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Datos principales


Desarrollo


Capítulo 63 Tratará en este capítulo como fue elegido y puesto, alçado por rrey, Ahuitzotl teuctli, hijo menor de Monteçuma Ylhuicamina, rrey de los mexicanos fue Ansí, idos como fueron los doze mexicanos y los dos rreyes Neçahualcoyotzin y Totoquihuaztli, rrey de Tacuba, y con ellos los prençipales de los dos rreyes, y héchole gran rreberençia, le lleuaron en medio, que no le dixeron nada hasta estar en el gran palaçio delante de Çihuacoatl Tlacaeleltzin y de todo el senado mexicano, y con el biexo ayo de Ahuitzotl lo tenía en guarda en tlilancalmecac. Llegado al palaçio, le asientan en el trono lo estaua sus hermanos ya difuntos, dízele el rrey Neçahualcoyotl: "Agora, amado hijo, os entrega este senado mexicano y nosotros, uros abuelos y criados, que es el cofre çerrado de la esmeralda preçiosa de este baleroso ynperio. Le abéis de traer a cuestas y trauaxar con el cuerpo y el ánima, que agora os lo tregan abierto los mexicanos. Y le abéis de guarda, defender, acreçentar en mayor estado y señorío, que es Coatepetl tetzahuitl Huitzilopochtli, le abéis de barrer su casa, templo, y sus mandamientos, de los que suelen hazerle de grandes sacrifiçios, que a esto fue biado, para que aguarde a los estrangeros y dé de comer, beuer y bestir a todos los que fueren en su obidiençia y basallaxe, que es esta comida para los quatro dioses que está aguardando y frontero el uno del otro de oriente a poniente y de norte a sur, de que abéis de usar de buestras guerras para este comer de los dioses, que sepan los que hasta agora no lo sauen que están aquí es 82v estos dioses, que an de comer, pues ellos nos trujeron y encaminaron a este lago de agua de entremedias de estos tulares, cañauerales, y abéis de aguardarlos aquí los de las quatro partes del mundo.

Y asimismo abéis de tener cargo de mirar por la gran laguna y açequias y ojos y manantiales de las aguas y dentro de las tierras y montes, los llanos y desiertos, para bos lo mandéis lo hagan; y todo seruiçio de tetzahuitl Huitzilopochtli, que esto dexaron uros antepasados, abuelo, tíos, padre, hermanos por bía y parte y mandato de buestro abuelo, hermano de Monteçuma Ylhuicama, que es el Çihuacoatl Tlacaeleltzin, que os a de rregir y mandar. Y abéis de obedezer a sus mandamientos, porque a de ser todo de su mano guiado y ordenado, que es como el platero de oro que primero a de apurar, linpiar de toda escoria lo malo y lo bueno atraello con benibolençia a este ymperio mexicano". Por lo consiguiente le amonesta y propone el rrey de tepanecas Totoquihuaztli, es segunda persona en el mando, y abiéndole propuesto todo lo que conbiene a buen prínçipe y señor, con diligençia y cuidado sobre to le encarga a los biexos, biexas, pobres, menesterosos, socorro de sus personas, "que no abéis tan solamente, señor, uro trono y asiento usioso, sino muy diligente y cuidadoso todo, como de bos se espera a buen prínçipe y señor". E acabado esto, le ponen la corona, que es azul, de pedrería rrica, como media mitra, le llaman xiuhtzolli. Luego le aguxeran la ternilla de la nariz dentro de las bentanas de la nariz y luego le ponen lo que llaman teoxiuhcapitzalli, una piedra muy sutil, delgada, pequeñita, en la nariz, y luego le ponen el matzopetztli, significa manopla o guante de malla, y en el pie derecho, la garganta del pie, le ponen una muñequera de cuero colorado llaman ycxitecuecuextli, y luego le ponen las cotaras azules, son xiuhcactli, y una manta azul de rred con pedrería senbrada, luego le ponen el maxtli, pañetes azule labrado.

