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Desarrollo


Muerte de Moctezuma Mientras que se hacían estos ingenios, no salían los nuestros a pelear, ocupados en la obra; solamente resistían. Mas los enemigos, pensando que todos estaban muy mal heridos, los combatían a más no poder, y hasta les decían denuestos y palabras injuriosas, y. los amenazaban que si no les daban a Moctezuma, que les darían la más cruda muerte que jamás hombre alguno llevó. Cargaban tanto y porfiaban a entrar en la casa, que rogó Cortés a Moctezuma se subiese a una azotea y mandase a los suyos cesar e irse. Subió, se puso al pretil para hablarlos, y nada más empezar, tiraron tantas piedras desde abajo y desde las casas fronterizas que de una que le acertó en las sienes le derribaron y mataron sus propios vasallos. Y no lo quisieran hacer más que sacarse los ojos. Ni lo vieron, porque un español lo tenía cubierto y amparado con una rodela para que no le diese en la cara alguna pedrada, que tiraban muchas; ni creyeron que estaba allí, por más señas y voces que les daba. Después, Cortés publicó la herida y peligro de Moctezuma, mas unos lo creían y otros no, todos peleaban a porfía. Tres días estuvo Moctezuma con dolor de cabeza, y al cabo se murió. Cortés, para que los indios viesen que moría de la pedrada que ellos le habían dado, y no del mal que él le hubiese hecho, lo hizo sacar a cuestas a dos caballeros mexicanos y presos, que dijeron la verdad a los ciudadanos; los cuales a la sazón estaban combatiendo la casa; mas ni por eso dejaron el combate ni la guerra, como muchos de los nuestros pensaban; antes bien, la hicieron mayor y sin ningún respeto.

Al retirarse hicieron grandes llantos para enterrar al rey en Chapultepec. De esta manera murió Moctezumacín, que de los indios era tenido por dios, y que era tan gran rey como se ha dicho. Pidió el bautismo, según dicen, por Carnestolendas; y no se lo dieron entonces por dárselo en la Pascua con la solemnidad que requería tan alto sacramento y tan poderoso príncipe, aunque hubiese sido mejor no alargarlo; mas como vino antes Pánfilo de Narváez, no se pudo hacer, y ya herido, se olvidó, con la prisa de pelear. Afirman que nunca Moctezuma, aunque por muchos fue requerido, consintió en muerte de ningún español, ni en daño a Cortés, a quien mucho quería. También hay quien dice lo contrario. Todos dan buenas razones; mas, sin embargo, no pudieron saber la verdad nuestros españoles, porque ni entonces entendían el lenguaje, ni después hallaron vivo a ninguno con quien Moctezuma hubiese comunicado este secreto. Una cosa sé decir: que nunca habló mal de los españoles, que no poco enojo y descontento era para los suyos. Dicen los indios que fue el mejor de su linaje y el mejor rey de México. Y es gran cosa que cuando los reinos están más florecientes y más encumbrados, entonces se caen y pierden o cambian señor, según cuentan las historias, y como lo hemos visto en Moctezuma y Atabaliba. Más perdieron nuestros españoles con la muerte de Moctezuma que los indios, si bien consideráis las muertes y destrozos que luego siguió a los unos, y el contento y descanso de los otros; pues muerto él, se quedaron en sus casas y tomaron nuevo rey. Fue Moctezuma ordenado en el comer; no vicioso, como otros indios, aunque tenía muchas mujeres. Fue dadivoso y muy franco con los españoles, y creo que también con los suyos; pues si fuera por astucia, y no por naturaleza, fácilmente se le hubiera conocido al dar en el semblante; que los que dan de mala gana mucho descubren el corazón. Cuentan que fue sabio: a mi parecer, o fue muy sabio, pues pasaba así por las cosas, o muy necio, que no las sentía. Fue tan religioso como belicoso, pues tuvo muchas guerras, en que se halló presente. Dicen que venció nueve batallas y otros nueve campos en desafío uno a uno. Reinó diecisiete años y algunos meses.

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