. Las vías de peregrinaje, que funcionaban como una telaraña que enlazaba puntos distantes de toda Europa y parte del Próximo Oriente, permitieron la velocidad de las comunicaciones y el intercambio con otras culturas, en un estadio más avanzado: el Islam y Bizancio principalmente. A través de los principales puntos de peregrinación se extendieron las novedades artísticas, en especial para la arquitectura y la miniatura.En la pintura románica, los temas provenían en su mayoría del Apocalipsis de San Juan y de la Leyenda Dorada, al igual que ocurría con la escultura. Lo que las diferencia es que la escultura era una producción de cara al público, a la gran masa analfabeta que desconocía las Sagradas Escrituras, pero que podía "leerlas" como si de un comic se tratara, en las esculturas que adornaban los templos. En cambio, la pintura se dedicaba a un ámbito más restringido, puesto que resultaba extremadamente cara. Esto hizo que su producción se sofisiticara al máximo. La elección del Apocalipsis como uno de los temas estrella motivó la aparición de una fantástica iconografía de monstruos y animales imaginarios, que se ha dado en llamar Bestiarios. Del mismo Apocalipsis provienen determinadas formas de representar a los personajes divinos, que se han mantenido invariables hasta nuestros días. Estos tipos son: el Pantócrator, que es Cristo Señor del Universo, bendiciendo con dos dedos extendidos en una mano, y en la otra sosteniendo el Libro Sagrado.
Aparece sentado o rodeado por la mandorla o almendra mística (como se ve en el Cristo de la Biblia Bury). Otro tipo muy frecuente es el Tetramorfos, las cuatro formas animales que simbolizan a los cuatro evangelistas: toro, águila, buey y ángel. El Tetramorfos suele acompañar al Pantócrator. Respecto a las escenas, la predilecta es la del Juicio Final, presidida por Cristo Juez, con los 24 Ancianos del Apocalipsis y las almas de los benditos y los condenados al infierno, una nueva excusa para llenarlo todo de monstruos y demonios. La Virgen María, por último, aparece siempre como el trono del Niño, que sostiene la bola del mundo, así como su madre sostiene la manzana del pecado original.La Leyenda Dorada es un libro anónimo que recoge historias apócrifas de santos prácticamente ignotos. Es una magnífica fuente de iconografía, muy rica en sus historias.La forma de representar estos temas es una estética de lo feo, del pecado, con bestias y rostros muy expresivos acerca de las verdades de fe de la Iglesia. Los personajes aparecen absolutamente rígidos y frontales, hieráticos como las pinturas egipcias, los rostros con enormes ojos expresivos o ceños fruncidos. Sólo las figuras divinas tienen rostros serenos, inmutables ante el dolor o el castigo. Además, los tamaños se jerarquizan y adaptan a los espacios de representación: los santos son mayores que los seres humanos, y Cristo o la Virgen, mayores que todos los demás. Dentro de una propia figura, sus miembros también se deforman: las manos suelen ser enormes, ya que es con los gestos de los personajes con lo que se cuenta la historia.
También se acentúa mucho la mirada o la postura.No se sombrean las figuras, por lo que aparecen confeccionadas a base de colores planos, encerrados en líneas sinuosas y abundantes. Las figuras y las escenas, por la ausencia de volumen y por tanto, de espacio, se yuxtaponen en dos planos.Respecto a los materiales, los más usados durante el Románico serán la miniatura, que nos ofrece finísimos ejemplos de la pintura de la época en forma de Beatos, Libros de Horas, Salterios o Evangeliarios. También la vidriera, que intercambia múltiples influencias con las miniaturas, fue un material especialmente querido, trabajado con una delicadeza inapreciable para los fieles que las contemplaban desde el suelo, lo cual nos habla del valor que se les concedía por sí mismas. Este sería el caso de las Vidrieras de la catedral de Le Mans.Aparte también se trabajó el fresco, aunque esto especialmente se llevó a cabo en el Románico Español, muy influido por el arte hispano-musulmán; y también la pintura al temple sobre tabla, también muy llamativa por su calidad en España y también en el Románico Francés e Inglés. En cambio, Italia apenas dispone de ejemplos de pintura románica, puesto que allí se cultiva la pureza de líneas y la sobriedad cisterciense al máximo, apoyada con frecuencia sobre el sustrato clásico de los restos romanos.
