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Datos principales


Desarrollo


Capítulo 66 Tratará en este capítulo de la manera les dio abiso el rrey Colomoxcatl de Cholula a los baxadores mexicanos para boluerse a Tenuchtitlan lleuando nueua de su baxada al rrey Ahuitzotl teuctli Despachados los mensajeros, les dixo que se boluiesen a Mexico Tenuchtitlan e les dio dos guías muy abisados, no los biesen las guas que estauan la parte llaman Huitzyacac, que agora se llama Los Rranchos. Y llegados los mexicanos, enbueluen sus rropas les fueron dadas como fardos de paxa (çacaquimilli), y ellos se enterraron a la orilla de las guardas hasta después de medianoche. Y partidos de allí, con sus criados cargados lo más delicadamente que pudieron, y llegados a las orillas del monte de los de Chalco, dixeron: "Ea, hermanos, ya estamos saluos de los enemigos y los términos mexicanos", los baxo del Monte del Bolcán y la Sierra Neuada, haze temerario frío a causa de los grandes niebes que haze la Sierra Neuada. Començaron a coxer leña seca y a hazer lumbre y escalentarse. Salidos de allí, llegan al pueblo de Amaquemeca y banse derechos a la casa del señor de allí, derechos, que era este prençipal baxador Tlilancalqui y Tocuiltecatl, e le dixeron: "Señor, fuimos a una enbaxada. Hazenos merçed de darnos de comer, benimos con mucha hanbre". E les rrespondieron le plazía, hellos estauan al seruiçio suyo, y les dieron de comer como pertenesçía a quien ellos eran, y dixeron los mexicanos a los tamemes chulultecas: "No habléis, hermanos, que nosotros hablaremos, porque ya sabéis que os matarán".

Y con esto, dixeron los mexicanos a los chalcas: "biá luego a hazer en el puerto de Ayoçingo que nos tengan canoas para pasar a Mexico por la laguna, stamos del 87r de los caminos cansados". Y biaron luego los chalcas a prouerlo y, así, se partieron los mexicanos. Llegados a Mexico, los baxadores dan la rrespuesta del señor de Huexoçingo, Xayacamalchan, "y lo propio dixo el rrey de Cholula, bendrán y les aguardemos en Xocoquiahuac. Y traemos a los que binieron con nosotros de Cholula". Dixo Çihuacoatl: "Sea norabuena. Ya con esto cumplimos lo que somos obligados y al dios de ellos, Camaxtli Tlilpotonqui, y en caso llamamos a esos prençipales no es a ellos, al teutl Camaxtli, e tanpoco creo bendrán de temor, pero con esto abéis cunplido. Y pues son benidos los chulultecas, llamen al mayordomo mayor (Petlacalcatl)". Benido, díxole: "tre bos y el mayordomo de Cuedaxtlan tenedme en mucho secreto a estos chulultecas y daldes de bestir y de comer como a nosotros y abentajaldes en comidas rregaladas y cacao, rrosas, flores, perfumaderos cunplidamente y muy secretamente, que nadie lo sepa, so pena de las bidas", lo qual obedeçieron muy cunplidamente. E otro día preguntó Çihuacoatl si abían benido los mensajeros de la baxada de Tlaxcalan. Dixéronles que no abían benido. Dixo: "Plega a a nro dios los depare bien, no les aya susçedido alguna desgraçia. Y para esto báyanlos a topar gente en Calpulalpan". Rrespondió Cuauhnochtli fuesen y mandasen tener allí guardas y belas de gente buena y, así, fueron a Calpulalpa y, llegados quatro prençipales mexicanos y mucha guardia, a cabo de terçero día una noche bieron benir los mensajeros de Tlaxcala, benían bestidos de hoja de palma y cargados de leña y tréuol montesino (ocoxochitl).

Dixéronles qui eran, de dónde eran, para dónde yban. Dixéronles: "Somos mexicanos fuimos por baxadores a Tlaxcala y a Tliliuhtepec, que nos biaron". "¿Quién os bió?", dixeron las guardas. "biónos Çihuacoatl". "¿Cómo se llama Çihuacoatl?" Dixeron: "Llámase Tlailotlac Çihuacoatzin Tlacaeleltzin". tonçes les acabaron de conosçer las guardas e dixéronles: "Seáis bienbenidos, hermanos, que en buestra espera estamos aquí, que están con gran sobresalto del rriesgo de buestras personas". Llegados a Mexico Tenuchtitlan, dixeron el buen rresçibimiento le hizieron los tlaxcaltecas, y rresultos de no querer benir, y asimismo a los de Meztitlam y los de Tliliuhquitepec, que no quieren benir. Dixo Çihuacoatl: "Con esto, hijos, abéis cumplido ura baxada". Tornaron a rreplicar los enbaxadores: "Dixímosles a todos los señores que no tan solamente ellos eran conbidados, sino a los de Huexoçingo, Chulula, Mechuacan y tanpoco quisieron con esto benir ni biar sus mensajeros, antes nos dixeron: "Bolueos. Mirá si podéis pasar por nras guardias". Y así, con esto, benimos por los montes de noche caminando con aspereza". Llegados los baxadores de Mechuacan, le explicaron al rrey Camacoyahuac, el rrey de la Boca ancha: "Preguntó: "¿Quién se pone agora por uro rrey?" Diximos que Ahuitzotl teuctli e dixo: "El otro rrey, Axayaca, ¿cómo tomó atreuimiento de osar poner los pies en estos mis rreynos? ¿Cómo dexó aquí muertos a todo su ynperio, si no huyeran, nenguno quedara a bida? Y con esto bolueos, que no quiero yr allá".

