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Datos principales


Desarrollo


Capítulo XVII Que trata del valle del Copiapó y de las cosas que hay en este valle y de las costumbres de los indios Este valle de Copiapó es el principio de esta gobernación de Chile, y porque en él tomó el general Pedro de Valdivia la posesión en nombre de Su Majestad, es bien que contemos la calidad de él. Este valle, de las sierras nevadas de donde procede hasta la mar, tiene de compás las quince leguas, como tengo dicho. Tiene de ancho una legua y en partes más. Corre por este valle un río pequeño, que basta regar sementeras de los naturales que en él hay, que en esta sazón había mil indios, este río antes que entre en la mar se sume y junto a la costa torna a salir. En este valle no llueve, sino que hay aquellas neblinas que ya tengo dicho cuando es el invierno. Dase maíz, e tan grandes y gruesas las cañas que ninguna provincia de las que yo he visto y andado no he visto darse tan bien como en este valle, porque en otras provincias da cada caña dos o tres mazorcas, y aquí cuatro o cinco. Es muy buen maíz. Danse frísoles e papas e quinoa, que es esta quinoa una hierba como bledos. Lleva unos granitos e una espiga o dos o tres, que dan en los cogollos que lleva. Es tan alta como un estado y menos, y los granitos que digo son a manera de mostaza y mayores. Cuecen estos granitos los indios e cómenlos. Es buen mantenimiento para ellos. Dase en este valle algodón. Andan los indios bien vestidos del algodón y de lana de ovejas que tienen. Hay minas de plata, cobre y de otros muchos metales.

Hay yelso, hay turquesas muy finas. Los árboles que hay en este valle son algarrobas, e dan muy buen fruto y aprovéchanse de él los naturales como tengo dicho. Hay chañares, hay salces. El traje de los indios es como el de Atacama. Difieren en la lengua. Es gente dispuesta, belicosa, y ellas, de buen parecer. Los ritos y cerimonias que tienen es adorar al sol como los de Atacama, porque lo tomaron de los ingas cuando de ellos fueron conquistados. Hablan con el demonio los que más por amigos se le dan, y éstos son tenidos de los demás. Creen y usan de las predestinaciones que aquellos les dice. Su enterramiento es debajo de la tierra, no hondo. La mayor cantidad de la tierra está encima hecha montón como pila de cal. Entiérranse junto a un sitio que les parece ser buena tierra, juntamente entierran consigo sus armas y ropas e joyas. El casamiento de estos indios es que los señores tienen a diez y doce mujeres, e los demás a una y a dos mujeres. De fuera de este valle, en las sierras, hay unos árboles extraños de ver, sin hoja. Tienen espinas muy espesas del modo de agujas de ensalmar. Sírvense los indios e indias de estas espinas. Tienen los pimpollos estos árboles como el muslo y el nacimiento tan grueso como arriba. Parecen gruesos cirios. Son altos de diez palmos y más. Van puestas estas púas por sus líneas. Es cosa admirable para quien no lo ha visto. Dan una flor amarilla y otros blanca y muy grande; procede de esta flor una fruta tan gruesa como gruesos higos, y dentro llena de pipitas negrillas como granos de mostaza, mezcladas con cierto licor a manera de miel. Cuando maduran se abren un poco y son gustosos. Llámanle los indios en su lengua neguey. De estos árboles hay en toda esta tierra en las laderas e sierras. Críanse en los secadales donde no reciben ninguna agua. Por las acequias de este valle hay algunas hierbas de nuestra España.

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