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Desarrollo


CAPÍTULO XIII Que la principal causa de ser la Tórrida, templada, son los vientos frescos Mas la templanza de esta región principalmente y sobre todo se debe a la propriedad del viento que en ella corre, que es muy fresco y apacible. Fue providencia del gran Dios creador de todo, que en la región donde el sol se pasea siempre, y con su fuego parece lo había de asolar todo, allí los vientos más ciertos y ordinarios fuesen a maravilla frescos, para que con su frescor se templase el ardor del sol. No parece que iban muy fuera de camino los que dijeron que el Paraíso terrestre estaba debajo de la Equinocial, si no les engañara su razón que para ser aquella región muy templada, les parecía bastar el ser allí los días y las noches iguales; a cuya opinión otros contradijeron, y el famoso Poeta entre ellos, diciendo: Y aquella parte Está siempre de un sol bravo encendida, Sin que fuego jamás de ella se aparte. Y no es la frialdad de la noche tanta que baste por sí sola a moderar y corregir tan bravos ardores del sol. Así que por beneficio del aire fresco y pacible, recibe la Tórrida tal templanza, que siendo para los antiguos más que horno de fuego, sea para los que agora la habitan, más que Primavera deleitosa. Y que este negocio consista principalmente en la cualidad del viento pruébese con indicios y razones claras. Vemos en un mismo clima unas tierras y pueblos más calientes que otros, sólo por participar menos del viento que refresca. Y así otras tierras donde no corre viento, o es muy terrestre y abrasado como un buchorno, son tanto fatigadas del calor, que estar en ellas es estar en horno encendido.

Tales pueblos y tierras hay no pocas en el Brasil, en Etiopía, en el Paraguay, como todos saben, y lo que es más de advertir, no sólo en las tierras sino en las mismas mares se ven estas diferencias clarísimamente. Hay mares que sienten mucho calor, como cuentan del de Mozambique y del de Ormuz, allá en lo Oriental, y en lo Occidental el mar de Panamá, que por eso cría caimanes, y el mar del Brasil. Hay otros mares y aun en los mismos grados de altura, muy frescos, como es el del Pirú, en el cual tuvimos frío, como arriba conté, cuando le navegamos la vez primera, y esto siendo en marzo, cuando el sol anda por cima. Aquí cierto donde el cielo y el agua son de una misma suerte, no se puede pensar otra cosa de tan gran diferencia, sino la propriedad del viento, que o refresca o enciende. Y si se advierte bien en esta consideración del viento que se ha tocado, podranse satisfacer por ella muchas dudas que con razón ponen muchos, que parecen cosas extrañas y maravillosas. Es a saber: ¿por qué hiriendo el sol en la Tórrida, y particularmente en el Pirú, muy más recio que por caniculares en España, con todo eso se defienden de él con mucho menor reparo, tanto que con la cubierta de una estera o de un techo de paja, se hallan más reparados del calor que en España con techo de madera y aún de bóveda? Iten ¿por qué en el Pirú las noches de verano no son calientes ni congojosas como en España? Iten ¿por qué en las más altas cumbres de la sierra, aun entre montones de nieve, acaece muchas veces hacer calores intolerables? ¿por qué en toda la provincia del Collao, estando a la sombra, por flaca que sea, hace fría, y en saliendo de ella al sol, luego se siente excesivo calor? Iten ¿por qué siendo toda la costa del Pirú, llena de arenales muertos, con todo eso es tan templada? Iten ¿por qué distancia Potosí de la ciudad de la Plata solas diez y ocho leguas y teniendo los mismos grados, hay tan notables diferencias que Potosí es frigidísima, estéril y seca.

La Plata, al contrario, es templada y declina a caliente, y es muy apacible y muy fértil tierra? En efecto, todas estas diferencias y extrañezas, el viento es el que principalmente las causa; porque en cesando el beneficio del viento fresco es tan grande el ardor del sol, que aunque sea en medio de nieves, abrasa; en volviendo el frescor del aire, luego se aplaca todo el calor, por grande que sea. Y donde es ordinario y como morador este viento fresco, no consiente que los humos terrenos y gruesos que exala la tierra, se junten y causen calor y congoja; lo cual en Europa es al revés, que por estos humos de la tierra, que queda como quemada del sol del día, son las noches tan calientes y pesadas y congojosas, y así parece que sale el aire muchas veces como de una boca de un horno. Por la misma razón en el Pirú, el frescor del viento hace que en faltando de los rayos del sol, con cualquier sombra se siente fresco; otro si, en Europa el tiempo más apacible y suave en el estío es por la mañanica, por la tarde es él más recio y pesado; mas en el Pirú y en toda la Equinocial es al contrario, que por cesar el viento de la mar por las mañanas y levantarse ya que el sol comienza a encumbrar, por eso el mayor calor se siente por las mañanas, hasta que viene la virazón que llaman, o marea o viento de mar, que todo es uno, que comienza a sentirse fresco. De esto tuvimos experiencia larga el tiempo que estuvimos en las islas que dicen de Barlovento, donde nos acaecía sudar muy bien por las mañanas, y al tiempo de medio día sentir buen fresco, por soplar entonces la brisa de ordinario, que es viento apacible y fresco.

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