Gótico Internacional

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Datos principales


Estilo

Gótico Francés

Desarrollo


El Gótico puede considerarse un arte de origen francés, cuyos postulados fueron transmitidos y ampliamente aprovechados por otras naciones: por ejemplo, en el caso de la arquitectura, ningún país pudo alcanzar las cotas de sofisticación del Gótico Inglés, cuyo estilo se trabajó de forma casi ininterrumpida hasta el siglo XIX. Con la pintura hubo mayor difusión, pero la renovación más profunda y revolucionaria tuvo lugar en el seno del Gótico Italiano, concretamente en su última fase: el Trecento. Durante este siglo, el XIV, se produjeron ciertas innovaciones que apuntaban al fin de una época. Diversas circunstancias sociales y económicas en Italia (plaga de peste, revolución campesina, crisis económica) provocaron el éxodo de los artistas e intelectuales hacia 1348-50. Estos artistas acudieron masivamente a las cortes más poderosas que podían demandar sus servicios: además de París, que se surtía de pintores nacionales y normandos, la corte Bohemia en Praga, pero sobre todo, la nueva sede papal en Avignon, fueron los lugares elegidos para su trabajo. Avignon es una ciudad de tradición palatina, en el sur de Francia y por tanto cercana a la frontera italiana, y concretamente a la región sienesa, de donde procedían casi todos los exiliados. El Papa, con su corte, huyendo de la desastrosa situación en la Italia media, situó allí un magnífico palacio que necesitaba decorar con toda la pompa necesaria.

Así, los artistas franceses e italianos combinaron sus estilos, en los cuales se recogían influencias bizantinas, normandas, británicas, celtas, etc, lo que dio lugar a un fértil modo de expresión llamado Gótico Internacional. Los frescos que ornaron el palacio se caracterizaban por su abigarramiento, su aspecto de horror vacui, su presencia similar a la de los tapices flamencos con intención claramente decorativa: escenas de caza, de música, y no los paneles dedicados a las historias edificantes de la Biblia. La estética cortesana que aquí se plasmó tuvo también su respuesta en l'Ile de France, el núcleo monárquico por excelencia de Francia. Allí, el esplendor de la miniatura alcanzaba su cumbre con figuras como el maestro Honoré, Jean Pucelle, o los hermanos Limbourg, autores de las hermosísimas Très Riches Heures du Duc de Berry, un libro de Horas adornado con símbolos zodiacales, escenas de los trabajos del campo y la ciudad, estudios astrológicos, etc. Las vidrieras disfrutaron de los avances técnicos que permitían engarzar trozos más grandes de vidrio coloreado, no ya en tintas planas sino con delicadas gamas tonales, y con emplomados mucho más finos, lo cual aumentaba la luminosidad y el colorido. Dijon y Borgoña, con sendas cortes nobiliarias respectivamente, fueron otros centros importantes de trabajo del gótico internacional. Destaca Borgoña por el papel que jugará posteriormente como región fronteriza entre el Renacimiento Italiano y la Pintura Flamenca, con un estilo francamente particular que ayudó al desenvolvimiento flamenco.

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