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LIBRO 3 DEL VIAGE DESDE PORTOBELO Á PANAMÁ. DESCRIPCION DE ESTA CIUDAD Y DEMÁS NOTICIAS DEL REYNO DE TIERRA FIRME CAPITULO I Salida de Portobelo y navegacion por el rio de Chagre hasta Cruces; noticias de él y tránsito por tierra desde Cruces á Panamá 243 Como siempre fue nuestro animo no hacer detencion voluntaria hasta llegar al principal destino y fin de nuestra comission, por una parte los vivos deseos de dar principio á ella, por otra los de salir de aquellos penosos temples y, finalmente, los de acortar la demora en las Indias, no nos dexaron libertad para omitir diligencia que pudiesse conducir al logro de estos designios. Con esta solicitud, avisamos desde Portobelo nuestra llegada al presidente de Panamá, Don Dionisyo Martinez de la Vega, y las circunstancias y ordenes del rey con que se havia promovido este viage, pidiendole diesse orden de que baxassen embarcaciones de las que navegan en el rio para transportarnos por él á aquella ciudad por no ser factible esto por tierra mediante no poder los instrumentos por su gran volumen passar por sus estrechuras y fragosidades ni aun ser cargados sobre mulas muchos de ellos. El celo que siempre ha hecho brillar aquel presidente en los assuntos del real servicio no fue menos eficaz en esta ocasion, y, assi, á su respuesta muy arreglada á lo que pedian nuestros anhelos y dictaba su politica, correspondió prontamente el efecto de sus ofertas en dos embarcaciones que llegaron á Portobelo, en las quales, sin detencion, se empezaron á embarcar los instrumentos y equipages, assi de la compañia francesa como nuestros; y el dia 22 de diciembre del mismo año de 1735 nos hicimos á la vela.

244 Salimos de Portobelo al remo por estar el viento terral contrario, y, entrando la brisa á las 9 de la mañana, se marearon las velas en una y otra embarcacion, y, refrescando el viento, llegamos á desembarcar á la aduana, que está á la boca del rio de Chagre, el mismo dia 22 á las 4 de la tarde, y el siguiente dia se empezó á subir el rio al remo. 245 El dia 24 se continuó del mismo modo y, no bastando los remos á superar la fuerza de la corriente, fue preciso proseguir con las palancas; y medido el curso de las aguas á la una y media de la tarde, se halló que en 40 segundos y medio era de 10 tuessas y un pie; del mismo modo se siguió en los dias despues hasta el 27, que á las 11 del dia llegamos al pueblo de Cruces, que es el puerto del desembarcadero y dista 5 leguas con corta diferencia de Panamá. Pero en ellas aumentó considerablemente la corriente, á proporcion que se abanzaba en el rio, pues el dia 25 se observó que en 26 segundos y medio corria el agua 10 tuessas; el 26, en el parage donde se hizo noche, en 14 segundos y medio, 10 tuessas, y el 27, en el mismo pueblo de Cruces, en 16 segundos, las mismas 10 tuessas. Con que, segunda mayor corriente, corresponde el curso del agua á 2483 tuessas por hora, que es cerca de una legua. 246 Este rio, cuyo propio nombre es de Lagartos aunque ahora conocido mas bien por el de Chagre, tiene su origen en aquellas cordilleras, no lexos de Cruces. Fue descubierta, el año de 1510 por Lope de Olano, su desembocadura en el mar del norte, que es á los 9 grados 18 minutos 40 segundos de latitud septentrional y 295 grados 6 minutos de longitud contada desde el meridiano de Tenerife.