Bestido y adornado, le lleuam a los pies del Huitzilopochtli a presentarse y a hazerle el omenaje que a rrey pertenesçe hazer. Acabado esto, le lleuan a la casa toda de piedra llaman tecalli y allí le saludan y le obedeçen por tal señor los dos rreyes primero, luego la corte mexicana, luego todos los prençipales y señores estrangeros. Y allí le presenta muchas cosas de su tributo, señal de basallaxe, como es mantas rricas, pañetes, arcos, flechas con sus carcajes, manoplas (matzopetztli), zebratanas. Luego tras ellos bienen los saçerdotes de los templos de todas partes y los de Calmecac, Tlilancalco y de Yupico y Huitznahuac, Tlacatecpan, Tlamatzinco y Atenpan, Coatlan, Molloco, Tzonmolco, Yzquitlan, Tezcacoac, los quales son agora los barrios nombrados de Mexico, San Juan, San Pablo, San Sebastián, Santa María la Rredonda. Luego bienen los que tienen cargo de los ynçensarios, tlenamacaque, tlamaçeuhque, usan esto en penitençia. Saludado y rreuerençiado, dizen: "Somos los que tenemos cargo de los templos y lugares llamados de punças, para punçar y sacar sangre en prezençia de los dioses, llamamos los templos huitzcalco, yecalco, adonde están los ynçensarios, adonde se crían los señores y prençipales y todas las demás nasçiones". 83r A la postre bienen los tratantes, mercaderes, harrieros de las juridiçiones de la corona e ymperio mexicano, son los primeros que son causa de las guerras por el trato y grangería que tre manos traen, tienen estos su dios y templo de por sí, que es llamado su ydolo Meteutl.

Dízenle que a estos tales honrre mucho, que traen las piedras muy preçiosas, esmeraldas, chalchiuhuitl de diferentes maneras, oro fino, plumería a las marauillas, los pellexos de pájaros muy galanos, como son tzinitzcan, tlauhquechol, çacuan, y otros muchos géneros, pellexos de tigueres, leones, onças, lobos blancos, leones blancos, porque estos tales son los que tiene en peso este ymperio y señorío. Y con esto, rresponde Ahuitzotl a todos en general dándoles muchas graçias y agradeçiendo el bien que de mano del senado Mexico a rresçibido, no siendo mereçedor de tan gran bien y merçed, y promete de mantener justiçia rrecta. Con esto lebántase luego el Çihuacoatl Tlacaeleltzin, dize a todo el senado mexicano: "Agora, señores, conbiene que con toda breuedad para este nueuo rrey se laue los pies y haga solene sacrifiçio en su coronaçión, porque creo yo que con esto y en mis días se acabarán y fenesçerán mis días, que ya yo estoy muy biexo y cansado, que con esto yrá sastifecha mi boluntad, que tendí yo fallesçiera quando las coronaçiones de Tiçoçic y Axayaca fueron. Paresçe los tiempos y la noche, día, ayre, tierra, agua, me an dexado hasta yo beer esta postrera coronaçión de este último sobrino mío. Y es menester que con breuedad se haga. Y para esta coronaçión es menester que los rrebeldes que no quieren benir a la obidiençia de este ymperio y lo que les pedimos no quieren dar de su tributo, son los de chiapanecas, xiquipilcas, Xilotepec, otomíes y maçahuaques y Xocotitlan y Cuahuacan, y allá es menester baya el campo mexicano para con ellos hazer la çelebraçión de esta fiesta y coronaçión del labatorio y sacrifiçio el rrey Ahuitzotl".

