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Datos principales


Rango

Cd8-3

Desarrollo


La obra de Mabuse -pintor muy bien representado en el Prado- es una profunda reflexión sobre los presupuestos italianos; sus arquitecturas clasicistas, como marco idóneo para sus composiciones, no se reducen a epidérmicas decoraciones como en los Mánieristas de Amberes. Los temas mitológicos le atraen asimismo, siendo uno de sus primeros cultivadores en Flandes. No obstante, su visión de lo clásico es la de un pintor flamenco, que insiste en lo real y concreto de las cosas, como fruto de su propia experiencia empírica y con un desinterés total -estaría en este sentido en los antípodas de un Durero- por la proporción clásica, evidente en desnudos como los de su obra Neptuno y Anfítrite. En van Orley, su interés por la arquitectura clasicista como elemento figurativo de composición y, al tiempo, continente de las escenas, le lleva a importantes reflexiones sobre el espacio pictórico como tridimensionalidad que, en obras como El banquete de los hijos de Job, está referida también a las figuras y su disposición precisa y adecuada en dicho espacio, guardando entre sí las distancias apropiadas y puestas a la requerida profundidad. En ambos casos se trata, pues, de una peculiar visión y versión de modos y formas italianos que, no obstante, supone la adopción definitiva en Flandes de estos presupuestos, de tal modo que, hacia mediados del quinientos, lo italiano es también aquí una tradición a tener en cuenta.

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