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DESCUBRIMIENTO DEL RÍO DE LAS AMAZONAS Y SUS DILATADAS PROVINCIAS Al Excmo. Sr. D. García Mendoza de Haro, conde de Castrillo, de los Consejos de Estado y Guerra de Su Majestad, gentil hombre de su Cámara y del Consejo de ella y presidente en el Real de las Indias. Excmo Señor: Llegó por la vía de Quito a mis manos la relación y planta del río de las Amazonas, tan dilatado, que, según se ve en él, continúa su corriente por mil y seiscientas leguas, desembocando en las provincias del Brasil; y juntamente el intento de continuar esta navegación por los portugueses a las provincias de Quito, donde llegaron algunos. Hice reparo, Señor, en los inconvenientes que se podrían seguir con los que se experimentan en el río Orinoco y otros navegables de las indias, teniendo tanta diversidad de naciones, tan enemigas de la monarquía de Su Majestad, infestadas sus costas. Y escrebilo al virrey de Lima y al presidente del Audiencia de Quito y a Su Majestad, cuya copia de carta pongo en la Relación; y fue tal mi advertencia, que correspondió con una real cédula que hallé de Su Majestad en la materia y con lo que el conde de Chinchón mandó observar, como él y el Presidente me lo han escrito; y aunque lo atractivo de la fertilidad de lo descubierto fuera más, contrapesado con el daño, no es apetecible. Dedico a V. Ex.? esta Relación como ministro superior de la América y como tan capaz, por el gran talento que Dios se sirvió de darle, que a mejor luz que a la ceguedad de la cudicia humana, tan ávida en estas partes, aplicará el remedio igual al estado presente de la Monarquía.

Lo curioso, Señor, del asumpto acreditará el embarazo que doy a V. Ex.?, a quien guarde Dios los felices años que deseo y he menester. Santa Fee 23 de Junio de 1639. -D. Martín de Saavedra y Guzmán.-. Carta que D. Martín de Saavedra y Guzmán, caballero de la orden de Calatrava, del Consejo de S. M., su gobernador y capitán general del Nuevo Reyno de Granada y presidente de la real Audiencia y Chancillería que en él reside, escribió a S. M. en los particulares del descubrimiento y navegación del río de las Amazonas. Señor: Aunque no me toca, por razón del oficio en que estoy sirviendo a V. M., lo que le suplico mande ver en esta, por la de mis obligaciones a su real servicio y el continuo desvelo en que vivo dél, no he podido excusar representar lo que he entendido del descubrimiento que se ha hecho para la navegación del río de las Amazonas o Marañón desde el gobierno de los Quixos y la Canela, cerca de la ciudad de Quito, hasta que desemboca en el mar y paraje del Brasil con gran cantidad de islas a su entrada, pobladas de diversas naciones, algunas de cuatro y seis leguas de circuito. Las circunstancias deste descubrimiento y los útiles que del se prometen en aquella provincia, dice la Relación que ha llegado a mis manos y remito a V. M. y otras cartas que he visto de particulares que casi concuerdan todas en la substancia. -Confieso a V. M. que, viendo el cuidado que da en este reino el río Orinoco y las poblaciones que en su boca tiene el enemigo, que navegó cuarenta leguas el río arriba a saquear y quemar la ciudad de Sancto Tomé de la Guayana, sin tener en estos puestos más útil que el del tabaco y palos de tinta, me ha dado cuidado este descubrimiento; pues es cierto tendrá el enemigo ya noticia dél, siendo aquel paraje donde de ordinario asiste con armadas y urcas, ocupando puestos, siendo tan fuerte el de Fernambuco.

