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Datos principales


Desarrollo


Capítulo 59 Trata en este capítulo como, por persuaçión del senado mexicano, hizo gente el rrey Tiçoçic para yr a la conquista de los pueblos de Meztitlam Acabados de despedir los dos rreyes de Aculhuacan y tepanecas y los demás señores de todos los pueblos sujetos a la corona mexicana, dende algunos días hizo juntar Çihuacoatl Tlacaelel a todos los mexicanos señores y prençipales, llamados Tlaacateecatl, Tlacochcalcatl, Hezhuahuacatl, Ticocyahuacatl, Cuauhnochtli, Toocuiltectal, Tezcacoacatl y Mixcoatlaylotlac, Tequixquinahuacatl, Nezhuahuacatl, y con ellos los teuctlamacazque, saçerdotes del templo y mançebos prençipales. Dixeron: "Pues ya, señores, tenemos rrey, está hecha cabeça otra bez de este ymperio, conbiene se haga una solene conquista, pues es la primera empresa haze el rrey para el acreçentamiento de la onrra del tetzahuitl Huitzilopochtli con los cautiuos que della rresultaran". Abiendo dho esto, los unos y los otros abiendo dho que en tal parte, otros se segundase en Mechuacan, otros que no, sino a las costas de Cuzcatlan se abían rrebelado, aunque no estauan puestos la corona, stauan de por medio, yndeçisos. Dixo a esto Çihuacoatl a todo el senado: "A mí me paresçen uros paresçeres muy bien. Yo de mi parte y boto digo será bien se haga esta conquista adonde estaua situado otra bes, hes en los pueblos de Meztitlam". Concordaron todos fuese así, pues era el mejor acuerdo aquel de todos y no muy lexos de la corte mexicana.

Rresultos con esta, proponen bayan baxadores 76r a los dos rreyes comarcanos y, así, fueron elexidos para ser baxadores a Tezcacoacatl y al Hueyteuctli. Llegados a Culhuacan, explican la baxada a Neçahualcoyotl. Abiendo pasado muchos paresçeres sobre, se bino a concluir que mucho de norabuena, que quería hazer junta y cauildo de todos sus basallos para con toda la breuedad posible juntar beinte mill soldados, de ay para abaxo. Y bueltos al pueblo de Tacuba, y para acortar rrazones, que le plazía con las beras, luego quería junta y cabildo y juntar siete u ocho mil dados para quando se diese la boz y para el abasto de matalotaxe. Rresueltos, los mensajeros boluieron con la rrespuesta a Mexico Tenuchtitlan, como estauan ya con la espera se adereçasen la gente mexicana para conseguir la enpresa primera de Tiçoçic, rrey, lauarse allí en el templo de crueldades ynumanas de la sangre de los justos ynoçentes, miserables yndios estrangeros, yncrédulos y tendimiento y rrazón, los pobres yndios gentiles de Meztitlan. Ban luego al mesmo propósito a todos los demás pueblos, Chalco, chinanpanecas, toluqueños matlatzinca y a todos los demás, los quales, todos abisados, luego proponen todos la breuedad y junta de la más gente y matalotaxe para el camino, aguardando la boz de Mexico Tenuchtitlan. Y los mexicanos en este comedio adereçeuan todos los barrios armas, rrodelas, espadartes, hazían, labrauan muchas baras tostadas (tlatzontectli), hondas, piedra para solo como pelotas arrojadizas con sogas rrezias, y con todos los exerçiçios de armas.

Ni más ni menos todos los demás pueblos comarcanos, de las Tierras Calientes hasta Tepeaca, Tecamachalco y todos los serranos, otomites, malinalcas y hasta las tierras y pueblos de sesenta leguas de la corte mexicana, Guaxaca, Colima, con otros muchos pueblos. Y así, ni más ni menos, fueron mensajeros hasta adelante de Tulançingo, en Çacatlam, para que estubiesen aperçibidos. Dende algunos días fueron por mandado de Çiguacoatl que dixesen al rrey Neçahualcoyotl y al señor de tepanecas Totoquihuaztli que partiese con sus gentes y, entendido, luego otro día partieron sus capitanes camino de Tulançingo. Y Çihuacoatl preguntó a los otros mensajeros lexos abían ydo si abían ya partido de sus pueblos, porque luego partirían los mexicanos en rretaguardia de toda la gente fueren. Ya puesto en orden todo y partidos todos los más de las gentes, partieron los mexicanos, gente muy bien ordenada, llegaron aquella noche a Tecontepec, que allí estaua aguardando al nueuo rrey Tiçoçic el rrey Neçahualcoyotl. Llegado, le saludó y aposentó y tubo con él muy larga oraçión de consolatorias palabras, esforçándole con baleroso ánimo. E otro día llegó el campo a los términos de la gente enemiga en Atotomilco y abiendo hechas muchas preguntas a los de allí de la manera, calidad y cantidad de gentes que son los bezinos suyos de Meztitlan, concluidos las enemistades de ellos con los de Meztitlan, les propone el rrey Tiçoçic que luego se apresten para la guerra, de que fueron contentos, y ellos y los otomies de Yzmiquilpa y los de Atucpa, 76v otomies balientes, y cada uno por su orden, quisieron ellos tomar de su boluntad la delantera hasta los límites y términos de Metztitlam, y se escoxieron tre todos ellos los más balerosos y esforçados de todos ellos.