87v E paresçe se condolieron de nosotros. Porque sus guardias no nos matasen, nos binieron a dexar hasta mitad del monte". Y este es nro mensaje de la parte de Mechuacan. Dixo Çihuacoatl: "Será norabuena, mexicanos. Con esto abéis cumplido ura enbaxada". E otro día binieron los baxadores de Yupitzinca, dixéronles heran contentos de benir con la seguiridad antepuesta "y para ella traemos sus basallos con nosotros", de que holgó mucho Çihuacoatl e preguntó que a dónde los aposentaron. Dixéronle que en casa del mayordomo de Cuernabaca y los de Guaxtepec, de que holgó de ello Çihuacoatl e mandó a Petlacalcatl (mayordomo mayor del rreyno) que tubiese espeçial cuenta y cuidado dellos estrangeros de Yupitzinco, de todo lo nesçesario quan cumplidamente fuese menester. Y llegándose el tiempo, llamó Çihuacoatl a todos los prençipales mexicanos e díxoles: "Ya beis que es llegado el tiempo de la gran fiesta y coronaçión de nro caro y amado nieto, del rrey Ahuitzofl teuctli, y la solene honrra del tetzahuitl Huitzilopochtli, para lo bean los son nros conbidados de la muerte de sangre cruda de nros enemigos". Rrespondieron los mexicanos luego a terçero día estaría todo a punto. Y así, llegado el día y llegados los conbidados, toldaron todo el palaçio de xunçia (tullin) y rrodelas de lo mesmo y todo el çircuito del templo, que tenía en quadra çiento y sesenta braças largo, otro tanto en ancho, y todo lo alto del templo todo toldado de tullin y tréuol montesino (ocoxochitl) todas las gradas, que tenía, como está dho, trezientas y sesenta escalones, tantos días echauan ellos en el año, çinco y seis días menos de la nra cristiana rreligión, y mucha summa de leña y tea todas las quatro noches antes de la fiesta.

Y abiendo jumtado mucha summa de flores, rrosas de muchas y diuersas maneras, todo a pumto, bienen los cantores al cuarto del alua con el teponaztle y tlalpanhuehuetl, atabal de asiento, todo dorado, comiença la música solenne. Y luego, ante todas cosas, les dan a los dos rreyes de Aculhuacan y de Tacuba, Neçahualcoyutzin y Totoquihuaztli, rrosas y flores, perfumadores y orejeras y beçoleras doradas o de ro y piedras de gran balor, y mantas y pañetes muy galanas, y luego los ponen trançaderas y plumas rricas trançado con ello, llaman quetzaltlalpiloni, e acabado ellos, luego por su orden a todos los señores de lexos tierras, enemigos, todo a conforme dieron a los dos rreyes, con mantas muy galanas a las marabillas, cotaras doradas, braçeletes de pies con cueros dorados. A la postre bino el mesmo Çihuacoatl a donde estauan los chulultecas señores prençipales y los de Yupitzinco, lleuando consigo al rrey Ahuitzotl. Les dan rrosas, flores, perfumaderos muy galanos dorados y danles tras ello beçoleras, orejeras y coronas o medias mitras de papel dorado y bandas de cueros dorados (matemecatl) y braçeletes de pies de cuero colorado dorados, trançaderas con cuero dorado y muy rrica plumería, mantas muy rricas, cotaras doradas y pañetes labrados, y las manos rrosas, flores y perfumaderos. Comiençan ellos a bailar y cantar al estilo mexicano y luego comiençan de apagar 88r las lumbres y luminarias y ynçensarios que los mayordomos traían ardiendo en el baile y areito.

Y así como los enemigos traron en el areito a bailar, luego las apagaron, señal de paz con ellos. Dedado el baile general, dexan los comunes el baile y canto y solamente los señores prençipales mexicanos bailaron quatro géneros de canto: el uno era llamado melahuacacuicatl (el canto berdadero y derecho); segundo, el de Huexoçingo; terçero, el canto de Chalco; el quarto, de otomi el canto. Y todas estas bezes que los prençipales señores de Huexoçingo, Chulula, yupitzincas, salían a bailar, tantas bezes les dauan de bestir de todo punto como al prinçipio se les dio, mostrando con ellos mucho amor y boluntad y paz con ellos. Y duró el canto y baile quatro días, y todas las bezes que salían a bailar se tornauan a trar su palaçio de ellos, dado que nadie los beya, y lo propio hazían de noche, que salían a bailar y cantar y les dauan diuersas maneras de rrosas, perfumaderos muy galanos. Al cauo de ellos dixo Çihuacoatl: "Hijo nro, amado y caro nieto Ahuitl teuctli, rrey de los mexicanos, despidamos a estos prençipales de Huexoçingo, Cholula, yopitzincas, se bayan a la buena bentura, y démosles orexeras, beçoleras de oro y de piedras preçiosas, mantas, pañetes labrados de todas maneras, cotaras doradas diferentes, y lleuen rrodelas doradas y espadartes (maaccuahuitl), trançaderas con plumería muy rrica, porque tiendan sus prençipales la grande del ynperio mexicano y bengan al rreconosçimiento de nosotros". Y así, fueron despedidos.

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