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Datos principales


Desarrollo


CAPITULO V Comercio de Panamá en todos tiempos con los reynos del Perú y Tierra Firme 280 Por lo que se ha dicho cerca del comercio de Portobelo en tiempo de galeones, se podrá comprehender el de Panamá en la misma ocasion por ser esta ciudad la primera donde se desembarca el tesoro del Perú y la que recibe las mercaderias á proporcion que suben por el rio de Chagre, cuyo tráfico dexa crecidas utilidades en aquel vecindario, yá en el arrendamiento de las casas yá en el flete de las embarcaciones yá en el de las mulas y, finalmente, en los negros que, formando quadrillas, hacen el acarreto desde Cruces de las cosas volumosas ó delicadas porque lo muy fragoso de aquel pequeño transito, donde el camino está cortado á pico sobre piedra viva, atravesando los cerros de las cordilleras, y en partes con tanta estrechez que apenas puede passar el cuerpo del bagage, no permite que, sin conocido riesgo, se puedan conducir en mulas. 281 Fuera de estas ocasiones de armada, nunca faltan en esta ciudad gran número de forasteros por ser aquel como un forzoso transito por donde han de passar todos los que se encaminan á los puertos de la mar del sur, en el Perú, y no menos los que de estos han de hacer viage á España, á que se agrega el tráfico continuo de los navíos del Perú con frutos, esto es, arinas, vinos, aguardientes de uba ó de Castilla, como llaman en todas las Indias, azucar, cebo, cordovanes, jabon, aceyte, aceytunas y otros semejantes. Los navios que passan de Guayaquil llevan cacao y cascarilla, cuyos generos tienen siempre allí salida, particularmente en tiempo de paces.

Todos los frutos, ó la mayor parte de los del Perú, tienen gran variedad en los precios, y hay ocasiones en que los dueños pierden del principal y, muchas veces, el todo, y otras en que lo triplican, segun la abundancia ó escasez que hay de ellos. Las harinas tienen gran peligro porque con las calores se pican y corrompen, de modo que es preciso echarlas al mar. Los vinos y aguardientes, recalentandose las botijas, toman el gusto de la pez y quedan incapaces de uso alguno. El cebo se derrite y despues se apolilla y convierte en tierra, y á este respeto los demás. Por lo qual, aunque suele ser grande la ganancia, tambien es grande el riesgo de las pérdida. 282 Los barcos costeños que hacen frequentes viages de la costa del oeste y de la del este proveen la ciudad de puercos, aves, tassajo, cebo, plátanos, raices y otros mantenimientos y semillas, con lo qual está abastecida abundantemente. 283 Las embarcaciones del Perú ó de Guayaquil en tiempo que no hay armada se vuelven de vacío, y las que pueden lograr alguna utilidad es llevando negros porque, quando el assiento de estos está corriente, hay en Panamá una facturía ó caxa correspondiente de la de Portobelo, adonde los passan immediatamente por ser allí su salida, tanto para todo el reyno de Tierra Firme como para los del Perú. 284 Recayendo en el presidente de Panamá la facultad de poder dar permisso todos los años á uno ó dos navíos para que pasen á los puertos de Sonsonate, el Realejo y otros pertenecientes á la provincia de Guatemala y reyno de Nueva España con el fin de conducir de ellos brea, alquitrán y jarcia para las embarcaciones que trafican allí y abastecer aquellos puertos de viveres del Perú que no se pueden consumir en Panamá, passan á ellos los que han obtenido la licencia, pero muy pocos vuelven allí porque, siendo la carga que les dexa mas utilidad la tinta añil, ó bien hacen su viage con ella á Guayaquil ó en derechura á los puertos mas al sur.