Por la parte de Cruces, lo descubrió Diego de Alvitez; pero el primer español que baxó navegando para reconocerlo hasta su boca fue el capitán Hernando de la Serna el año de 1527. Está defendida su entrada con una fortaleza fabricada en la costa del este, sobre un peñasco escarpado á la mar, con el nombre de San Lorenzo de Chagres; goviernala un castellano, á quien acompaña un theniente, nombrados por el rey, y la guarnecen soldados de tropa reglada que se destacan de Panamá. 247 Cosa de 8 tuessas distante de la fortaleza que está á la boca del rio, hay un pueblo del mismo nombre, compuesto de casas de paja, cuyo vecindario consta de negros, mulatos y mestizos, gente toda valerosa y que toma las armas quando es menester y acrecienta triplicadamente la guarnicion del castillo en ocasion que se halla atacado. En la costa opuesta, haciendole frente en un terreno llano y baxo, está la aduana real, por donde passan y se registran todas las mercaderias que han de entrar por él. La anchura de este rio por esta parte es como 120 tuessas con corta diferencia, pero va estrechándose á proporcion que interna en la tierra hasta que por la de Cruces, que es adonde pueden llegar las embarcaciones, solo hay entre las dos costas como 20 tuesas, siendo la distancia que directamente hay entre este pueblo y la boca de 21 millas al ángulo del noroeste quarta al oeste 3 grados 36 minutos mas para el oeste, pero, segun las varias direcciones que siguen sus bueltas, es toda su distancia de 43 millas.

248 Se crian en él muchos lagartos ó caymanes, y algunos se ven en sus orillas, las quales se hallan tan pobladas de arboles silvestres que quedan impenetrables tanto por lo espeso de ellos quanto por estar guarnecidos muchos, y todo el suelo sembrado de fuertes y agudas espinas. De algunos de estos arboles fabrican las canoas y bongos que navegan este rio, especialmente de cedro. Otros de los que se hallan en las orillas, descarnandoles el agua sus raices, caen en ella quando el rio va crecido y, no teniendo la suficiente para que sus monstruosos troncos y estendidas ramazones sobrenaden y los arrastre la corriente, quedan allí barados sirviendo de gran estorvo y peligro á las embarcaciones, pues, estando la mayor parte ocultos en el agua, es muy casual el que no se voltee la que llega imprevistamente á ellos. Además de estos estorvos que se ofrecen en su navegacion, tiene otros que son los raudales, parages donde aquellas embarcaciones, aunque fabricadas para el intento, no pueden navegar por no tener agua suficiente, y entonces es preciso alijarlas hasta que, passando el raudal, vuelven á encontrar con mas fondo. 249 Dos, pues, son las especies de embarcaciones que navegan este rio; unas que llaman chatas y otras bongos, y en el Perú bonques. Las primeras son fabricadas en figura de lanchas con muchos planes y correspondiente manga para que no calen mucha agua; estas cargan de 600 á 700 quintales. Los bongos son todos de una pieza, en los quales tiene bastante empleo la admiracion, considerando la grandeza y corpulencia de los arboles de que se fabrican, pues en algunos llega á ser su manga de once pies de París, que vienen á ser quatro varas y quarta, y cargan de 400 á 500 quintales; unos y otras tienen su forma de camara en la popa, donde se alojan los passageros, y cubierta postiza sobre baos y curbas hasta proa, con jareta en medio que corre todo lo largo, la qual tapan despues de cargada con cueros de baca para que los aguaceros, que suelen ser continuos, no damnifiquen la carga.

