Retrato de un desconocido

Datos principales


Alias

El Caballero de la mano en el pecho

Autor

Domenikos Theotokopoulos

Fecha

1584

Material

Oleo sobre lienzo

Dimensiones

74 x 58 cm.

Museo

Museo del Prado

Contenidos relacionados


Pese a la procedencia extranjera de El Greco, nacido en Creta, formado como pintor bizantino y más tarde en Venecia, podemos hablar sin ninguna reserva de un típico retrato de Escuela española. Es por ello que observamos en este cuadro todas las características del retrato particular que se fijan desde la época de Antonio Moro y que se rastrean en todos los pintores coetáneos de El Greco: retrato de busto, con las ropas de terciopelo oscuro que se estilaban en las Cortes madrileña y escurialense, adornado tan sólo por una cadena fina con una medalla, con el puño y la gola almidonada de encaje y todavía en este momento de radio pequeño, lejos de las excentricidades que se pondrán de moda unos años más tarde, como se observa en el retrato de don Jerónimo de Ceballos. También el fondo es una característica de época, neutro, sin alusiones espaciales a mobiliario o arquitectura. En este tipo de retratos, encargados por personajes importantes de la Corte, o altos funcionarios, era frecuente que apareciera algún símbolo de la dignidad del retratado. La elegancia y sutileza de El Greco se aprecia en la única distinción que concede al personaje: el rico pomo de la espada española que presenta en primer término, así como el gesto de la mano sobre el pecho, que alude al rito de la "Fe del caballero", una dignidad otorgada sólo a ciertos personajes destacados. La expresión del caballero, cuya identidad no se sabe a ciencia cierta, es grave y melancólica, lo que desató en su momento las especulaciones.

En algún momento se ha llegado a plantear que el retratado era manco del brazo izquierdo. Este dato y la fecha de realización hace pensar que pudiera tratarse de un retrato del genial escritor castellano, don Miguel de Cervantes que ya había participado en la batalla de Lepanto. También se ha pensado en un autorretrato, aunque no existen datos que avalen esta posibilidad. En octubre de 1996 el cuadro entró en el taller de restauración del Museo del Prado, trabajando con él uno de los mayores expertos en la obra de El Greco, Rafael Alonso, que tiene en su haber la restauración de 58 de las obras del cretense. Durante tres meses se limpió "de forma intensiva" y fue presentado en diciembre de ese mismo año, resultando sorprendente el resultado. La firma en letras griegas mayúsculas, que se consideraba auténtica de El Greco, fue eliminada y el fondo negro que se fundía con el personaje pasó a ser grisáceo, reconociéndose ahora perfectamente la silueta del caballero, ganando la figura en volumetría y colorido. Respecto a la firma, Alonso manifiesta que "hacia 1580, El Greco nunca firma con mayúsculas. La letra es además torpe (...) y tiene faltas de ortografía". Incluso la tonalidad de la empuñadura de la espada también ha cambiado, apreciándose ahora la diferencia de los metales: plata dorada al mercurio y la empuñadura, y oro repujado la bola que la decora; estos metales se reflejan en las sedas negras del traje del caballero, que han ganado en calidad y en brillo.

También se aprecia un cambio en las medidas del lienzo que ha sido recortado ya que en anteriores restauraciones había sido reentelado, incorporándose cuatro tiras de lienzo que han sido suprimidas. En definitiva, el Caballero luce ahora con todo su esplendor, apareciéndose ante el espectador como un miembro de la aristocracia con los hombros algo caídos, estando el derecho ligeramente inclinado para sujetar la espada. La polémica surgió en el mes de marzo de 1999 cuando el grupo parlamentario de Izquierda Unida realizó una serie de preguntas al Gobierno relacionadas con dicha restauración, poniendo el grito en el cielo por los significativos cambios que se han producido en la obra grequiana. Cada uno puede sacar su propia conclusión del asunto e identificarse con uno u otro caballero, el de antes o el de después de su polémica restauración.

Compartir