Menos ocasión y caminos quisiera ver abiertos para penetrar el corazón desta tierra firme, que se halla tan desarmada y se vive en ella con tan poca vigilancia y cuidado que, con el socorro que he enviado a Santo Thomé y la Trinidad, no han quedado veinte arcabuces en la ciudad y pocos menos en su comarca, descuido digno de reparo en tan dilatadas provincias. Más descansada holgara yo ver la real hacienda de V. M. para descubrimientos y conquistas; menos atentos los émulos de la Monarquía a no perder las ocasiones de divertirla, siendo punto de más reparo en el estado presente la conservación y que se reparen los daños que el tiempo y menoscabo de los indios van causando y la naturaleza de los españoles que pasan a estos reinos, así en los gastos que hacen como en lo poco que trabajan para ellos, y la falta de armas y municiones que se experimenta. Al conde de Chinchón escrebí, luego que supe la nueva, como a quien toca la disposición de lo que allí se ha de obrar, lo que se me ofrecía, que en substancia es algo de lo que representó V. M. Cuya Católica y Real Persona guarde Dios como la Christiandad ha menester. Santa Fee 29 de Mayo de 1639. Después de haber escrito a V. M. recorriendo algunas cédulas, he hallado una que me quita el escrúpulo con que daba a V. M. este aviso, en que se mandó al marqués de Cañete impidiese estos descubrimientos, con atención a los inconvenientes que tenía permitir el comercio libre que los portugueses tendrían.

Remito copia de ella a V. M. y así mismo la remitiré al conde Chinchón y Presidente de Quito, por si no tiene noticia de ella. -Don Martín de Saavedra y Guzmán. Capítulo de carta que el Presidente de Quito escribió al del Nuevo Reyno en Febrero de 1639. -La resolución de V. S. es muy acertada y conviene que no dé lugar a que se navegue por el río que viene a entrar en este que llaman del Marañón, que lo mismo resolvió el señor virey en respuesta de la carta de esta real Audiencia y las mías, en que di cuenta a su Excelencia de la venida de los portugueses, y se fundó en la misma cédula cuya copia me ha remitido V. S.; y eso es lo que yo he de ejecutar entre tanto que S. M. no mandare otra cosa. Cédula al virrey del Perú que no dé lugar se comunique ni pase por lo que el gobernador de Santa Cruz ha descubierto hacia el Brasil. -El Rey.- Marqués de Cañete, pariente, mi virrey gobernador y capitán general de las provincias del Perú, o a la persona o personas a cuyo cargo fuere el gobierno dellas. Así, por cartas que me habéis escrito, como por otras que he recibido de diferentes personas de esas provincias, he entendido que D. Lorenzo Suárez de Figueroa, gobernador de Santa Cruz de la Sierra, ha pasado tan adelante en el descubrimiento de aquellas tierras, que ha llegado a los confines del Brasil, y aún dice que se podrá tener comercio con ellas, por haber caminos dispuestos y fáciles. Y porque éste parece un caso de gran consideración, por muchos inconvenientes que se presentan y entiendo podrían resultar en que se abriese esta puerta, pues demás de que podrían entrar por allí los portugueses y meter sus mercadurías y esclavos, tan sin poderlo resistir, en tierras tan anchas, siendo aquéllas tan pobres y ésas tan ricas y prósperas, no se puede dudar de que todos querrán entrar a disfrutarlas, dejando desamparadas las costas y aun llamando a los enemigos la comodidad de aquel paso, -demás de que se puede y debe excusar que estas naciones se junten, procurando que cada cual se conserve en lo que descubrió y posee;- os mando que miréis mucho en esto y que, habiendo conferido y comunicado con personas muy celosas e inteligentes las razones propuestas y las demás que se ofrecieren, tanto en lo espiritual como en materia de Estado y buen gobierno, me enviéis relación muy particular de lo que pareciere conviene y se debe hacer en razón de si se atajará aquel paso, dejando a los portugueses en la ignorancia que hasta aquí, para que no lo intenten; y en el entretanto miréis mucho por aquello, sin dar lugar a que se comuniquen las tierras por allí ni se prosiga el descubrimiento. Y asimismo me avisaréis del remedio que se puede poner en lo que está ya hecho. Fecha en Madrid a 26 de Junio de 1595 años.-Yo el Rey.- Por mandado del Rey nuestro Señor.-Juan de Ibarra,- Y señalada del Consejo.

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