Como se ha dicho, fueron la orden cisterciense y su fundador, San Bernardo de Clairvaux, los impulsores del cambio, originado desde el corazón de Francia. Las vías de peregrinaje, que funcionaban como una telaraña que enlazaba puntos distantes de toda Europa y parte del Próximo Oriente, permitieron la velocidad de las comunicaciones y el intercambio con otras culturas, en un estadio más avanzado: el Islam y Bizancio principalmente. A través de los principales puntos de peregrinación se extendieron las novedades artísticas, en especial para la arquitectura y la miniatura.En la pintura románica, los temas provenían en su mayoría del Apocalipsis de San Juan y de la Leyenda Dorada, al igual que ocurría con la escultura. Lo que las diferencia es que la escultura era una producción de cara al público, a la gran masa analfabeta que desconocía las Sagradas Escrituras, pero que podía "leerlas" como si de un comic se tratara, en las esculturas que adornaban los templos. En cambio, la pintura se dedicaba a un ámbito más restringido, puesto que resultaba extremadamente cara. Esto hizo que su producción se sofisiticara al máximo. La elección del Apocalipsis como uno de los temas estrella motivó la aparición de una fantástica iconografía de monstruos y animales imaginarios, que se ha dado en llamar Bestiarios. Del mismo Apocalipsis provienen determinadas formas de representar a los personajes divinos, que se han mantenido invariables hasta nuestros días. Estos tipos son: el Pantócrator, que es Cristo Señor del Universo, bendiciendo con dos dedos extendidos en una mano, y en la otra sosteniendo el Libro Sagrado.
Aparece sentado o rodeado por la mandorla o almendra mística (como se ve en el Cristo de la Biblia Bury). Otro tipo muy frecuente es el Tetramorfos, las cuatro formas animales que simbolizan a los cuatro evangelistas: toro, águila, buey y ángel. El Tetramorfos suele acompañar al Pantócrator. Respecto a las escenas, la predilecta es la del Juicio Final, presidida por Cristo Juez, con los 24 Ancianos del Apocalipsis y las almas de los benditos y los condenados al infierno, una nueva excusa para llenarlo todo de monstruos y demonios. La Virgen María, por último, aparece siempre como el trono del Niño, que sostiene la bola del mundo, así como su madre sostiene la manzana del pecado original.La Leyenda Dorada es un libro anónimo que recoge historias apócrifas de santos prácticamente ignotos. Es una magnífica fuente de iconografía, muy rica en sus historias.La forma de representar estos temas es una estética de lo feo, del pecado, con bestias y rostros muy expresivos acerca de las verdades de fe de la Iglesia. Los personajes aparecen absolutamente rígidos y frontales, hieráticos como las pinturas egipcias, los rostros con enormes ojos expresivos o ceños fruncidos. Sólo las figuras divinas tienen rostros serenos, inmutables ante el dolor o el castigo. Además, los tamaños se jerarquizan y adaptan a los espacios de representación: los santos son mayores que los seres humanos, y Cristo o la Virgen, mayores que todos los demás. Dentro de una propia figura, sus miembros también se deforman: las manos suelen ser enormes, ya que es con los gestos de los personajes con lo que se cuenta la historia.
También se acentúa mucho la mirada o la postura.No se sombrean las figuras, por lo que aparecen confeccionadas a base de colores planos, encerrados en líneas sinuosas y abundantes. Las figuras y las escenas, por la ausencia de volumen y por tanto, de espacio, se yuxtaponen en dos planos.Respecto a los materiales, los más usados durante el Románico serán la miniatura, que nos ofrece finísimos ejemplos de la pintura de la época en forma de Beatos, Libros de Horas, Salterios o Evangeliarios. También la vidriera, que intercambia múltiples influencias con las miniaturas, fue un material especialmente querido, trabajado con una delicadeza inapreciable para los fieles que las contemplaban desde el suelo, lo cual nos habla del valor que se les concedía por sí mismas. Este sería el caso de las Vidrieras de la catedral de Le Mans.Aparte también se trabajó el fresco, aunque esto especialmente se llevó a cabo en el Románico Español, muy influido por el arte hispano-musulmán; y también la pintura al temple sobre tabla, también muy llamativa por su calidad en España y también en el Románico Francés e Inglés. En cambio, Italia apenas dispone de ejemplos de pintura románica, puesto que allí se cultiva la pureza de líneas y la sobriedad cisterciense al máximo, apoyada con frecuencia sobre el sustrato clásico de los restos romanos.