Y estauan en atalaya todos los yndios enemigos de Meztitlan; comiençan alçar una grita tan atropellada se bienen luego como unos lobos hambrientos al ganado obexuno y detiénense por la escurana noche en sus estancias. Y luego antes del alua, dos oras antes del día, ban los otomis de Yzmiquilpa y Atucpa y atotonilcas, dan sobre ellos tan rreziamente que como balerosos peleauan y los enemigos no hazían sino benir de rrefresco, que estauan ya tan lasos y cansados que no se podían tener. Y baxado de lo alto de un çerro, que estauan a la mira, bieron benir a los enemigos rrebueltos con los de Cuextlam, gente de la costa de la mar. Luego bino todo el campo mexicano; oyendo la nueua con toda priesa comiença a caminar, oyendo los otomies los yban a más andar acabando de matar; y los mançebos y muchachos que no eran usados al arte de las armas unos acordouan, otros entristeçidos, otros llorauan ya sus muertes tan temprana; ban luego los cuachicme y los otomies. Llegados los unos y los otros la parte que dizen quetzalatl y Mamian, junto a una fuente de agua clara, se comiençan tre ellos una muy rrezia pelea. Ban luego los naturales de Matlatzinco y todos los los serranos otomies de Xocotitlan, tras ellos ba la capitanía de los de aculhuaques tezcucanos, tras ellos ba la capitanía de los tepanecas de Tacuba, tras ellos ban los chinanpanecas, Suchimilco y Cuitlabaca y los demás de ellos, Yztapalapan; ban luego la capitanía de Chalco; a la postre ba el campo mexicano.

Dixo el general Cuauhnochtli a Tlilancalqui: "Ya beis, señor, que todo el exérçito an ydo y no rrestan sino nos los mexicanos, porque ya beis que están ya cansados los chalcas, gente balerosa. Agora podemos yr por nra orden y poco a poco tre los moços jóbenes uno, dos, tres de nosotros, para darles esfuerço y ánimo, y muy poco a poco, que es la tierra cálida y haze gran calor. Y agora benimos a pagar nra obligaçión del señorío mexicano, que es prestado y es de el tetzauitl Huitzilopochtli lo que gozamos, comemos, bestimos, calçamos, la rrosa, perfumaderos. Agora es tiempo lo gratifiquemos con las propias bidas". Y con esto, llegan a donde estauan los chalcas, que estauan ya tan lasos, fatigados, cansados y con la gran calor del sol estauan tan fuera de sí que paresçían borrachos. llegando, danles gran esfuerço y ánimo, mándanles se rretiren a tomar un poco de rreposo y los biexos, cuauhhuehuetque, mayorales de los barrios danles luego un breuaxe llaman atolatl y pinolatl. Dizen los mexicanos: "Esta bez y no más", y tra la una capitanía con todo el orgullo posible. Cansado y fatigado, bían la bandera y gente de otro capitán, Ezhuahuacatl, anbos con Tezcacoacatl, y, cansados, bían luego a Tlacateecatl con su gente y a Tlacochcalcatl. Cansados, bían a todos los cuachicmes 77r y los nombrados mexicanos otomis, tequihuaques conquistadores, con todos los mançebos y moços muy pequeños, bisoños, que jamás se an hallado en guerra alguna.

