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Datos principales


Desarrollo


CAPITULO XI Monumentos en la jurisdiccion de Quito de los antiguos indios, obras de mano que se conservan todavia trabajadas por ellos y algunas noticias curiosas de piedras que se hallan en minerales 1038 Aunque las naciones que poblaban en la antiguedad los vastos paises del Perú no consiguiessen antes de hacer los españoles su conquista con las luces naturales aquella perfeccion en las ciencias que es prerrogativa propia de ellas, tuvieron, no obstante, el conocimiento de algunas pero con tan endebles ó remotas noticias que no pudieron bastar á dar un proporcionado cultivo á sus entendimientos; por el mismo respeto, aunque fuessen participes de algunas cortas luces en los artes mecanicos que conocieron, fue con una cierta sencillez ó rusticidad tal que no passaban de los ceñidos padrones hasta donde les franqueó campo la necessidad. Es innegable que la industria maestra de las criaturas les sirvió de medio para que pudiessen conseguir en los ultimos algun progresso; assi, lo que dexaron de adelantar en la perfeccion de los artes con el auxilio de las ciencias se lo facilitó la aplicacion, y á expensas de mucho tiempo y de excessivo trabajo hacian sus obras, no con tanta imperfeccion que dexen de encontrarse en algunas tales circunstancias que, llamando la atencion del que les repara con cuidado, le llenen tambien de admiracion; en esta forma lo dan á entender algunas de que todavía permanecen vestigios, aun menos desfigurados que ruinas, y en ellas tiene mas que admirar el discurso reparando la prolixidad que las recomienda quando considera la cortedad de instrumentos con que las trabajaban; y lo que no puede hacerse particular por la hermosura, disposicion ni arte, lo es por lo perfecto aunque quede siempre embebido en los accidentes de tosco.

1039 Hacian aquellos indios obras que consagraban á la posteridad y de que se hallan llenos los campos por todas partes, tanto en las cercanías de las poblaciones quanto en los llanos, colinas y cerros medianos, siendo su assunto una moda muy valida entre ellos y semejante á la de los antiguos egypcios de enterrarse en lugares señalados; para ello, assi como estos formaban las pyramides, cuyos centros servian de sepulcros á los cuerpos embalsamados de aquellos para quienes se fabricaban, del mismo modo los indios, luego que depositaban el cadaver en el sitio donde havia de quedar, sin enterrarlo, lo rodeaban de muchas piedras y, con ellas y adoves, le formaban un nicho, sobre el qual y á los lados, concurriendo para ello todos los dependientes del difunto, ponian tanta tierra que quedaba dispuesto un cerro artificial, que es á lo que llamaban guaca. La figura de estos no es precisamente pyramidal, antes sí parece que su idea era imitar á la naturaleza en la de los montes ó cerros. La altura que tienen por lo mas regular es como de 8 á 10 tuessas, que hacen 23 varas, de largo entre 20 á 25 y componen de 47 á 58 varas y algo menos de ancho, pero hay otras que exceden en mucho á estas proporciones. Aunque, como tengo dicho, se encuentra semejante especie de monumentos en todo aquel territorio, es con mas abundancia en las jurisdicciones del pueblo de Cayambe, cuyos llanos se ven llenos de ellas, siendo la causa el haver tenido allí uno de sus mayores adoratorios ó templos y mirar como lugares sagrados todas aquellas vecinas campañas, por lo que en ellas se enterraban los reyes y caciques de Quito y, á su imitacion, los de los pueblos de la comarca.

1040 La diferencia que se nota en el tamaño de unas á otras dexa arbitrio en el discurso para poder persuadirse que á proporcion del caracter, dignidad ó riqueza del sugeto correspondia la guaca, siendo fuera de duda que las de aquellos grandes caciques, á quienes reconocian por señores mucho numero de vasallos, concurriendo todos, havian de formar precisamente sobre su cuerpo mayor guaca que en la de un indio particular, su familia y amigos. Todos ellos se enterraban con las alhajas y muebles de su uso, tanto de oro como de cobre, piedras y barro, las quales en el tiempo presente incitan la curiosidad ó la codicia de aquellos habitantes españoles, y muchos se dedican á abrirlas para aprovecharse de lo que encierran; pero como no en todas encuentran cosas de valor, engañados con el cebo de algunas piezas de oro que suelen descubrir en unas ú otras, se envician tanto en esta curiosa especulacion que emplean, además del caudal, el tiempo de su vida haciendo abrir unas despues de otras. Suelen, no obstante, los que permanecen constantes en semejante exercicio hallar al fin alguna que recompensa su trabajo. Dos de estos exemplares sucedieron en el tiempo que permanecimos en aquel país; la una havia sido abierta poco antes que llegassemos á Quito, cerca del pueblo de Cayambe, en el llano de Pesillo, de la qual sacaron muchas piezas de oro labrado, y de ellas se conservaban algunas en la Caxa real, llevadas allí por lo correspondiente á quintos; la segunda fue descubierta yá en los ultimos años en la jurisdiccion de los Pastos por un religioso dominico.

