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Datos principales


Desarrollo


Cómo Roldán fue a ver al Almirante, y no llegó a ningún acuerdo con éste Recibida por Roldán la carta que le envió el Almirante, respondió al tercer día, manifestando que deseaba hacer lo que se le mandaba; mas porque su gente no le consentía que fuese a verle sin bastante seguro, le rogaba se lo enviase conforme a una minuta que remitía, firmada por él y ratificada por los principales que le acompañaban. Muy pronto le envió el seguro el Almirante, a 26 de Octubre, y luego fue Roldán, más con intención de atraerse a algunos de aquél que de acordar algo, como se conoció por las cosas injustas que pedía; por lo cual volvió sin tomar acuerdo alguno, diciendo que participaría todo a los suyos, y según lo que determinase, le escribiría; y para que hubiese alguno que por parte del Almirante tratase y asegurara lo que fuese acordado, le acompañó un mayordomo del Almirante, llamado Diego de Salamanca. Después de muchas razones, envió Roldán una escritura de concordia, para que el Almirante la firmase; y escribió, a 6 de Noviembre, que lo contenido en aquélla era lo que había podido recabar de su gente, y que si Su Señoría ilustrísima la aprobaba, volviese a enviarla a la Concepción, porque la falta de bastimentos le obligaba a salir del Bonao, y esperaría la respuesta hasta el lunes siguiente. Habiendo visto el Almirante esta contestación, y considerando los indecorosos capítulos que pedían, de ninguna manera quiso concederlos, para que no fuese menospreciada la justicia si cedía con deshonra suya y de sus hermanos; pero, a fin de que no tuviesen motivo de quejarse, y dijesen que procedía en este caso con rigor, mandó a 11 de Noviembre publicar un seguro que había de estar puesto treinta días, como lo estuvo, a las puertas de la fortaleza, cuyo tenor era que, por cuanto mientras él estaba en Castilla, habían ocurrido algunas diferencias entre el Adelantado y el Alcalde mayor Roldán y otros que habían huido con éste, sin embargo de ello, todos en general, y cada uno de por sí, pudiesen ir a servir a los Reyes Católicos, como si nunca hubiera sucedido nada, y que a quien quisiera volver a Castilla, se le daría navío en que ir, y orden para que le pagasen el sueldo, como se había acostumbrado con los demás, lo cual se ejecutaría si, dentro de treinta días, comparecían ante el Almirante, para gozar de esta seguridad; protestando que si no se presentaban en el dicho término, se procedería en justicia contra ellos.

Luego envió a Roldán este seguro, firmado, por medio de Carvajal, dándole por escrito las razones por que no se podía ni debía firmar los capítulos que habían enviado, y les recordaba lo que era justo que hiciesen si querían cumplir con lo que pedía el servicio de los Reyes. Con esto fue Carvajal a la Concepción, a ver los rebeldes, que estaban muy altivos y soberbios, riéndose del seguro y diciendo que pronto se lo pediría el Almirante a ellos. Todo esto pasó en tres semanas, en cuyo tiempo, so color de prender un hombre que Roldán quería ajusticiar, tuvieron sitiado al alcalde Ballester en la fortaleza, y le quitaron el agua, creyendo que por falta de ella se rendiría; pero, con la llegada de Carvajal, levantaron el asedio, y después de muchos altercados que hubo entre ambas partes, se juntaron e hicieron el seguro siguiente:

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