Dixeron los biexos prençipales: "Señores y hermanos, estos moços nobeles, jóbenes, pobre de ellos. Quicá alguno terná bentura de que benga a su enemigo o le dé su hado de traer presa de su esclauo o enemigo. Y no los tengamos tan poco, que podría ser salir más que los capitanes nombrados, pues a ello son benidos, a morir. Y si escapasen, sepan en Tenuchtitlan dar rrazón de su empresa, benida y trabaxos. En espeçial que nosotros los prençiales y nombrados yremos con ellos a los lados, esforçándolos y no dexándoles de la mano". Y los moços con palabras de los biexos quedaron con alguna afrenta y así, tre ellos con ánimo baleroso acometen a los de Meztitlan y a los guaxtecas, con tanto ympitu licuaron de tropel a los guaxtecos y meztitlanes hasta ençerrallos la parte llaman dentro del quetzalatl, y los más dellos cautiuaron guaxtecas, otros, con el ayuda de los primeros, catiuaron tanbién sus esclauos. Y con esto çesó la batalla y dixeron los capitanes Tlacateecatl y Tlacochcalcatl: "Mexicanos, descanse el campo mexicano". Tornáronse a las estançias de los buhiyos y tiendas del campo. Mandó Tlacochcalcatl llamar a todos los prençipales y capitanes de todos los pueblos a las tiendas de los generales. Llegados, dízeles Tlacateecatl: "Señores y hermanos y capitanes, ya es cumplido el mando, ya abéis hecho cada uno con todo uro poder, aunque lleuamos muy pocos cautiuos para la señoría y serbiçio del tetzahuitl Huitzilopochtli, para se selebre su prinçipiado de señor y rrey el mançebo Tiçoçic Çhalchiuhtona.

Y es tan a costa nra hemos dexado senbrado en estos campos muchos hermanos, padres, tíos, sobrinos, deudos nros, pero el consuelo y alegría es aber fecho esto en campo de tanto balor, que es campo florido, y aunque muerto, con bitoria. Boluámonos, señores, a llorar y onrrar nros amigos, deudos, parientes y çelebralles sus onrras conforme como cada uno era". Rrespondieron todos en general, dándole graçias, que mucho de norabuena, dándoles mucha honrra a los mançebos jóbenes del primer rrecuentro de batalla su bida salir con tanta bitoria, que por ello se les darán a cada uno de ellos el premio de que se pondrán beçoleras y orejeras y se pondrán ya mantas rricas y pañetes (maxtlatl) galanas y cotaras de cuero de tiguere y trararán ya en palaçio y sentarse an con los buenos prençipales y comerán en palaçio y se les darán por el rrey sus tiempos rropas de merçedes como a los demás. Començaron a caminar; llegados con el rrey Tiçoçic a Chicnauhtlan, llegado el mensajero a Tenuchtitlan, explica la baxada a Çihuacoatl y como la balla ubo con los de Meztitlan y cuextecas murieron de toda calidad de gentes trezientos hombres y de los esclauos fueron quarenta los presos se traen, de todas parcialidades de gentes, en espeçial mançebos mexicanos. Partido el mensajero y esplicada la baxada a Çihuacoatl y hecho la baxada, hizo llamar a los cortesanos biexos de Mexico Tenuchtitlan al rresçibimiento, abién 77v dolo oydo Çihuacoatl.

Y los biexos los salieron a rresçibir trayendo por delante los mançebos jóbenes llaman bisoños, jamás bisto ni trado en guerra alguna, benían delante con seis esclauos y los demás mexicanos no traían más ni tanpoco trujeron los de Tlatelulco uno ni nenguno. Llamó asimismo el Cihuacoatl a los tlamacazque, saçerdotes de los templos, estubiesen todos a la mira que en trando el rrey Tiçoçic por Tezontlalnamacoyan, que es agora junto a Sancta Catalina, que tocasen todos los templos de sus açoteas caracoles y atabales de alegría y tubiesen limpia la casa de tristesa de calmecatitlan. Mandóseles a los biexos llaman cuauhhuehuetque se adereçen al rresçibimiento, los quales trançados detrás del colodrillo con cueros colorados, con unas mantas betadas de negro les llaman nacazmicqui (orejas muertas), con pañetes negros, con beçoleras de oro y orejeras de piedras delgadas algo baladíes, con sus rrodelas y bordones, como biexos cansados, y se ponen en dos rringleras. Y tras ellos binieron los llaman achcauhtin, señores de los barrios, y maestros de mançebos, y de la manera de la manta era los pañetes, con sus calabaçillos de piçiete llaman yhetocomatl, lleuan sus costalillos adonde ba el sahumerio de copal (mirra) y sus brazeros con fuego, y ban hasta donde llaman agora Nonohualco. Llegados allí, tanbién están ya allí los cautiuos en la guerra. Bienen por sí los cautiuos de los muchachos. Llegados allí, les saludan diziendo: "Seáis muy bien benidos los hijos del sol y aire, noche, tierra, agua, y házenles gran rresçibimiento a los cautiuos".

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