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Datos principales


Desarrollo


México Tenuchtitlan Era México, cuando Cortés entró, un pueblo de sesenta mil casas. Las del rey, señores y cortesanos son grandes y buenas. Las de los otros, pequeñas y ruines, sin puertas ni ventanas; mas por pequeñas que son, pocas veces dejan de tener dos, tres y hasta diez moradores; y así, hay en él infinidad de gente. Está fundado sobre agua, ni más ni menos que Venecia. Todo el cuerpo de la ciudad está en agua. Tiene tres clases de calles anchas y agradables. Las unas son de agua sola, con muchísimos puentes; las otras, de tierra solamente, y las otras, de tierra y agua, es decir, la mitad de tierra, por donde andan los hombres a pie, y la mitad agua, por donde andan los barcos. Las calles de agua son de por sí limpias; las de tierra las barren a menudo. Casi todas las casas tiene dos puertas: una sobre la calzada, y otra sobre el agua, por donde se andan con las barcas; y aunque está edificada sobre agua, no se aprovecha de ella para beber, sino que la traen de una fuente desde Chapultepec, que está a una legua de allí, en una pequeña sierra, al pie de la cual hay dos estatuas de bulto talladas en la peña, con sus rodelas y lanzas, de Moctezuma y Axaiaca, su padre, según dicen. La traen por dos caños tan gruesos como un buey cada uno. Cuando uno de ellos está sucio, la echan por el otro hasta que se ensucia. De esta fuente se abastece la ciudad y se proveen los estanques y fuentes que hay por muchas casas, y en canoas van vendiendo de aquel agua, de donde pagan ciertos derechos.

Está la ciudad dividida en dos barrios: a uno le llaman Tlatelulco, que quiere decir isleta; y al otro México, donde habita Moctezuma, que quiere decir manantial, y es el más principal, por ser mayor barrio y morar en él los reyes: se quedó la ciudad con este nombre, aunque su propio y antiguo nombre es Tenuchtitlan, que significa fruta de piedra, pues está compuesto de tetl, que es piedra, y de nuchtli, que es la fruta que en Cuba y Haití llaman tunas. El árbol, o más propiamente cardo, que produce esta fruta nuchtli se llama entre los indios mexicanos de Culúa, nopal, el cual es casi todo hojas algo redondas, un palmo de anchas, un pie de largas; y un dedo y hasta dos gruesas, o más o menos, según donde nacen. Tiene muchas espinas dañinas y enconadas. El color de la hoja es verde, el de la espina pardo. Se planta, y va creciendo de una hoja en otra, y engrosando tanto por el pie, que viene a hacerse como árbol. Y no solamente produce una hoja a otra por la punta, sino que echa también otras por los lados; mas puesto que aquí los hay, no hay más que decir. En algunas partes, como en los teuchichimecas, donde la tierra es estéril y falta de agua, beben el zumo de estas hojas de nopal. La fruta nuchtli es parecida a los higos, pues así tiene los granillos y el hollejo delgado. Pero son más largos y coronados, como níspolas. Es de muchos colores. Hay nuchtli que es verde por fuera y por dentro encarnada, y sabe bien; hay nuchtli que es amarilla, otra que es blanca, y otra que llaman picadilla, por la mezcla que tiene de colores.

Buenas son las picadillas, mejores las amarillas, pero las perfectas y sabrosas son las blancas, de las cuales a su tiempo hay muchas. Duran mucho. Unas saben a peras, otras a uvas. Son muy frescas; y por eso las comen en verano cuando van de camino y con calor los españoles, que se dan más por ellas que los indios. Cuanto más cultivada está esta fruta, es mejor, y así, nadie, si no es muy pobre, come de las que llaman montesinas o magrillas. Hay también otra clase de nuchtli, que es encarnada, la cual no es estimada, aunque sí gustosa. Si algunos la comen, es porque vienen temprano y las primeras de todas las tunas. No las dejan de comer por ser malas o desabridas, sino porque tiñen mucho los dedos, labios y vestidos, y es muy mala de quitar la mancha, y además de esto, porque tiñen la orina de tal forma, que parece pura sangre. Muchos españoles nuevos en la tierra han desmayado por comer de estos higos encarnados, pensando que con la orina se les iba toda la sangre del cuerpo, con lo que hacian reír a los compañeros. Asimismo han picado muchos médicos recién llegados de aquí, viendo la orina de quienes habían comido esa fruta encarnada; porque, engañados por el color, y no conociendo el secreto, daban remedio para restañar la sangre del hombre sano, con grandes risas de los oyentes y sabedores de la burla. De aquella fruta nuchtli, y de tetl, que es piedra, se forma el nombre de Tenuchtitlan, y cuando se comenzó a poblar fue cerca de una piedra que estaba dentro de la laguna, de la cual nacía un nopal muy grande, y por eso tiene México por armas y divisa un pie de nopal nacido entre una piedra, que está muy conforme con el nombre.