Cada una de estas embarcaciones se equipa con 20 ó 18 negros fornidos y el patron, sin los quales no sería factible que en la subida pudiessen vencer la oposicion de la corriente. 250 Todas las montañas y bosques de aquellas riveras están llenas de animales, y entre estos abundan mucho los monos de varias castas; haylos negros, pardos, colorados y entreverados; y, correspondientemente, unos grandes, de vara de largo con muy corta diferencia, otros medianos y otros pequeños, como de una tercia. Todos son de mucho regalo á los negros que los comen, y mas estimables los colorados, pero, aunque el gusto de su carne fuesse el mas delicado, solo la vista de su figura haría repugnancia al apetito porque, despues de muertos, los chamuscan para pelarlos y, contrayendose el pellejo con el calor, quedan despues de limpios con un cutis blanco y estirado, encogidas todas sus partes y sin diferencia en el tamaño y aspecto á un muchacho de dos años que está afligido y en accion de llorar; no obstante esto, que, causando horror, pudiera hacer despreciable su carne, la falta que hay de otras especies en muchos parages de las Indias obliga á que sirva de regalo en ellos tanto á los criollos como á los europeos. 251 No parece queda nada que apetecer á la vista despues de haverse ocupado en la diversion que ofrecen aquellas riveras; la pintura, mas bien imaginada de la idea que se invente, no puede llegar á formar una perspectiva que iguale á la rustica que copió allí la naturaleza, la frondosidad de los bosques en las llanuras, lanzando sus copas hasta el rio, la espesura en las colinas con la variedad de especies en los tamaños, estructura de las hojas, hechura de sus pimpollos y diversidad de colores, hacen el objeto mas entretenido que se puede desear; y si se considera la abundancia de animales que los matizan, no queda arbitrio en las palabras para poderlo comparar.

Las distintas castas de monos saltando en quadrillas de unos á otros arboles, colgados de las ramas y encadenados seis, ocho ó mas en otras partes para hacer el salto de algun transito, cargadas con sus hijuelos en las espaldas las madres y haciendo gestos y visiones, parecerá pura fantasía á quien no haya examinado por sí tanta variedad de objetos. Si se vuelve la atencion á las aves, no havrá menos que reparar, pues, además de las nombradas en el capitulo 7 del libro 1.°, que segun la abundancia en este rio, parece tienen de él su origen, se agregan otras comestibles como pabas montesas y reales, faysanes, tortolas y garzas. Estas son de quatro ó cinco especies distintas porque unas son todas blancas, otras sobre el blanco una pluma de medio color encarnado que cubre todo el cuerpo y cuello, otras negras con todos los encuentros de las alas, cuello y parte inferior blanca, y, por este tenor, de otros diversos matices; y todas, varias en los tamaños, las de la primera especie son las menores, y las blancas sobre el negro, las mas abultadas y mas sabrosas al gusto, el qual es tambien muy delicado en las pabas, faysanes y demás especies. Igualmente, son muy abundantes de todas suertes de frutas los arboles de aquellas riveras, y entre estas son celebradas las piñas, tanto por su hermosura en el tamaño, que excede á las de otros parages, quanto por su gusto y fragrancia mucho mas agradables al paladar y olfato, excelencias que les han adquirido el ser nombradas y estimadas en todas las Indias.

252 Luego que llegamos á Cruces, nos desembarcamos, y el theniente de alcalde de aquel pueblo nos hospedó en su casa, que era las bodegas ó aduana, adonde vuelven á registrarse todas las mercancías que suben por el rio; y, dispuestas las cosas de nuestra marcha por tierra á Panamá, en el día 29 nos pusimos en camino á las 11 y media del día y llegamos á las 6 y media de la tarde, siendo nuestra primera diligencia visitar al presidente, obsequio debido tanto á su ministerio quanto al reconocimiento de las prontas providencias que facilitó en lo que hasta entonces se nos havia ofrecido. Este cavallero, que hizo á todos, y con particularidad á los estrangeros, el cortejo por sí, no escusó el cuidado de explayarlo, encargando á los oficiales reales y otras personas del primer respeto de la ciudad que nos atendiessen en todo lo que pudiesse ocurrir, accion en que hizo resplandecer á un tiempo el poderío de la soberana recomendacion y su celo en complacer por entero á la voluntad de su príncipe. 253 Algunas forzosas disposiciones para la continuacion del viage nos hicieron detener en Panamá mas de lo que se havia juzgado, y assi huvo tiempo para varias observaciones de latitud del pendulo y otras, aunque no se pudo lograr ninguna con que determinar la longitud por hallarse Jupiter cerca del Sol; y yo me emplee en levantar el plano de aquella plaza con todas sus fortificaciones y costas, todo lo qual concluido, se embarcaron los instrumentos y equipages para salir á navegar sin pérdida de tiempo.

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