285 La carestía de frutos que padece esta ciudad y su distrito respeto de los muchos que necessita y entran de fuera le está recompensada en el fondo de las saladas aguas con el rico tesoro de las perlas que se crian en los ostiones. Las minas donde se producen tan preciosos y estimables granos son las inmediaciones de las islas del Rey, de Taboga y otras muchas hasta el numero de 43, que forman un pequeño archipielago en aquella ensenada. El primero á quien los indios dieron el anuncio de ellas fue á Basco Nuñez de Balboa quando pasó á descubrir la mar del sur, regalandole algunas el cacique Tumaco; al presente, son allí tan comunes que será muy rara la persona de algun possible vecino de Panamá que no tenga negros esclavos suyos empleados en el ministerio de pescarlas. Y porque su methodo no es sabido de todos, he juzgado propio de este lugar el darlo á conocer. 286 Los dueños de negros escogen los mas adequados para el fin de la pesquería; y por hacerse esta debaxo del agua, es preciso que sean nadadores y de largo resuello. Embianlos á las casas donde tienen su assiento ó rancherías y lanchas propias al intento, en las quales se embarcan diez y ocho ó veinte negros con un caporal, mas ó menos conforme la capacidad de la embarcacion y el numero de la quadrilla; alarganse de tierra á los parages, en donde tienen yá reconocido que son los criaderos y que el agua no excede de diez, doce ó quince brazas sobre el fondo; llegados al sitio, fondean en él y se zanbullen en el agua, atados con una cuerda, que lo queda assimismo á la embarcacion en el lugar de cada uno, y llevando consigo un pequeño peso para poder baxar con menos dificultad, luego que llegan al fondo, arrancan una concha y la ponen debaxo del brazo izquierdo, la segunda toman con la mano del mismo lado y la tercera mantienen en la derecha, que es con la que las arrancan; con estas tres conchas ó una mas que suelen recibir en la boca, surgen á tomar resuello y las ponen en un costalillo que tiene cada uno; assi que ha recobrado vigor con la respiracion, vuelve á zambullirse, y en este exercicio se mantienen ó bien hasta que tienen completo su trabajo ó hasta que se sienten cansados de él.

Cada uno de estos negros buzos tiene obligacion de entregar á su amo diariamente un numero de perlas que está yá establecido allí, y es uniforme entre todos. Luego que tienen en su saquillo las ostras ó conchas necessarias, dexan de baxar y van abriendolas y, sacando las perlas, entregan al mayoral hasta satisfacer las que les tocan por obligacion para su amo, y estas, aunque sean imperfectas ó pequeñas, han de passar en la quenta con tal que quaxada la perla, cumplido el numero, todas las que ha sacado de mas son del negro aunque sean grandes, y en estas no tiene otro derecho su amo que el de comprarselas, no queriendo venderselas á otra persona, pero es lo regular que se las dexe á él por un precio muy moderado. 287 No todos los dias pueden estos negros completar el todo de su jornal porque en muchas de las que se sacan ó no ha quaxado la perla ó no la havia totalmente ó el ostion estaba muerto, y la perla, haviendo padecido con su productor, no valía nada; y en estos casos, todas las que salen en esta forma no se les descuentan, y es menester que las completen con perlas de recibo, que assi se explican en este comercio ellos. 288 Además del trabajo que les cuesta á los buzos esta pesquería porque las conchas están fuertemente asidas entre las peñas del fondo, llevan el peligro de algunas especies de pescados, que hay en mucha abundancia, y son tan perjudiciales que ó bien se comen á los negros ó los oprimen y matan contra el fondo, dexandose violentamente caer sobre ellos.