Este, despues de haverse empleado por inclinacion de su genio en abrir muchas todo el discurso de su vida y gastado en ello muy crecidas sumas, dió con aquella donde se decia haver encontrado gran riqueza; lo cierto fue que embió algunas piezas al provincial de su religion y assimismo á otras personas de Quito. En las mas solo se encuentra el esqueleto del que fue enterrado, los vasos de tierra en que bebía la chicha, á que hoy dan el nombre de guaqueros, algunas hachas de cobre, espejos de piedra inga y, por este tenor, cosas de poco valor aunque de gran curiosidad y dignas de estimacion por su mucha antiguedad y ser piezas trabajadas por la rusticidad de aquellas gentes. 1041 El modo que tienen para abrir las guacas es talandrandolas en cruz por abaxo, en cuya forma van á juntarse en su centro las dos calles que hacen, y en él es donde se halla el entierro de cuerpo y alhajas. 1042 Los espejos labrados de piedras que se encuentran en las guacas son de dos especies en quanto á la materia; los unos, de piedra de inga, y los otros, de piedra de gallinazo. Aquella es blanda, no transparente, y su color, como aplomado; por lo regular, los labraban en figura circular, la una superficie, llana y tan tersa como la de un espejo de cristal; la otra, ovalada ó algo espherica y no tan bruñidos por esta parte. Aunque varían estos en el tamaño, por lo comun son de tres á quatro pulgadas de diametro pero yo ví uno que tenia cerca de pie y medio; su principal superficie era cóncava y aumentaba mucho los objetos, tan bien pulida como pudiera perfeccionarla en nuestros tiempos un diestro artífice.

Esta piedra tiene el defecto de algunas venas y pelos que imperfeccionan las superficies de los espejos, y suelen quebrar por ellas al dar algun golpe. Muchos están persuadidos, ó á lo menos sospechan, que su materia sea composicion fundida; y aunque hay algunas aparentes señales de ello, no son de bastante solidez para convencerlo. En aquel país hay quebradas donde se hallan minerales de ellas en bruto, de los quales se sacan todavia algunas, bien que no se labran para los usos en que antes las empleaban los indios, pero esto no se opone á que fuessen algunas de fundicion, pues con la misma materia sacada de la mina podian hacer las artificiales dandoles mas perfeccion yá en la calidad ó yá en la figura. 1043 La piedra de gallinazo es sumamente dura, vidriosa como el pedernal, y su color, negro; de aqui nace el nombre que le dan, alusivo al color de esta ave, y tiene algo de diafanidad. Esta la labraban igualmente por las dos caras, haciendola tambien en figura circular; por la parte superior la agugereaban y por allí la suspendian con alguna cuerdecilla, no dexaban menos tersas sus superficies que las de los antecedentes, pues reflectan en ellas suficientemente los objetos que recibe. Entre los espejos de esta piedra, se hallan muchos planos, unos cóncavos y otros convexos; de todos he visto varios y aun he tenido algunos, siendo tan bien trabajados como si aquellos pueblos huviesen tenido abundancia de instrumentos adequados para el fin y grande conocimiento de la Optica.

Assimismo, se hacen allí algunas minas de esta piedra pero tampoco se labra nada con ella ni se aprecia, siendo assi que su color, transparencia, dureza y el ser muy limpia la hace hermosa porque son muy raras en ella las betas ó pelos que pudieran imperfeccionarla. 1044 Las hachas de cobre de los indios no tienen gran diferencia en su hechura de las comunes que conocemos; con estas, parece que trabajaban muchas ó las mas obras que hacian, pues es, si no el unico, el mas comun y regular instrumento de corte que se encuentra de ellos, consistiendo toda la diferencia que se nota entre los que usaban en el grandor y figura, pues, aunque todos assemejan á la hecha, es el corte en las unas mas circular que en las otras y, assimismo, mas largo, algunas encabadas, otras con punta por el lado opuesto, y tambien con un rabo volteado que dá á entender ser aquel por donde las assían ó manejaban. Estos instrumentos se encuentran de dos ó tres materias pues, siendo la mas comun la de cobre, los suele haver tambien de piedra de gallinazo ó de otra piedra que es algo semejante al pedernal, aunque ni tan sólida, vidriosa ó dura ni de materia tan pura; de esta piedra y de la de gallinazo se ven algunas puntas cortadas de proposito, y de ella eran las lancetas de que usaban, siendo estos dos los instrumentos mas usuales suyos, pues, á haver servidose de otros, no hay duda que se hallarían tambien en alguna de las muchas guacas que se han abierto y abren continuamente. 1045 La materia de los guaqueros ó vasos para beber es de un barro muy fino y negro por naturaleza que al presente se ignora la mina ó parte de tierra de donde los labraban; hacen la figura de una cantarilla redonda y sin assiento, con un asa en medio, y la abertura ó boquilla por donde bebian al un lado, á cuya correspondencia tienen en el otro la cabeza de un indio, imitando sus facciones tanto á lo natural que no es facil en los modernos hacerlo con la misma hechura, y de ambos barros otras especies de vasijas grandes y pequeñas que eran para guardar y hacer la chicha.

