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Desarrollo


LIBRO CUARTO CAPÍTULO I De tres géneros de mixtos que se han de tratar en esta historia Habiendo tratado en el libro precedente, de lo que toca a elementos y simples, lo que en materia de Indias nos ha ocurrido, en este presente trataremos de los compuestos y mixtos, cuanto al intento que llevamos pareciere convenir. Y aunque hay otros muchos géneros, a tres reduciremos esta materia, que son metales, plantas y animales. Los metales son como plantas encubiertas en las entrañas de la tierra, y tienen alguna semejanza en el modo de producirse, pues se ven también sus ramos y como tronco de donde salen, que son las vetas mayores y menores, que entre sí tienen notable trabazón y concierto, y en alguna manera parece que crecen los minerales al modo de plantas, no porque tengan verdadera vegetativa y vida interior, que esto es sólo de verdaderas plantas, sino porque de tal modo se producen en las entrañas de la tierra por virtud y eficacia del sol y de los otros planetas, que por discurso de tiempo largo se van acrecentando y cuasi propagando. Y así como los metales son como plantas ocultas de la tierra, así también podemos decir que las plantas son como animales fijos en un lugar, cuya vida se gobierna del alimento que la naturaleza les provee en su proprio nacimiento. Mas los animales exceden a las plantas, que como tienen ser más perfecto, tienen necesidad de alimento también más perfecto, y para buscalle les dio la naturaleza movimiento, y para conocelle y descubrille, sentido.

De suerte que la tierra estéril y ruda es como materia y alimento de los metales; la tierra fértil y de más sazón es materia y alimento de plantas; las mismas plantas son alimento de animales, y las plantas y animales alimento de los hombres, sirviendo siempre la naturaleza inferior para sustento de la superior y la menos perfecta subordinándose a la más perfecta. De donde se entiende cuán lejos está el oro y la plata y lo demás, que los hombres ciegos de codicia estiman en tanto, de ser fin digno del hombre, pues están tantos grados más abajo que el hombre, y sólo al Creador y universal Hacedor de todo está sujeto y ordenado, como a proprio fin y descanso suyo, y todo lo demás no más de en cuanto le conduce y ayuda a conseguir este fin. Quien con esta filosofía mira las cosas creadas y discurre por ellas, puede sacar fruto de su conocimiento y consideración, sirviéndose de ellas para conocer y glorificar al autor de todas. Quien no pasa más adelante de entender sus propriedades y utilidades, o será curioso en el saber o codicioso en el adquirir, y al cabo le serán las criaturas lo que dice el sabio, que son a los pies de los insipientes y necios; conviene a saber: lazo y red en que cae y se enredan. Con el fin pues, y intento dicho, para que el Creador sea glorificado en sus criaturas, pretendo decir en este libro algo de lo mucho que hay digno de historia en Indias, cerca de los metales, y plantas y animales que son más propriamente de aquellas partes; y porque tratar esto exactamente sería obra muy grande y que requiere mayor conocimiento que el mío y mucha más desocupación de la que tengo, digo que solamente pienso tratar sucintamente algunas cosas, que por experiencia o por relación verdadera he considerado cerca de las tres cosas que he propuesto, dejando para otros más curiosos y diligentes la averiguación más larga de estas materias.

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