Parece que estos animales, al ver que los hombres les roban lo mas precioso que produce su elemento, lo pretenden defender de este modo y, aunque en todas aquellas costas los hay de estas calidades y en ellos se experimentan los mismos riesgos, abundan mucho mas en aquellos donde el fondo es pródigo de esta riqueza. Los taburones y tintoreras, que son monstruosa magnitud, hacen pasto proprio los cuerpos de los pescadores. Y las mantas ó los comprimen envolviendolos con su cuerpo ó cargando todo su peso sobre ellos contra el fondo; parece, no sin razon, que el haver dado nombre de manta á este pescado nació de su figura y propiedad porque, siendo aquella en lo estendido y grande como una manta, hace el mismo oficio que esta envolviendo en sí al hombre ó otro animal que coge, y estrechandolo de tal suerte que le hace rendir el ultimo aliento á fuerza de comprimirlo; la hechura de este pescado es semejante á la de la raya, á excepcion de ser sin comparacion mayor. 289 Para librarse de este peligro, lleva cada uno de los negros un cuchillo fornido y agudo con el qual hieren al contrario luego que lo perciben, buscandole por parte donde no pueda hacerles daño, con lo qual huyen y los dexan libres. El negro caporal, que se mantiene en la lancha, hace guardia á los que puede descubrir y advierte por medio de las cuerdas que cada uno tiene atada al cuerpo para que se prevengan, y aun se echa él al agua con otra arma semejante para ayudar á la defensa; pero, aunque hay toda esta precaucion y cuidado, suelen quedar sepultados en los buches de estos peces algunos negros y otros baldados con alguna pierna ó brazo menos, segun la parte por donde les cogió.

La industria no ha dexado de emplearse en descubrir alguna maquina artificiosa para hacer estos buzos sin tanto peligro, y, aunque ha encontrado uno ú otro instrumento, no ha correspondido en la práctica su uso á lo que anunciaba la especulacion, y, por esto, han sido hasta aqui de poco o ningun provecho los que se han imaginado. 290 Las perlas que se cogen allí son por lo regular de buen oriente, y algunas se han particularizado en el tamaño y figura, siendo de notar que assi como se encuentran unas mas regulares en la figura que otras ó mas grandes del mismo modo se hallan tambien con mas oriente y muchas aceradas y sumamente imperfectas en el color. Una parte de las perlas que se cogen allí se trae á Europa y es la menor; las mas son llevadas á Lima, donde se venden con mucha estimacion porque se gastan á proporcion y se introducen en todas las partes interiores del reyno del Perú. 291 Fuera de las perlas, tenia el reyno de Tierra Firme en tiempos passados el renglon del oro, que se sacaba de los minerales de su dependencia, con el qual se aumentaban sus riquezas considerablemente. Parte de estos minerales están en la provincia de Veraguas, otros en la misma de Panamá y el mayor numero; los mas abundantes en metales y los que daban oro de mejor calidad son los que están en la provincia del Darién, por cuya razon han sido siempre estos los que se llevaron la atencion de los mineros, mas, despues que los indios se sublevaron y se hicieron dueños casi de toda la provincia, fue preciso abandonar las minas, y quedó la mayor parte de ellas perdida, y reducidas las que pudieron conservarse á solo aquellas que se hallaban en las fronteras, de las quales se sacan algunas cortas porciones de oro, y pudieran ser mayores si el temor que infunden los indios con su acostumbrada inconstancia y la falta de seguridad que debe haver en su amistad no diesse motivo á que, cautelandose los dueños de minas de los contratiempos que pueden sobrevenirles, dexen de empeñarse en el aumento de las tareas con la eficacia que se necessitaba para su mayor fomento.

292 Aun sin estar expuestas al antecedente peligro las de Veraguas y Panamá, no es mayor el fomento que experimentan, y esto procede de dos causas; la una es el que los metales son poco abundantes en ellas, y el oro que dan, no de tanta ley como el de las del Darién, y la otra, que es assimismo la mas poderosa, que, teniendo en aquellas mares el rico producto de las perlas con que encuentran aquellas gentes mas seguras las ganancias, se aplican á él, prefiriendolo al oro de las minas, mas costoso de adquirir, pero no por esto dexan de trabajarse algunas, aunque pocas, sin las que yá se han dicho de las fronteras del Darién. 293 Además de las utilidades que dexa en Panamá su crecido comercio, como lo que pertenece á haberes reales no equivale á los sueldos que se pagan de aquellas caxas, recibe todos los años un situado de dinero bien considerable, que se remite de Lima para la subsistencia de la tropa, ministros de la Audiencia y otros que los tienen assignados por el rey.

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