1046 En los piezas de oro se hallan narigueras, que son á modo de patenas y poco menores, las quales segun sus costumbres ponian en la ternilla que hace separacion á las dos ventanas, collares, manillas, orejeras semejantes en parte á las anteriores y idolos, pero todo esto formado en piezas tan delgadas como papel. Los ídolos que tienen cuerpo entero están huecos por adentro, en cuya forma son hasta las facciones vaciadas; y siendo todos de una pieza porque se les descubre señal de soldadura, es dificil apurar el methodo de que se servian para vaciarlos, y que, saliendo por todas partes tan delgado é igual, fuesse tan frágil el molde que pudiesse deshacerse despues sin que se dañasse la pieza. 1047 Como el maiz era semilla que gozaron los indios en todos tiempos y tan estimada para ellos porque, además de servirles de sustento, se componia con él la chicha su unica bebida, fingian algunas mazorcas en piedra muy dura y con tanta propiedad que, puesta la aparente junto á otra verdadera, es dificil distinguirlas sin tocarlas, y, assi como en la figura, la hacian parecerse en el color, imitando unas á las de maiz amarillo, otras á las del blanco y aun á aquellas cuyos granos se ahumaban por haverlas tenido guardadas en sus chozas. 1048 De todo lo antecedente nada es tan digno de mover la admiracion como la consideracion del modo con que lo trabajaban, no dexandose percibir bastantemente á vista de los pocos y malos instrumentos que tenian, pues es preciso convenir en que lo hacian ó bien con los de cobre, cuya docilidad no es compatible con la dureza de las piedras ni adequada para tanto pulimento, ó con otras piedras.

Pero, ¿qué trabajo, tiempo y paciencia no seria necessario para hacer un barreno en las de gallinazo como se ven en los espejos? ¿y de la misma suerte para pulir estos y dexar sus superficies tan perfectas que no se distinguen del de un espejo de cristal? Obras son estas donde titubearía el discurso del mas ingenioso artifice de los presentes tiempos si se le diessen solamente pedazos de cobre y piedras para que las hiciera, no dexandole el recurso de otros instrumentos aun para hacer los adequados de aquellas dos materias, lo que acredita la sutileza de los entendimientos de aquellos pueblos pues, faltos de todas luces, llegaban á conseguir por medio del trabajo y sus imaginadas industrias estos adelantamientos. 1049 Aun mas que en todo lo antecedente se acredita la particular habilidad de los indios para trabajar obras de mano en las esmeraldas, las quales sacaban en la costa de Manta y de los paises dependientes del govierno de Atacames, en Coaquis ó Quaques. Estas, cuyas minas no se han podido encontrar despues, sin duda, porque no se ha puesto en ello el mayor cuidado, se suelen hallar en los entierros de los indios de Manta y Atacamas, y por estas muestras son tanto en dureza y fondo como en su tamaño y hermosura de superior calidad á las que se sacan en la jurisdiccion de Santa Fé. Lo que en ellas advierte el cuidado para llenarse de admiracion es el verlas trabajadas, unas en figura espherica perfectamente, otras en cilindricas, otras en la de conos y, assi, de varias especies.

Aun mas se confunde el juicio, no hallando arbitrio en la especulacion con que salvar la dificultad que se ofrece en el modo de labrarlas, en la de que su mucha dureza no sirviesse de embarazo para taladrarlas, ignorandose enteramente como lo hacian y los instrumentos de que se valian para ello, siendo evidente que no tenian luz alguna del acero ni del hierro. Taladraban las esmeraldas y otras especies de piedras de mucha dureza con tanta delicadeza como se pudiera practicar ahora, y aun en la disposicion de los taladros hay bastante que reparar porque unos lo hacian de suerte que atravesassen diametralmente, pero otros no, y estos los disponian de modo que, concurriendo en el centro de la piedra, venian á formar la figura de un triangulo saliendo de su circunferencia, y á poca distancia uno de otro. A este respeto, variaban no menos la figura de la piedra que la idea de los taladros para hacerlas mas singulares. 1050 Despues de haver registrado las guacas de aquellos gentiles pueblos, cuya costumbre no era menos comun en las naciones del Perú meridional, se nos ofrecen á la vista los edificios que sumptuosamente edificaban, assi para templos ó adoratorios como para que sirviessen de palacios á sus principes y de defensa y antemural á sus paises. Y aunque no es el reyno de Quito el que los logró mas magnificos porque los del Cuzco eran los de mayor opulencia y magestad, como que fue la silla y corte de los emperadores ingas, hay algunos en él que dan á entender bastantemente la grandeza de los indios, sus habitadores, y la inclinacion de sus genios á estas fabricas, queriendo apartarse de la ignorancia por el rumbo de la magnificencia, la qual empleaban tanto en las que labraban de adoves como en las que hacian de piedra de cantería.