También dicen algunos que tomó esta ciudad nombre de su primer fundador, que fue Tenuch, hijo segundo de Iztacmixcoatl, cuyos hijos y descendientes poblaron, como después diré, esta tierra de Anauac, que ahora se llama Nueva España. Tampoco falta quien piense que se llamó así por la grana, que llaman nuchiztli, la cual sale del mismo cardón nopal y fruta nuchtli, de donde toma el nombre. Los españoles la llaman carmesí por ser de color muy subido, y es de mucho precio. Como quiera, pues, que ello fuese, lo cierto es que el lugar y sitio se llama Tenuchtitlan, y el natural y vecino, tenuchca. México, como ya dije más arriba, no es toda la Ciudad, sino la mitad y un barrio, aunque bien suelen decir los indios México Tenuchtitlan todo junto. Y creo que lo intitulan así en las provisiones reales. México quiere decir manantial o fuente, según la propiedad del vocablo y lengua; y así, dicen, que hay alrededor de él muchas fuentecillas y ojos de agua, de donde le nombraron así los primeros que poblaron. También afirman otros que se llama México de los primeros fundadores, que se llamaban mexiti, pues aún ahora se llaman méxica los de aquel barrio y población; los cuales mexiti tomaron nombre de su principal dios e ídolo, llamado Mexitli, que es el mismo que Vitcilopuchtli. Antes de que se poblase este barrio de México, estaba ya poblado el de Tlatelulco, que por comenzarlo en una parte alta y enjuta de la laguna lo llamaron así, que quiere decir isleta, y viene de tlatelli, que es isla.

Está México Tenuchtitlan todo cercado de agua dulce, puesto que está en la laguna. No tiene más que tres entradas por tres calzadas: una de ellas viene de poniente un trecho de media legua, la otra del norte por espacio de una legua. Hacia levante no hay calzada, sino barcas para entrar. A mediodía está la otra calzada de dos leguas de larga, por la cual entraron Cortés y sus compañeros, según ya dije. La laguna en que está México asentada, aunque parece toda una, son dos, y muy diferentes una de otra, por la una es de agua salitrosa, amarga, pestífera, y que no admite ninguna clase de peces, y la otra de agua dulce y buena, y que cría peces, aunque pequeños. La salada crece y mengua; mas según el aire que corre, corre ella. La dulce está más alta, y así, cae el agua buena a la mala, y no al revés, como algunos pensaron, por seis o siete ojos bien grandes que tiene la calzada, que las corta por medio, sobre los cuales hay puentes de madera muy graciosos. La laguna salada tiene cinco leguas de ancho, y ocho o diez de largo, y más de quince de circunferencia. Otro tanto tendrá la dulce de cada cosa, y así, medirá toda la laguna más de treinta leguas, y tendrá dentro y a la orilla más de cincuenta pueblos, y muchos de ellos de cinco mil casas, algunos de diez mil, y un pueblo, que es Tezcuco, tan grande como México. El agua que se recoge en este hondo que llaman laguna, viene de una corona de sierras que están a la vista de la ciudad y a la redonda de la laguna, la cual para en tierra salitrosa, y por eso es salada, que el suelo y sitio son lo que lo ocasionan, y no otra cosa, como piensan muchos.

Se hace en ella mucha sal, de la que hay gran comercio. Andan por estas lagunas doscientas mil barquillas, que los naturales llaman acalles, que quiere decir casas de agua, porque atl es agua, y calli casa, de que está compuesto el vocablo. Los españoles las llaman canoas, acostumbrados a la lengua de Cuba y Santo Domingo. Son a manera de artesa, y hechas de una pieza, grandes o pequeñas, según el tronco del árbol. Antes me quedo corto que largo en el número de estas acalles, conforme a lo que otros dicen, pues sólo en México hay ordinariamente cincuenta mil de ellas para acarrear bastimentos y transportar gente, y así, las calles están cubiertas de ellas, y muy gran trecho alrededor de la ciudad, especialmente un día de mercado.

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