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Datos principales


Desarrollo


Datos zoológicos y botánicos Pájaros, cuadrúpedos, plantas, semillas están descritos con gran minuciosidad: vi muchas clases de pájaros, entre los cuales uno que no tenía culo, otro que, cuando la hembra quiere poner un huevo, lo pone sobre la espalda del macho, y allí se incuban, o cuando nos habla de las cagaselas: vi tantas veces a las tales, a quien llaman cagasela correr detrás de otros pájaros, hasta el momento en que éstos se ven en la precisión de echar fuera sus detritus. Estas descripciones no son fantasía. Los estudios modernos de zoología nos permiten conocer la existencia de esas aves; y cuando dice, sin culo, quiere decir sin cola; lo que a él le parecieron detritus, eran simplemente, pececillos en el pico de los pájaros, que, al verse perseguidos, soltaban su presa. Al referirse a los pingüinos, los estamos viendo caminar con su aire torpe y pesado: esos ansarones son negros, y tienen exacto el plumaje del cuerpo y el de las alas; no pueden volar, y viven de la pesca. Tienen tal desarrollo que no era menester desplumarlos, sino que los desollábamos. El asombro al contemplar por vez primera a los guanacos -animal característico de la fauna sudamericana, juntamente con la llama, la vicuña y la alpaca- lo retrata de tal forma, que nos da la sensación de que estamos leyendo un texto de mitología, como si de pegasos o grifos se tratase: cuyo animal tiene la cabeza y orejas grandes como una mula; el cuello como un camello, de ciervos las patas, y la cola de caballo, como éste relincha.

No puede ser más veraz y real la descripción de Pigafetta, hecha sobre los auquénidos. Tienen cerdos -dice en otro pasaje- con la particularidad del ombligo en la espalda. Es la primera información que se conoció en Europa del pécari, mamífero de Sudamérica, y que se caracteriza por una glándula segregadora, situada en la parte dorsal. O cuando se refiere al pájaro espátula: grandes pájaros con el pico con un cucharón, y sin lengua. El más mínimo detalle es expresado por la pluma del relator, no sólo la forma de consumir los productos, incluso la manera de conservarlos: El gengibre no es un árbol, sino una planta pequeña, que multiplica fuera del fango, ciertos brotes de un palmo de longitud, como los de las cañas... los brotes para nada valen, pero su raíz es el gengibre, mucho menos sabroso verde que seco. Estos pueblos lo conservan metiéndolo en cal. De otra forma no duraría. El árbol del alcanfor, su inconfundible olor, penetrante, pero fugaz, también fue motivo de estudio: crece en aquella isla el alcanfor, especie de bálsamo que brota entre los árboles y su piel es tenue como la de las cebollas. Si se lo deja descubierto, poco a poco esfúmase en nada. Percatado de la influencia de las especias -finalidad del viaje-, observó con atención, de perspicaz botánico, el clavo, el ruibarbo, etc.: En ese lugar crece el ruibarbo, que se descubre así: júntanse veinte o veinticinco hombres, y van al bosque; cuando la noche llega, encarámanse a los árboles, tanto para recibir el aroma del ruibarbo, como por temor a los leones, elefantes y otras fieras, el viento trae el olor de en qué parte el ruibarbo esté; así que llegado el día, buscan hasta encontrarlo.

El ruibarbo es un tronco grueso y podrido, a no estar podrido, no soltaría aquel olor. Lo interesante del ruibarbo es su raíz; nada, salvo ella, es ruibarbo, y menos el tronco, que denominan calama. Sus datos sobre la alimentación de las poblaciones de Insulindia, son verídicos; todavía se siguen abasteciendo de harina y vino, obtenidos de diversas clases de palmeras; los cocos son frutos de las palmeras, mientras nosotros tenemos el pan, el vino, el aceite y el vinagre, estos pueblos lo tienen todo en el árbol antedicho uraca; el vino lo extraen con la industria siguiente: perforan el árbol en su parte más alta y tierna llamada palmito... La irritación de las mucosas bucales, que origina en ocasiones una glositis permanente39, motivada por el consumo constante de la areca y del betel, y que los indígenas del Pacífico mastican con fines psico-fármacos, como la coca en el área andina, o el peyote, en la mexicana. Mastican sin cesar una fruta llamada areca que recuerda a la pera en la forma. La parten en cuatro trozos, envolviéndolas después en las hojas de un tronco llamado betre (sic) mascando todo y, cuando se ha formado ya en la boca una especie de papa, la escupen, y les queda aquella encarnadísima.

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