1051 Una de estas obras se mantiene existente por la mayor parte en el pueblo de Cayamba y consiste en un adoratorio ó templo hecho de adoves; su fabrica es en una eminencia, donde se levanta el terreno del mismo pueblo y forma como un montecillo no muy alto; su figura, perfectamente circular; y la capacidad, bastante pues su diametro será de 8 tuessas, que hacen de 18 á 19 varas con corta diferencia, y á su respeto tiene 60 varas de circuito. De este edificio no han quedado mas que las paredes, que se mantienen todavia en buen estado de firmeza; y su altura es como de dos tuessas á dos y media ó de cinco á seis varas; su ancho ó gruesso, de quatro á cinco pies, esto es, como una vara y dos tercias; y la union ó trabazon de los adoves es de la tierra con que hacian estos mismos, una y otra tan dura como si fuere de piedra, pues no la vencen las injurias del tiempo á que está expuesta por la falta de cubierto. 1052 Además de las noticias antiguas que se conservan de haver sido este edificio uno de los templos de aquellos tiempos, lo acreditan las señales que se reparan en su construccion, pues el ser aquella pieza circular y sin ninguna separacion en lo interior dá á entender haver sido lugar publico destinado para concurrencia y no para servir de habitacion; la puerta, que es muy pequeña en todas sus proporciones, hace creer que, aunque los reyes ingas entraban en sus palacios y andaban siempre en andas, como se verá adelante, allí lo hacian por su pie, pues la cortedad de ella no daba lugar á haverlo de executar en otra forma, circunstancia que solo practicaban en los templos por veneracion; y siendo por lo que yá dexo dicho en aquella inmediacion donde tenian uno de sus mayores ó el principal adoratorio, parece que debemos concluir lo fuesse este edificio.

1053 En el llano que corre desde Latacunga acia el norte y al fin de él, se conservan permanentes, segun queda yá apuntado, las paredes de uno de los palacios que tenían aquellos emperadores ingas, reyes de Quito, y se llama Callo nombre que desde entonces le ha quedado. Hoy sirve de casas de campo á una hacienda de los padres de San Agustin de Quito. La hermosura y capacidad del edificio no hace particular la obra comparada con las de los antiguos egypcios, romanos ú otros pueblos pero, respeto al limitado conocimiento que los indios tuvieron de las ciencias y de las artes, y á vista de las demás obras de sus casas, se percibe bastantemente por la magnitud, materia y disposicion de esta la magestad de su dueño. Su entrada es por un callejon, que tendrá de cinco á seis tuessas de largo; esta sirve de passo á un patio, y al rededor de él hay tres salones grandes, que forman su quadro ocupando las otras tres fachadas. En cada uno de ellos hay algunas divisiones, y, á espaldas del que hace oposición á la entrada, donde parece estaban las oficinas de servicio, continúan otras pequeñas piezas que dan indicios de haver tenido este destino, y una de ellas que servia de encerrar varios animales, para los quales se conservan todavia las separaciones necessarias. La obra antigua está en parte desfigurada aunque en lo principal existe como ella fue porque modernamente han fabricado contiguo algunas viviendas y dispuesto en otro modo las piezas que contiene. 1054 El material de este edificio es todo piedra, de una calidad muy dura, tal que parece pedernal y1 en el color casi negra; están tan bien labradas y ajustadas unas con otras que entre ellas no se puede introducir el filo de un cuchillo ni compararse sus junturas con la hoja del papel mas delgado; assi, parece que solo sirven de dar aviso á la vista que son de diferentes piedras las paredes y no de una sola pieza ó composicion.

En ellas no se percibe mezcla alguna que las una, y por la parte exterior están todas las piedras labradas con convexidad; en las entradas de las puertas tienen llanas sus caras pero se repara no solo desigualdad en las hiladas sí tambien irregularidad en las piedras, lo qual hace la obra mas particular porque inmediata á una pequeña sigue otra grande mal quadreada, y la de encima se acomoda á la desigualdad de las dos; no menos que á los resaltos é irregularidad de las caras que tiene cada una con tanta perfeccion que, por todas las partes que se examinen, se percibe la union con una misma exactitud y prolixidad. La altura de estas paredes es tambien de dos y media tuessas con corta diferencia; su gruesso, de tres pies á quatro; y las puertas, de dos tuessas de altura, que son cerca de cinco varas. El hueco de abaxo es de tres pies á quatro, que hacen como vara y dos tercias, y se vá angostando hasta que cierran por arriba en dos y medio. Hacianlas tan altas en los palacios que servian de habitacion á los reyes para que pudiessen entrar por ellas en sus andas hasta la pieza de su habitacion, la qual era la unica donde pisaban el suelo; y como siempre eran llevados sobre los hombros de los indios, necessitaban de esta altura para entrar sin embarazo. No hay señal alguna de donde se pueda inferir tuviesse alto este ni los otros palacios de aquellos reyes ni se sabe en qué modo los techabn porque en los que hemos reconocido ó bien lo están por los españoles ó descubiertos, mas no hay duda que lo hacian con madera y parece que en llano, esto es, sobre bigas atravesadas, pues en las paredes que hacen testeras no hay indicios de haver servido para sostener cumbreras, y sobre él formarian algun genero de pendiente para que corriessen las aguas.

