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Datos principales


Desarrollo


De cómo el gobernador tornó a socorrer a los que estaban en Buenos Aires Como las cosas estaban en paz y quietud, envió el gobernador a socorrer la gente que estaba en Buenos Aires, y al capitán Juan Romero, que había enviado a hacer el mismo socorro con dos bergantines y gente; para el cual socorro acordó enviar al capitán Gonzalo de Mendoza con otros dos bergantines cargados de bastimentos y cien hombres; y esto hecho, mandó llamar los religiosos y clérigos y oficiales de Vuestra Majestad, a los cuales dijo que pues no había cosa que impidiese el descubrimiento de aquella provincia, que se debía de buscar lumbre y camino por donde sin peligro y menos pérdida de gente se pusiese en efecto la entrada por tierra, por donde hubiese poblaciones de indios y que tuviesen bastimentos, apartándose de los despoblados y desiertos (porque había muchos en la tierra), y que les rogaba y encomendaba de parte de Su Majestad mirasen lo que más útil y provechoso fuese y les paresciese, y que sobre ello le diesen su parescer, los cuales religiosos y clérigos, y el comisario fray Bernaldo de Armenta, y fray Alonso Lebrón, de la orden del señor Sant Francisco; y fray Juan de Salazar, de la orden de la Merced; y fray Luois de Herrezuelo, de la orden de Sant Hierónimo; y Francisco de Andrada, el bachiller Martín de Almenza, y el bachiller Martínez, y Juan Gabriel de Lezcano, clérigos y capellanes de la iglesia de la ciudad de la Ascensión.

Asimismo pidió parescer a los oficiales de Su Majestad y a los capitanes; y habiendo platicado entre todos sobre ello, todos conformes dijeron que su parescer era que luego con toda brevedad se enviase a buscar tierra poblada por donde se pudiese ir a hacer la entrada y descugrimiento, por las causas y razones que el gobernador había dicho y propuesto, y así quedó aquel día sentado y concertado; y para que mejor se pudiese hacer el descubrimiento, y con más brevedad, mandó el gobernador llamar los indios más principales de la tierra y más antiguos de los guaraníes, y les dijo cómo él quería ir a descubrir las poblaciones a aquella provincia, de las cuales ellos le habían dado relación muchas veces; y que antes de lo poner en efecto quería enviar algunos cristianos a que por vista de ojos viesen el camino por donde habían de ir; y que pues ellos eran cristianos y vasallos de Su Majestad, tuviesen por bien de dar indios de su generación que supiesen el camino para los llevar y guiar de manera que se pudiesen traer buena relación, y a Vuestra Majestad harían servicio y a ellos mucho provecho, allende que les sería pagado y gratificado; y los indios principales dijeron que ellos se iban, y proveerían de la gente que fuese menester cuando se la pidiesen, y allí se ofrescieron muchos de ir con los cristianos; el primero fue un indio principal del río arriba que se llamaba Aracare, y otros señalados que adelante se dirá y vista la voluntad de los indios, se partieron con ellos tres cristianos lenguas, hombres pláticos en la tierra, e iban con ellos los indios que se le habían ofrescido muchas veces, de guaraníes y otras generaciones, los cuales habían pedido les diesen la empresa del descubrimiento; a los cuales encomendó que con toda diligencia y fidelidad y descubriesen aquel camino, adonde tanto servicio harían a Dios y a Vuestra Majestad; y entre tanto que los cristianos e indios ponían en efecto el camino, mandó adereszar tres bergantines y bastimentos y cosas necesarias, y con noventa cristianos envió al capitán Domingo de Irala, vizcaíno, por capitán de ellos, para que subiesen por el río del Paraguay arriba todo lo que pudiesen navegar y descubrir en tiempo de tres meses y medio, y viesen si en la ribera del río había algunas poblaciones de indios, de los cuales se tomase relación y aviso de las poblaciones y gente de la provincia.

Partiéronse estos tres navíos de cristianos a 20 días del mes de noviembre, año de 1542. En ellos iban los tres españoles con los indios que habían de descubrir por tierra, a do habían de hacer el descubrimiento por el puerto que dicen de las Piedras, setenta leguas de la ciudad de la Ascensión, yendo por el río del Paraguay arriba. Partidos los navíos que iban a hacer el descubrimiento de la tierra, dende a ocho días escribió una carta el capitán Vergara cómo los tres españoles se habían partido con número de más de ochocientos indios por el puerto de las Piedras, debajo del trópico en 24 grados, a proseguir su camino y descubrimiento, y que los indios iban muy alegres y deseosos de enseñar a los españoles el dicho camino; y habiéndoles encargado y encomendado a los indios se partía para el río arriba a hacer el descubrimiento.

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