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Datos principales


Rango

Primeros momentos

Desarrollo


La cerámica constituye el verdadero hilo de Ariadna para reconstruir las vías de influencia de unas zonas a otras y la evolución interna de las culturas neolíticas. Ampliamente utilizada desde su invención, constituye la base arqueológica principal para el establecimiento de la cronología. Gracias a su abundancia y al estudio de sus piezas, muchas de ellas de un gran valor artístico, es posible señalar la existencia de grupos culturales y sus áreas de influencia. Su desarrollo comienza en la etapa inmediatamente anterior al período de Sesklo. Con formas simples al principio, predominan las jarras y diversos tipos de cuencos abiertos, con una superficie lisa y oscura, bruñida y decorada en ocasiones con motivos geométricos incisos. Algunas cerámicas cuentan ya en esta fase con decoraciones pintadas, a base de motivos geométricos y ciertas representaciones humanas de toscos danzantes. Ya en la etapa de Sesklo y a todo lo largo del III milenio, las formas cerámicas se diversifican, adquiriendo una bella decoración pintada, de colores rojos u ocres sobre un fondo blanco. Los motivos más frecuentes son los ajedrezados, torres escalonadas, redes de líneas entrecruzadas y algunas líneas curvas. Estas formas y decoraciones se enriquecerán aún más en el período de Dímini, predominando un fondo mate pintado, sobre el cual y en varios colores se pintan motivos más variados: rayas entrecruzadas y multitud de temas curvilíneos. En la Grecia central y el Peloponeso, la cerámica polícroma de Tesalia y Macedonia convive con un tipo de cerámica oscura, pulida y con alguna decoración incisa, del tipo conocido como de barniz primitivo (Urfirnis).

Esta cerámica oscura, que después recordará la superficie metálica de vasijas de la Edad de Bronce, perdurará hasta la época clásica en ciertas formas de copas y jarras, además de prototipos primitivos de ánforas, paralelamente a las cerámicas con decoración pintada de las etapas sucesivas. En Creta, el Neolítico mantiene ciertas formas cerámicas distintas al resto de Grecia, debido a su aislamiento y a sus contactos con Anatolia. En la cerámica cretense predominan las superficies pulidas de color oscuro, con una evolución hacia tipos de decoraciones incisas con pastas de colores incrustadas; los motivos son líneas simples, cruzadas, en zigzag, triángulos o espinas de pez. Las formas más comunes son pequeños vasos globulares o cónicos y jarras o ánforas. En general, la cerámica neolítica de Creta no permite un parangón con las de Sesklo o Dímini y, desde luego, no deja adivinar en absoluto la riqueza de formas y decoraciones de la época minoica.

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