Disminuían el claro de las puertas por arriba para que mas facilmente alcanzasse á cerrarlas una sola piedra porque ni tuvieron el conocimiento de hacer arcos ni la industria de formar cortes de clave en la piedra para cerrarlas, por cuya razon no se encuentran entre sus obras ningunas de arquerias. 1055 Como cincuenta tuessas apartado de este palacio acia el norte, que es adonde corresponde la puerta de su entrada, hay un cerro que causa novedad por estar en medio de aquel llano; su altura será como de 25 á 30 tuessas, esto es, de 58 á 70 varas; y su figura, redonda, como la de un pan de azucar, tan igual por todas partes que parece le fabricaron á mano, pues el remate de su pendiente forma perfectamente con el suelo un mismo angulo en todas partes; assi, por esto como por ser las guacas una especie de monumentos tan comun entre ellos, se puede condescender á la opinion recibida entre aquellas gentes de que fue formado artificiosamente y que su tierra fue sacada de la quebrada por donde passa un pequeño río cerca de él por la parte del norte, pero no hay otra prueba que lo verifique mas que la de este prudente juicio. Segun toda apariencia, este cerrillo que hoy se conoce por el nombre de Panecillo de Callo servía de atalaya para descubrir con libertad la campaña y poner en salvamento al principe en cualquier acontecimiento de ser acometidos repentinamente por alguna nacion enemiga, de los quales siempre se recelaban, como se irá acreditando por las noticias de los lugares fuertes que tenian.

1056 Acia la parte del nordeste del pueblo de AtunCañar, que significa Cañar grande, como á dos leguas distantes de él, se conserva la fabrica de una fortaleza y palacio de los reyes ingas, y es esta la mas formal, capaz y bien distribuida que se encuentra en todo aquel reyno. Por la parte donde tiene la entrada, hace frente á un pequeño rio que passa inmediato á sus paredes y, por la opuesta, termina en la pendiente de un cerro no muy alto con una larga y levantada muralla; en el medio casi de este, hay un torreon en figura oval que se levanta del suelo interior del edificio como dos tuessas ó una y media, pero, por la parte exterior, se eleva del de aquella pendiente de 6 á 8 de las mismas. Sobre este torreon y en medio de él, hay un quadrado formado de quatro paredes, que por la parte que mira á la campaña tocan sus angulos á la circunferencia del ovalo, no dexando paso alguno, y solo queda uno estrecho por el opuesto lado, que corresponde á lo interior; en medio de este quadrado, hay una division, la qual forma dos pequeños quartos que no tienen comunicacion entre sí, y se entra á ellos por puerta que corresponde al lado opuesto á la division; en los frentes que miran á la campaña, tienen agugeros que servian de vigias, y, segun las circunstancias, era este un cuerpo de guardia, donde havia dos centinelas. 1057 Tocando á la superficie exterior de este ovalo, corre despues la muralla cosa de quarenta tuessas por el lado izquierdo y como 25 por el derecho; esta muralla se dobla despues formando diversos angulos irregulares y comprehendiendo un terreno espacioso; tenia una sola entrada, la qual corresponde en el lado opuesto al torreon, frente del ultimo angulo que está á la derecha de él y muy inmediata á la pequeña quebrada que sirve de madre al rio.

Desde esta puerta ó entrada, sigue un callejon estrecho por donde solo caben con desahogo dos personas de frente y, llegando hasta aquella muralla opuesta, se tuerce y encamina al torreon, conservando siempre el mismo ancho; pero desde él, vuelve á inclinarse para la quebrada y, ensanchandose, forma una mediana plaza delante del mismo torreon. En estos callejones se hallan á la distancia de cada tres passos unos nichos formados en el gruesso de la misma muralla á manera de garitas y en el otro costado dos puertas que daban entrada á dos espaciosas piezas, las quales al parecer servían de aloxamiento á los soldados con que se guarnecía aquel fuerte. El ámbito interior correspondiente al siniestro lado del torreon está distribuido en varias piezas ó apartamientos, que daban indicios assi por la altura y hechura de las puertas como por su distribucion ser la vivienda y palacio del principe, y todas las paredes de estas piezas están llenas de huecos á manera de alhacenas, en las quales, como tambien en los dos aposentos que estaban sobre el torreon, en los nichos de los callejones que sirven de transito para la entrada y en las dos piezas á manera de cuarteles, hay unas piedras con cabeza que sobresalen de las mismas paredes como 6 á 8 pulgadas y de 3 á 4 de diámetro en su gruesso; estas, segun se dexa entender, servian para colgar las armas de que usaban. 1058 Toda la principal muralla, que está sobre la pendiente de aquel cerro ó continúa lateralmente desde el torreon oval, se bien gruessa, escarpada por afuera y con un terraplén bien capaz por la parte de adentro, sobresaliendo después a la altura regular el parapeto; y aunque se andaba enteramente toda la muralla al rededor, no tenia mas que una subida para el terraplén, que es por una escalera inmediata al ovalo, y desde aquel continuaban algunas gradas hasta lo alto de él mismo.

