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Desarrollo


La "Hispania Victrix" Parece claro que Gómara escribió una obra que, al mismo tiempo, eran dos. Aunque en las primeras ediciones apareciera como un solo libro con dos partes, la separación entre ambas era bien clara para el autor. Por ello, cada una lleva una dedicatoria distinta. La Historia de las Indias fue dedicada al rey Carlos I, mientras que la Conquista de México lo fue a don Martín Cortés, hijo y heredero del conquistador, quien libró una partida como recompensa al autor, como ya vimos. El propio Gómara señala las diferencias en el prólogo a la primera parte: "Por lo cual he tenido en esta mi obra dos estilos; ya que soy breve en la historia y prolijo en la Conquista de México."16 En realidad, el estilo es el mismo, y lo que cambia es el grado de acercamiento a los hechos. La segunda parte es tratada con detenimiento y lujo de detalles. Se ha especulado con que la intención primaria fuera escribir ésta, mientras que la Historia de las Indias trataba de ser una introducción que permitiera al lector situarse en contexto. Según este punto de vista, la introducción se fue alargando hasta convertirse en una obra completa y muy interesante. Es posible que fuera así en origen, pero no debemos descartar que la obra fuera concebida por completo como quedó, pues Gómara, como historiador, debió sentirse muy atraído por la acción española en América. Su proximidad a Cortés le debió decidir a ampliar la Conquista de México, pero el narrar las gestas de los españoles en el Nuevo Mundo pudo ser una idea anterior.

Gómara trataba de llegar a un público lo más amplio posible, y la apertura de los temas a considerar debió favorecer sus proyectos. Este deseo de llegar queda claro en su explicación del lenguaje, en la introducción a la historia: "El romance que lleva es llano y cual ahora usan, la orden concertada e igual, los capítulos cortos por ahorrar palabras, las sentencias claras, aunque breves."17 Es una excelente descripción de la forma en que está escrito el libro. Las frases son muy directas, fáciles de asimilar, y ello no va en demérito de la narración. Para público más selecto pensaba el autor en una versión latina que estaba preparando, circunstancia de la que advertía a los futuros traductores. Se ve que el clérigo estaba convencido de su éxito y se preparaba para ser leído en diferentes idiomas. Al mismo tiempo, promocionaba su trabajo, al anunciar que el texto latino contendría noticias no divulgadas: "La hago de momento en castellano porque gocen de ella primero todos nuestros españoles. Quedo haciéndola en latín más despacio, y la acabaré pronto, Dios mediante, si Vuestra Majestad lo manda y favorece. Y allí diré muchas cosas que aquí se callan, pues el lenguaje lo sufre y lo requiere..."18 Esta versión latina fue considerada como perdida durante mucho tiempo. Se creyó que desapareció en la confiscación de los papeles de Gómara que ordenó Felipe II. Ramón Iglesia19 piensa que el comienzo es un fragmento llamado De rebus gestis Fernandi Cortesii, que fue publicado y traducido al castellano por Joaquín García Icazbalceta20.

No pudo éste dejar de advertir las similitudes entre las dos obras, y dio primacía temporal a Gómara, sin considerar la posibilidad de que fueran dos versiones del mismo tema. Con razón afirmó que nada nuevo decía sobre Cortés, aunque deploraba la pérdida del resto del texto, por considerarlo de lectura "gustosa"21. Antes de entrar en el análisis de la parte de la obra, que nos ocupa, debemos decir algunas palabras sobre la primera. Por supuesto, recomendamos su lectura, que ofrece un panorama general de los hechos de los españoles, sucinto pero jugoso. Falta el protagonismo que motiva la Conquista de México, pero eso es beneficioso en muchos Pasajes. La obra comienza con noticias geográficas y algunas reflexiones sobre el mundo, entre las que son de destacar las referentes a los antípodas: "Llaman antípodas a los hombres que pisan en la bola y redondez de la Tierra al contrario de nosotros, o al contrario unos de otros. Los cuales, al parecer, aunque no de cierto, tienen la cabeza baja y los pies altos."22 A continuación se ocupa de los adelantos en la navegación que permitieron la gesta americana: "Antes de comenzar la descripción y cosmografía quiero decir algo de la navegación, porque sin ella no se pudiera saber; que por tierra no se camina tanto, quiero decir, tan lejos, como por agua, ni tan de prisa; y sin naos nunca se hallaran las Indias, y las naos se perderían en el Océano si no llevasen aguja; de suerte que la aguja de marear es principalísima parte del navío para navegar bien.

"23 Esta precisión geográfica está presente en toda la obra. En cada región, antes de describir los hechos, se sitúa al lector, mezclando informes etnográficos: "El Cuzco está a diecisiete grados más allá de la Equinoccial. Es tierra áspera y de mucho frío y nieves. Tienen casas de adobes de tierra, cubiertos con esparto, que abunda mucho por las sierras, las cuales crían también de por sí nabos y altramuces."24 El orden de la obra contiene aspectos geográficos y temporales, que en el caso de América central y del sur casi coinciden. Comienza Gómara por presentarnos a Colón, describirnos sus luchas y sus gestas. Ello le da pie para comenzar su labor por las Antillas y continuar hacia el sur, conforme avanzaba la exploración española. Dedica unas escasas líneas a México, remitiendo al lector a la segunda parte de su obra. Trata la expedición de Magallanes, la exploración de las Molucas y el reparto de las indias entre castellanos y portugueses, antes de entrar en la conquista del Perú. Algo más de la tercera parte del libro está dedicada a esta región, y Gómara no se recata de detenerse en las guerras civiles, sobre las que se expresa con dureza: "Atribuyen los indios, y aun muchos españoles, estas muertes y guerras a la constelación de la tierra y riqueza; yo lo achaco a la malicia y avaricia de los hombres. "25 Tras el Perú, vuelve hacia el norte, a las expediciones de Nicuesa en Nicaragua, a la conquista de Guatemala y a la búsqueda de Cibola.

Remata con algunas generalizaciones sobre los indios y con un elogio de los españoles: "Tanta tierra como llevo dicho, han descubierto, andado y convertido nuestros españoles en sesenta años de conquista. Nunca jamás rey ni gente anduvo y dominó tanto en tan breve tiempo como la nuestra, ni ha hecho ni merecido lo que ella, así en armas y navegación, como en la predicación del santo Evangelio y conversión de idólatras, por lo cual son los españoles dignísimos de alabanza en todas las partes del mundo."26 Para finalizar, unas reflexiones sobre la actuación de los españoles, suavizadas, afirmando que sólo escribe la historia de la conquista: "... quien quisiere ver la justificación de ella, lea al doctor Sepúlveda, cronista del Emperador, que la escribió en latín doctísimamente. Y así quedará satisfecho del todo."27

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