Con esto, dixo el senado mexicano: "Para esto es menester que biéis uros mensajeros en Aculhuacan al rrey Neçahualcoyotl y a Totoquihuaztli y a todos los demás señores prençiales sujetos a este ymperio, chalcas y chinanpanecas en general, que todos bengan con sus gentes". Y así, luego Çihuacoatl bió a Tezcacoatl y a Tocuiltecatl por mensajeros a los dos rreyes. Partidos los mensajeros y hecha su baxada, fueron rresçibidos con plazer y alegría y les dieron de merçed rropas de bestir y calçar. Boluieron con esta rrespuesta a Çihuacoatl, de que holgó mucho, lo más breue será juntar a toda la gente de guerra. Dende a beinte días ubieron hecho y adereçado armas de todo género, primeramente los çinco barrios de la çiudad de Mexico Tenuchtitlan, Moyotlam y Teopan, Ytzacualco y Cuepopan, y los de Tlatelulco, que agora son llamados de Santiago. Aperçibidos, les dizen que han derechos a aguar todo el campo a Chilocam. Començó a marchar el campo mexicano, abiéndose partido todos los demás uno, dos, tres días antes al mesmo pueblo de Chilocan. Llegados allí, llaman a los cuacuachictin y a los nombrados otomi y a los de Tacuba y a los chinanpanecas, Xochimileo y a los chalcas y Coayxtlahuacan y a los montes uezinos y malinalcas, finalmente, a todos los capitanes a la casa, tienda o jacal de los generales mexicanos, 83v e les proponen una larga plática en alabança y gloria de las bitorias que an alcançado las guerras; y que agora con esta gente ynútil, de poca estimaçióm, era nesçessario mostrar el esfuerço, balor de sus personas, animándoles con balerosos ánimos a esta enpresa, que se alcança eterna fama y onrra, que para siempre sean loados y ensalçados todas las partes del mundo.

Y con esto, aquel día començaron a escojer los más balerosos mançebos y soldados biexos nombrados cuachictin y los otomies, ansí llamados. Comiençan luego a ponerse en orden en sus rringleras y Cuauhnochtli les dixo a los capitanes: "Señores soldados tequihuaques, conquistadores de enemigos, mirá mucho por los mançebos bisoños, daldes esfuerço y ánimo, ayudaldes si cayeren". Y llegados los mexicanos, dizen a bozes: "¡Poco a poco y a fuego y sangre de los enemigos!" Con esto, dan una grita tan temerosa y alaridos los subían a los çielos y arremeten a los enemigos tan balerosamente. Los primeros fueron de los enemigos, fueron xiquipilcas con los de Aculhuacan y luego tran los tepanecas, tras ellos a los chinanpanecas y luego, a los de Nauhteuctli, son Yztapalapa, Culhuacan, huitzilopochcas, Mexicançingo, luego los chalcas y los montañeses y los de el Marquesado, luego los de Matlaçingo. Finalmente, biendo los enemigos que a más andar morían mucha cantidad de ellos, dan bozes, diziendo: "Señores, çese ya, mexicanos, buestras fuerças, sosieguen uras armas, descansad. Ya benimos a lo que bosotros quisiéredes". Rrespondiéronles: "No es menester, traidores, que todos abéis de morir y peresçer, uno ni nenguno a de quedar con bida". Con esto tornaron a ellos tan rreziamente que de aquella begada murierom muchos de ellos. Tornan luego a dar bozes los bençidos, diziendo: "Señores mexicanos, çesen ya las muertes. Doleos de criaturas de cuna y las que comiençan a andar y a gatear y de las pobres biexas y biexos.

Bengamos a todo lo que bosotros quisiéredes y çese ya la mar rebuelta del teoatl, del heruor uro". Dixeron los mexicanos: "Sea norabuena. ¿Quántos pueblos son los que sois aquí?" Dixeron los enemigos: "Dos somos no más". E les dijeron los mexicanos: "Lo que abéis de dar de tributo, el çedro de la tierra, y de gordo cano una una gran braça o braça y media, que sirban de camas de madera; setenta camas y tres camas muy grandes, rreales". Rrespondieron son muy contentos dello. Más se les pidieron de tributo bigas y morillos y tablas para puertas y bentanas, y los que an de lleuar de tributo de cada un pueblo, son Xiquipilco y Cuahuacan, Yçilla, Maçahuacan, Xocotitlan, "y estos çinco pueblos, no trante bosotros con ellos, an de dar de tributo cada un pueblo a quatroçientas cargas de maíz y a dozientas cargas de frisol y quatroçientas coas de labrar y onças del monte y çierbos biuos y liebres, conejos y pellexos de lobos". Con esto quedaron contentos los unos y los otros. Dixeron los mexicanos: "Esta noche haremos aquí y muy de madrugada daremos con los pueblos de Chiapa y Xilotepec", y con esto, se quedaron aquella noche allí.

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