Esta obra es, assi en las murallas como en todas las paredes interiores, de piedra, de la misma calidad, dureza y tan bien pulida y ajustadas como la de Callo, y, á imitacion de aquella, están destechadas todas las piezas y sin solado ni señal de haverlo tenido. 1059 En Pomallacta, jurisdiccion del pueblo de Guasuntos, se conservan las memorias de otra fortaleza semejante á la anteceddente, y es allí opinion vulgar que estas dos fortalezas tenian comunicacion subterranea, lo qual no tiene verosimilitud porque del uno al otro, que están casi norte sur, media una distancia de cerca de seis leguas, cuyo suelo es desigual, compuesto de algunos cerros de las cordilleras y quebradas de arroyos que la atraviessan; pero entre aquella gente esta muy valido este sentir, y algunos asseguran que pocos años antes de haver estado nosotros en él huvo quien entró por este camino subterraneo, empezando por la boca, que salía á la fortaleza de Cañar, pero que, haviendosele apagado las luces á corta distancia, no havia podido proseguir. Esta boca dicen que correspondia al pie del torreon por la parte de adentro, y allí se encontró una pequeña y baxa puerta, ciega con tierra y yá macizada de ella, la qual no es dudable tendría su destino, mas no por esto es preciso fuesse el de conducir á la otra fortaleza, cuyo camino sería necessario que tuviesse muchas luces y respiraderos, lo que se dificulta bastante á vista del embarazo de los cerros. 1060 Otras muchas paredes y ruinas se encuentran en todo aquel país, yá en llanos y yá en principios de páramos ó lomas, pero las mas en sitios despoblados sin señal de haver havido en ellos pueblo formal, y todas, á excepcion de estas tres, ó bien son de adoves ó de piedra ordinaria de mampostería de que se infiere que estas mas rusticas fueron hechas por aquellos indios antes que estuviessen en la obediencia de los emperadores ingas; pero las de Callo y las otras dos fortalezas, despues que los reconocieron por señores de aquel país, assi, las fabricaron con reglas más sólidas que estos las subministraron como lo hicieron en todo lo demás que pertenecia á govierno y enseñanza de artes con ellos y con todos los que reducian á su obediencia.

A estas ruinas y señales de las antiguas fabricas que se conservan les dan el nombre general de inga pirca, que significa paredes del inga. 1061 Otra especie de fortificacion usaban aquellos naturales cuyos vestigios permanecen todavia. Reduciase esta á hacer en los copetes de los cerros, quando no eran tan elevados que alcanzasse á ellos la congelacion, aunque bien altos y los mas escarpados, varios fosos ó zanjas, todo al rededor, hasta tres ó quatro, unas dentro de otras y alto distantes entre sí; y con piedras formaban despues, por la parte de adentro, una pequeña muralla ó parapeto para guarecerse de los enemigos y poder ofenderles sin recibir daño. Dabanles el nombre de pucarás, y en lo interior de todos los fosos formaban casas de adoves ó de piedras por labrar, que al parecer servian de alojamiento á los que estaban de guarnicion; era entre ellos tan comun este modo de fortalezas que es raro el cerro en donde no se encuentran. En las eminencias ó copetes que forma el de Pambamarca, hay tres ó quatro en otras tantas alturas, y una de ellas está en el sitio donde se situó el señal que sirvió de punto para los triangulos de nuestra meridiana, á cuyo respeto los encontrabamos en casi todos los demás cerros y en algunos tan espacioso el primer foso ó el mas exterior que su circunvalacion á todo el cerro tenia mas de una legua, conservando cada uno en su profundidad y anchura una constante igualdad; pero respeto los unos de los otros no guardan la misma regularidad porque hay algunos de 2 tuessas y aun algo mas de ancho y otros de menos que una, lo mismo en la profundidad, y siempre procuraban que predominasse el bordo interior al exterior por lo menos de tres á quatro pies para tener esta mayor ventaja sobre los que las atacaban.

1062 Todos los vestigios que se encuentran en las obras de piedra de los indios, donde se advierte con no poca admiracion la prolixidad de sus ajustes y pulimento, dan á entender que se valian de la industria de refregar unas piedras con otras para perfeccionarlas, pues, á vista de los pocos y malos instrumentos de que tuvieron noticia, no queda arbitrio para persuadirse á que las ponian en aquel estado con solos los que usaban; y assi como les faltaron luces de muchas cosas mecanicas, parece que carecieron de las de labrar el hierro, y se confirma en que, teniendo minerales de este metal en aquel territorio, ni hay señal de que trabajassen la mina ni de que lo sacassen en tiempo alguno, no encontrandose noticias de haverse hallado entre ellos hasta la entrada de los españoles; assi, entonces les era de grande estimacion qualquier cosa hecha de este metal. Para mayor inteligencia de estas obras antiguas, podrá la curiosidad registrarlas en las estampas que siguen, donde se hace demostracion de los planos y perspectivas de ellas; y continuando ahora con la perteneciente á algunas noticias curiosas de piedras y minerales que se hallan en aquel reyno, concluirá el capitulo y daré termino á esta primera parte con la de los indios bravos que hacen vecindad á aquellos corregimientos. 1063 Yá vá dicho haver en él minerales de las dos especies de piedras, de que fabricaban los indios sus espejos, y eran las que mas estimaban. Pero además de estas, se ven tambien de otras piedras que en qualquier otro país donde las minas de oro y plata no fuessen tan comunes serian estimables; uno de estos está al sur de Cuenca y en el llano de Talqui, de donde se sacan muy grandes y hermosos pedazos de alabastro blanco y de bastante transparencia; no tiene mas defecto que el ser algo blando pero no tanto que impida el que se hagan de él todo genero de obras, pues antes su docilidad ayuda á que se trabaje con mas perfeccion y sin el peligro de que salten muchas chispas que desperfeccionen la pieza.

De esta piedra no se conocen mas minerales que los de Cuenca pero de cristal de roca los hay en muchos parages, de los quales he visto y tenido pedazos bien grandes, muy claros, limpios, transparentes y de una dureza particular, á que acompañaba el fondo. Esta piedra no se aprovecha allí para nada ni se hace estimacion de ella; con que, solo la casualidad es la que suele ser descubridora de algunos pedazos. 1064 En la misma jurisdiccion de Cuenca y distante de aquella ciudad como dos leguas acia la parte del noroeste, no lexos de los pueblos anexos Racan y Sayausí, hay un cerro de pequeña altura que todo él está cubierto de pedernales en gruessas y en menudas piezas; los mas son obscuros, otros tiran á colorados, y, tambien, blanquizcos. Pero, no sabiendo el methodo de cortarlos para que sirvan en las armas de fuego, no los aprovechan, y hay ocasiones que valen las piedras de escopeta ó de pistolas, tanto en Cuenca como en Quito y en todo aquel territorio, hasta dos reales, y lo comun, uno de aquella moneda porque se llevan de Europa; con que, haviendo mineral tan grande de ellos, tienen un valor tan crecido solo por faltar la industria y modo de saberlos cortar. 1065 No deben tener en la estimacion menos lugar que las piedras grandes y que los minerales de metales finos los de las piedras preciosas, de que se halla igualmente enriquecida aquella provincia. Yá se ha visto que las jurisdicciones de Atacames y de Manta fueron en la antiguedad abundantes de esmeraldas, cuya finura excede á las que dan las minas de la jurisdiccion de Santa Fé, siendo no corta la porcion que los primeros españoles hicieron pedazos engañados con la errada aprehension de que si fuessen piedras finas no se havian de vencer á la fuerza del martillo y á la dureza del yunque.

A este respeto, logra la jurisdiccion de Cuenca la excelencia de otras minas no menos recomendables que las olvidadas de Atacamas ó las muchas de oro y de plata que tiene abandonadas el descuido, pero en nada mas felices que ellas, y solo se encuentran las señales que testifican su realidad. Consisten estas en unas pequeñas chispas de rubí fino, segun el dictamen de algunos inteligentes, las quales se suelen hallar entre las arenas que llevan las rápidas corrientes de un mediano rio, el qual hace su curso no muy distante del pueblo de los Azogues. Los indios y la demás gente de él suele ocuparse algunas veces en irlas á lavar y las sacan yá pequeñas y yá grandes hasta del porte de las lentejas ó algo mas, no siendo dudable que son estas las que el batidero del agua, passando por el mismo mineral, con la continuacion de chocar en él, puede desquiciar, pero nunca se ha puesto cuidado por aquellos moradores en indagar su origen para dedicarse á trabajarlo con formalidad. Yo ví algunas de estas chispas en bruto estando en el mismo pueblo, y su dureza, no menos que el color, daban bastantes indicios de ser finas. 1066 Otra especie de piedra hay con mucha abundancia en aquel territorio, tan poco apreciada en él como las antecedentes. Es el color de este verdoso ó de un verde baxo, mas dura que el alabastro y sin transparencia; suele encontrarse algunas pequeñas obras de ella pero raras. 1067 Hallanse tambien minas de azufre, que se saca en piedra, de vitriolo en algunos parages, pero en todas no se conoce mas que lo que por sí descubre la naturaleza, pues ni hay quien se dedique á buscarlas y cultivarlas para sacar lo que contienen ni quien haga caso aun de aquellas que están á la vista, provenido esto yá sea porque no lo necessiten ó, lo que es mas natural, por la propension que tienen allí á aborrecer todo lo que dá trabajo.

1068 Acia la parte del norte de Quito, entre dos haciendas que están al pie del cerro de Tanlagua, nombrada la una como él y la otra Conrogal, passa un rio muy grande, el qual petrifica todo lo que cae dentro siendo cosas de madera, como hojas de arboles ú otras especies de facil corrupcion. Yo he tenido ramas enteras hechas piedra, donde, además de señalarse la porosidad de los troncos y fibrazon de la madera y cortezas, se percibian en la hoja todas sus partes, hasta las venas mas pequeñas y trabazon de sus fibras, lo mismo que pudiera distinguirse en la hoja verde acabada de cortar el arbol; al respeto de estas, he tenido grandes pedazos de madera petrificados que, á la primera vista, antes de tocarlos, parecian madera muy seca porque solo el color havia variado en ellos. 1069 Con todas estas señales, no me puedo persuadir á que la misma maddera, hoja y otras cosas semejantes metidas en este rio se conviertan en piedra, quedando de una dureza tal como la que se vé; y siendo innegable el hecho, es preciso dar alguna salida á esta transmutacion. Para ello, supongo, como allí se advierte; que las mismas peñas que lava el rio con sus aguas, y todo lo que estas mojan, se halla cubierto de una costra tan dura ó poco menos que la misma piedra principal, y con ella se aumenta su primer volumen distinguiendose el adquirido del primitivo en el color, pues el sobrepuesto amarillea alguna cosa; de esto podemos inferir que las aguas del rio están mezcladas con algunas materias ó partes muy sutiles, petrificantes, viscosas y pegajosas, las quales se unen con la pieza que circundan y, al passo que se van introduciendo con su mucha sutileza por los poros de ellas, van ocupando el lugar de la fibrazon, que la misma humedad pudre y deshace poco á poco hasta que, por fin, queda todo lo que fue hoja ó palo consolidado de aquella materia petrificativa y impresas en ella las partes de la primera con la señal de fibras y de venas porque, al mismo tiempo de introducirse, sirviendose sus conductos como de una especie de molde, vá tomando su figura.

Una especulacion echa con algunas ramas me comprobó este dictamen y fue que, haviendolas partido, huvo algunas hojas y palillos que saltaron al quebrarlos, y lo interior estaba tan sólido y duro como verdaderamente piedra, sin mas accidente de su primitiva sustancia que el de su estructura; pero en otras saltaba lo que yá estaba consolidado de la materia pedregosa, y las fibras que no havian tenido bastante tiempo para hacer una total corrupcion se distinguian todavia á la vista de madera, unas mas podridas y deshechas que otras, algunas hojas huvo que solo en lo exterior tenian una muy delicada y ténue telilla de la materia nueva y en lo interior se conservaban enteras y, por algunas partes, empezadas á deshacer con la corrupcion. 1070 Assimismo, es de notar que esta materia se pega y une con mas facilidad á todo lo corruptible que á lo de mayor consistencia, como las piedras, y no hay duda que la razon de ello sea el hallar en la una poros, donde, introduciendose, puede quedar fixa, y, no encontrandolos en la otra aquella que se pegó, la lava y desune el continuo batidero ó corriente de agua; con que, no tiene lugar de aumentarse como en las cosas porosas; assi, aunque en las piedras se ven algunas costras, nunca llegan estas á aumentar sensiblemente su grandor, no obstante que la diferencia del color lo haga percibir algun tanto; el que tienen las hojas petrificadas tanto en lo exterior como por adentro es blanquizco algo amarillado, y lo mismo, los troncos aunque en estos tira siempre alguna cosa al que tiene el mismo palo quando seco.

1071 Aunque todo lo que se estiende el reyno de Quito de norte á sur en lo que ocupan los corregimientos no tiene indios bravos ó infieles que lo amenacen, se conoce no estarle muy distantes respeto de la inmediacion que le hacen los goviernos de Quixos y Macas, Jaén y Maynas, los quales están circumbalados y interpolados entre varias naciones de ellos, como yá se dixo. Assi, con solo passar la cordillera oriental de los Andes acia aquella parte, se suele dar con ellos, y de muchos parages se descubren las humaredas que hacen subiendo á alguna altura en la misma cordillera; esto sucede mas frequentemente desde la que hace espaldas al pueblo de Cayambe y siguiendo por toda ella hasta el norte del pueblo de Mira, perteneciente á la jurisdiccion de la villa de San Miguel de Ibarra. Los corredores de venados que van á buscar la diversion de esta caza á aquellos cerros suelen con este motivo verlas frequentemente, tanto por esta parte como en la misma cordillera desde la jurisdiccion de Riobamba hasta la de Cuenca. En el pueblo de Mira se han visto repentinamente algunos de estos indios que han passado de sus tierras y se han buelto á retirar con la misma inadvertida presteza. Algunos de los indios de aquellos corregimientos, buscando la vida libre y ociosa, suelen huirse de sus pueblos y passarse á ellos para poder, entre los que barbaramente siguen los errores de la idolatría, de la embriaguez y de la torpeza, entregarse el vicio y á la ociosidad, logrando el ser servidos de las mugeres que son las que tienen el cargo de cuidarlos y mantenerlos, quedando ellos sin otro mas que el de la caza quando la necessidad les obliga á buscarla ó se les antoja sacudir la pereza para aprovecharse de ella, y assi viven infamemente sin sujecion á ley, religion ni obligaciones, libres de poder ser corregidos en el desorden de sus vicios, que es lo que su genio é inclinacion apetece. FIN DE LA PRIMERA PARTE

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